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Reparar monumentos de Tlayacapan tomará por lo menos dos años

Propietarios de 40 viviendas consideradas patrimonio histórico, sin apoyo para reconstruir

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Cincuenta por ciento de la estructura del ex convento de San Juan Bautista, en Tlayacapan, Morelos, resultó dañada tras el sismo del pasado 19 de septiembre. Autoridades municipales calculan que la restauración tardará entre dos y tres añosFoto Rubicela Morelos
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El edificio del ayuntamiento de ese municipio, que también data del siglo XVI y fue apuntalado con polines y herreríaFoto Rubicela Morelos
Tlayacapan, Mor.

Al menos dos años durará la restauración de los principales atractivos del pueblo mágico de Tlayacapan afectados por el terremoto del 19 de septiembre pasado: el ex convento de San Juan Bautista, que data del siglo XVI; 10 capillas (de un total de 26) y la sede del ayuntamiento, lo que perjudicará a los habitantes de este municipio, cuya principal fuente de ingresos es el turismo.

En esta localidad del noreste de Morelos resultaron dañadas 749 viviendas, pero el Fondo de Desastres Naturales (Fonden) sólo reconoce estragos en 428: 358 con daño parcial y 70 como pérdida total, informó el secretario general del ayuntamiento, Israel Alarcón Rojas.

En entrevista en la casa de cultura municipal, donde despacha ahora, señaló que tanto el ex convento como la alcaldía –que también data del siglo XVI– quedaron muy dañados tras el sismo de magnitud 7.1.

Va para largo

El funcionario explicó que los inmuebles afectados son restaurados por personal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), con la intervención de empresas aseguradoras, ya que dichos monumentos históricos contaban con pólizas.

Reconoció que no se ha calculado el valor monetario de los daños en estos inmuebles, pero según los expertos del INAH es mucho dinero. En cuanto al tiempo que durará la restauración, nos dijeron que va para largo, calculan entre dos y tres años, detalló Alarcón Rojas.

Mientras se realicen los trabajos no habrá acceso al ex convento, al ayuntamiento ni a las 10 capillas. Debajo de una carpa colocada en el atrio del ex convento de San Juan Bautista se ofician las misas dominicales y a la sombra de un árbol hay oficinas improvisadas.

La alcaldía, ubicada frente al ex convento, está apuntalada con cientos de polines y con herrería en todos sus arcos para evitar que se derrumbe.

Los comercios permanecieron cerrados durante un mes, tres meses después del terremoto la situación ha comenzado a regularizarse con la llegada de turistas que desean ver los daños que el sismo causó en diversos recintos.

Alarcón Rojas, indicó que los propietarios de al menos 40 casas situadas en el centro de la cabecera municipal, catalogadas como patrimonio histórico y totalmente destruidas, tienen que cumplir con una serie de requisitos que les impone el INAH, tanto para derrumbar como para reconstruir, lo que ha provocado inconformidad entre las familias damnificadas.

Son las casas más antiguas, que no tenían varilla ni cimientos. El INAH les está dando una valoración. Con sus propias reglas, autoriza demoler o conservar las fachadas, precisó.

Sin embargo, los dueños de esas viviendas, a diferencia de lo que sucede con el ex convento, el ayuntamiento y las capillas, no cuentan con más apoyo que el entregado por el Fonden, como si se tratara de casas comunes.

Mencionó que, pese a ser pueblo mágico, Tlayacapan no ha recibido más apoyo que el del Fonden, que ya fue distribuido. No obstante, la reconstrucción de viviendas antiguas aún no comienza debido a que sus dueños y el INAH no se ponen de acuerdo.

Estamos sensibilizando al INAH para encontrar un punto medio, para que la gente se sienta segura al construir; el instituto tiene sus lineamientos y dice qué usar, subrayó.

El INAH nomás estorba

La familia Nopaltitla Chillopa estaba derrumbando su casa de adobe debido a que el techo y una barda se desplomaron, pero personal del INAH les ordenó que pararan y que reconstruyeran con adobe y una mezcla de baba de nopal y cal.

“El INAH nomás estorba, porque nos dice: no derrumben y reconstruyan sobre eso, pero no nos dicen ‘les vamos ayudar con dinero’. ¿Cree que con adobe, baba de nopal y cal se van a sostener las paredes? ¿Cree que así aguantará otro sismo?”, pregunta María Eugenia Nopaltitla Chillopa.

Esta familia tenía un negocio de venta de artículos de barro, el cual se perdió casi por completo al derrumbarse el techo. Los del gobierno prometieron apoyarnos, pero fue mentira. Aquí llevamos tres meses debajo de este manteado, reprocha.

Esta familia, como otras que sufrieron pérdidas totales, recibió 120 mil pesos del Fonden, pero no pueden demoler ni reconstruir porque el INAH insiste en que se usen materiales y técnicas antiguos.

Pedimos al INAH que nos deje construir con cimientos de concreto, fuertes, pues si hay otro temblor ellos no van estar aquí, nosotros sí, arguyó María Eugenia Nopaltitla.

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