En entrevistas por separado, tanto el secretario general de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA), Álvaro López Ríos, como el presidente nacional de la Central de Organizaciones Campesinas y Populares (Cocup), José Jacobo Femat, coincidieron en que el incremento principal se dará en el maíz, seguido del frijol, arroz, tomate, sandía, melón, chile y trigo, así como el huevo y pan.
López Ríos agregó que en Ciudad de México los precios ya subieron alrededor de 10 por ciento en casi todos los productos, y en los próximos meses el aumento se mantendrá.
Esto seguirá por la negociación del TLCAN, el alza en las tasas de interés, la incertidumbre de la coyuntura electoral. Todo esto generará una espiral alcista mucho mayor. Los productos básicos van a subir alrededor de 20 por ciento durante este año, indicó el dirigente de la UNTA.
Señaló que el aumento será inevitable por el precio de las semillas, fertilizantes, agroquímicos y combustibles utilizados en la producción agrícola, ya que muchos de los insumos son importados.
Uno de los principales problemas que generan aumentos constantes es que México no produce las semillas ni se ha instaurado una política para generarlas de manera local, sino que se provee con importaciones, principalmente desde Estados Unidos, explicaron ambos dirigentes.
José Jacobo Femat recalcó que hace falta un ajuste de casi 20 por ciento; cada producto es distinto, pero es el aumento que se ve. El maíz es de los más sensibles, porque tiene una mayor cantidad de productores
. Detalló que el frijol es uno de los alimentos con mayor perspectiva de aumento debido a que los insumos que se utilizan para su cultivo son importados, lo eso impacta a la cadena productiva. Además, 70 por ciento del arroz es importado, por lo que también está sujeto a la variación del precio del dólar y los mercados internacionales. Las semillas de tomate, sandía, melón y chile también llegan en gran medida del extranjero.
Para el dirigente de la Cocyp la política alimentaria del país es contradictoria, pues los productores se tienen que enfrentar a un mercado de libre comercio, pero para las grandes empresas sí hay garantías de precios.
Recalcó que la definición de los precios no debe ser una medida política o electoral, ya que debe ser un precio accesible para el consumidor, pero a la vez, un pago justo para los productores, y reducir los márgenes para los grandes acaparadores de tierra o producción, ya que son los únicos que se ven beneficiados con grandes incentivos.