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NUEVAS REGLAS

Bien bonitos los priistas en sus fotos en que salen todos menos uno, o todos menos tres, o así, buscando la unidad de su partido previo a la designación de quien será el candidato que en común con Nueva Alianza postularán para el gobierno del estado. Para muchos, la designación que haría el Comité Ejecutivo Nacional del tricolor –los locales no pudieron alcanzar un acuerdo entre otras cosas porque la figura del dirigente, Alberto Martínez González, es suficiente para llamarlos a conciliar cierta civilidad, pero no para lograr el consenso en torno a alguna de las figuras que, a veces son seis, otras hasta diez, y así, porque dice el dirigente que a todos se toma en cuenta.

Lo cierto es que las cosas siguen aunque más cerca del tiempo de definición. Guillermo del Valle Reyes, Jorge Meade Ocaranza y Amado Orihuela Trejo parecen haberse puesto de acuerdo en apoyarse mutuamente en caso de que la definición les favorezca a cualquiera de ellos, o a alguien más; aunque en términos más generales, parece que los aspirantes y muchos dirigentes priistas, traen a Francisco Moreno Merino y a Matías Nazario Morales entre ceja y ceja, por lo que su designación parece mucho más difícil si el comité nacional considera que los votos en Morelos le resultan importantes. Con la desventaja que llevan en la carrera presidencial, podrían decir que la definición en Morelos debe ajustarse a apoyar al candidato José Antonio Meade Kuribreña, a competir para ganar la elección, garantía no fácil con la baraja que se tiene ahora. En términos prácticos, si consideramos que el electorado morelense en términos generales no vota por mujeres, quedarían eliminadas excelentes propuestas, como Rosalina Mazari Espín; igualmente quedarían descartados los que se han ganado el rechazo de sectores partidistas importantes, como Matías Nazario y Francisco Moreno; también tendrían que eliminarse aquellos que no hayan tenido gran contacto con electores no priistas (el PRI está urgido de los votos más ciudadanos), en cuyo caso, el líder cañero Amado Orihuela también sería una designación cuestionable; y así, podría seguirse decantando la lista con el riesgo de quedarse sin nadie.

Aún queda la posibilidad ¿o el riesgo? de que la dirigencia nacional priista decidiera que ninguno de los inscritos tiene posibilidades de crecer electoralmente lo que se necesita del quince de enero al día de la elección, en cuyo caso, bien podría designar algún ciudadano decente ¿conocen a alguno? Y si lo hay… ¿querría ser candidato del PRI?

Por lo pronto, la unidad priista es lo que los puede volver regularmente competitivos en el proceso electoral, lo consiguieron en el plano federal a tal grado que ya están sumando liderazgos de otros partidos (Qué rollo con Javier Lozano, ¿no?). Nuevamente tendríamos que recomendarles a los priistas la teoría de los juegos, no importan sólo sus piezas, sino las que están jugando sus adversarios.

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