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LA COLUMNEJA

Graco no entiende que no entiende  ...

 

Exigir justicia a la que todos tenemos derecho en Morelos se convierte en un crimen, se revictimiza a las víctimas y se persigue a quienes encabezan movimientos de quienes  lo largo de los años no han alcanzado a esa señora, la justicia,  a la que un gobernador obtuso no quiere ciudadanizar. Graco no entiende que no entiende, que los morelenses se encuentran más allá de “hasta la madre” de sus frivolidades, mentiras y actitudes hitlerianas, de rencores y venganzas.

 

En la administración graquiana, hasta el momento son tres las fosas encontradas, donde la Fiscalía General inhumaba de manera clandestina y completamente despegada de la ley, cuerpos sin registro, sin pruebas de ADN, perfectos desconocidos, los que tal vez a más de año y medio de su desaparición los sigan buscando sus familiares.

 

La de mayor escándalo y que tiene un responsable directo en el malamente venido de Tabasco, es la localizada en la comunidad indígena de Tetelcingo donde se encontraron apilados cual trozos de leños más de 150 cadáveres de los que la Fiscalía tenía pleno conocimiento. Escándalo que surge a la luz luego de que una madre reclama el cuerpo de su hijo a más de un año de distancia, despojos que fueron sepultados con nombres y apellidos con el conjunto de desconocidos en aquella fosa común.

 

La fosa se destapa y con ella el escándalo y la sospecha de que el gobierno del estado esconde algo muy turbio, muy fuera de la ley, y que hasta el momento no ha querido aclarar a pesar de las constantes quejas de familiares de algún desaparecido que esperan encontrar en ese mortuorio tumulto ya de huesos carcomidos, a su pariente perdido en la maraña del tiempo.

 

Con falsificación de firmas en documentos oficiales, falta de certificados de defunción, sin orden alguna y debido acuerdo del Registro Civil, la Fiscalía General del Estado de Morelos, llevó al cabo la inhumación de esos más de 150 cuerpos en la fosa común de un predio rústico ubicado en Tetelcingo, que no es considerado como panteón oficial.

 

Alejandro Vera Jiménez, rector de la máxima casa de estudios morelense, en un gesto humanitario encabeza un movimiento social con las víctimas para esclarecer e identificar plenamente cada uno de los cuerpos sepultados, reitero, ilegalmente, clandestinidad que a casi dos años permanece en la impunidad. Esta actitud y el temor de que se llegue a una verdad realmente histórica de cómo y porqué fueron sepultados con ese talante. Por este gesto hoy se encuentra demandado penalmente junto con otros personajes y parientes de algún familiar allí sepultado.

 

Para evitar que la Fiscalía iniciara la exhumación de estos cuerpos sin el protocolo que marca la ley,  los dolientes tomaron simbólicamente “el panteón” sin tocar un centímetro de aquella tierra. Esto bastó para que el sujeto que gobierna a distancia se “enchilara” porque la lumbre ya le llega a los aparejos y ordenara a la fiscal, porque así fue, iniciar carpeta de investigación en contra del rector, otros personajes y algunas de las víctimas.

 

Lo absurdo llega a su máxima expresión cuando los cargos son “sabotaje, afectar el orden social y no permitir la procuración de justicia (?), quebrantamiento de sellos y ultrajes a la autoridad (?). Nada más infantil que de ninguna manera procederá, y si en cambio el gobernador se verá una vez más humillado al perder un juicio basado en su estulticia y ocurrencias.

 

El vergonzante caso ha sido llevado a la Procuraduría General de la República, donde se espera que sea esta dependencia la que atraiga las exhumación e investigaciones para dejar en claro qué es lo que esconde Graco, cuál es la verdad a la que le tiene miedo, y que de una vez por todas se dejen de proteger desde la Presidencia de la República, los actos vandálicos, ilegales  y fuera de todo contexto, de este sujeto que no entiende que no entiende ... 

 

 

P.D. SOY RESPONSABLE DE LO QUE ESCRIBO, NO DE LO QUE TU PIENSAS

 

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