Candidatos, qué y con quién
La que viene es una elección muy importante para Morelos. Los últimos cuatro gobernadores, incluyendo el actual, han estado siempre en crisis e incumplieron la mayoría de sus promesas. Para que el estado salga adelante se necesita un gobierno diferente.
En unos días más los partidos políticos definirán a quienes los representarán en la contienda por la gubernatura de Morelos. Las alianzas y coaliciones ya han sido firmadas y sólo falta que se defina con quienes irán a campaña. La oferta que recibiremos los electores de Morelos en el 2018 no será mucho mejor a la que hubo en el 2012, aunque el elemento más marcado en esta elección es el profundo desgaste que sufre el gobierno estatal. La incertidumbre política y la falta de definición en los partidos abre la posibilidad para que cualquiera pueda ganar.
El enojo es el elementos que marcará la pauta de las campañas y es el ingrediente que puede echar abajo cualquier estrategia. El mal humor social ciudadano es evidente en todo el país y está muy marcado en el estado; la gente está enojada con la situación actual, muestra un abierto repudio por la clase política y desprecia a todos los partidos.
En este clima descompuesto en lo social y agravado por la violencia la clase política irá a campaña, con un escenario más atípico de lo habitual. Ninguna elección es igual, en todas hay elementos externos que inciden en el proceso, pero nunca como ahora estuvimos ante un escenario tan enredado por la falta de definición de los partidos, el acomodo de fuerzas políticas y el tremendo desgaste de las figuras de poder.
Con todo y ello las urnas van a instalarse y los políticos irán a campaña. El ciudadano recibe desde hace más de un mes un bombardeo masivo de anuncios de los precandidatos presidenciales y en breve será objeto de un cañoneo similar de los aspirantes locales.
Aún sin certeza de lo que se definirá en los próximos días es importante que la reflexión sobre el voto vaya más allá del enojo mediático con un gobierno. Los argumentos sociales para rechazar al régimen estatal son evidentes, el enfado está fuera de dudas, lo mismo que el odio que se ha formado en varios sectores. Aún así, si no queremos que la historia se repita es indispensable aprender de los errores pasados para no volverlos a cometer en el futuro.
La oferta de los partidos para Morelos en el 2018 no destaca por ningún lado. Ni lo que está definido ni lo que puede venir es garantía de cambio, ni tampoco despierta esperanza masiva. Son figuras vistas y conocidas, algunas con algún atributo personal, pero todas con desgaste público.
Desde ahora se puede anticipar lo que veremos en las próximas elecciones: por un lado el discurso en contra del gobernador, atractivo en lo social, tronante en lo político y llamativo para los electores; quienes lo tomen echarán mano del desgaste del gobierno, de los errores que se han cometido, de los excesos registrados, de los compromisos incumplidos y de los innumerables (y aún constantes) problemas en los que se ha visto envuelto la nueva visión.
La contraparte (sólo la alianza PRD-PES) tendrá que arman un discurso y una estrategia distinta, representan la continuidad graquismo y les resulta imposible romper con el gobierno. Para los perredistas la fórmula tiene que ser mucho más pensada, apoyada en los logros de la administración, ofertando la continuidad en los programas de éxito y tratando de evadir los golpes.
La primera es una estrategia más sencilla, directa, sustentada en el estado anímico de la gente y sin batallar en propuestas; la segunda deberá ser muy cuidadosa del mensaje, los tiempos y las circunstancias, prudente en muchos temas, nutrida de propuestas tangibles y esperanzada en que su mensaje pueda matizar el enojo popular.
En medio de estos dos planteamientos hay más elementos que influirán de manera importante en la campaña: la estructura y el manejo de medios: la primera, en un escenario de polarización del voto puede ser el elemento que meta al partido a la pelea y en un momento determinado rompa el empate. Lo segundo es la base de todo el proyecto: derivado del ambiente hostil que se respira en la entidad y la volatilidad de la información, a unos y a otros les interesa ganar la opinión pública, generar una ola que forme criterios y ayude a formar una percepción que influya en la elección; el manejo efectivo e inmediato de la información, desde el momento de la precampaña, servirá para marcar tendencia y generar alianzas.
Del lado ciudadano es importante ver más allá de las estrategias de los partidos; a los estrategas electorales les interesa la gente porque quieren ganar la campaña, diseñan sus escenarios y sus planes en función de un proyecto y una temporalidad; no importa la forma como se gane, siempre y cuando se alcancen los objetivos. En todos los partidos hay un pragmatismo absoluto y muy poco compromiso social.
De ahí la importancia de tener memoria, de no olvidar el pasado para actuar en el presente y mejorar el futuro. No podemos (no debemos) volver a equivocarnos ni estamos en condiciones de volver a comprar espejitos. De propuestas irreales y objetivos inalcanzables hemos estado llenos en los últimos tiempos; por ello Morelos está como está.
No se trata de actuar con el estómago y votar con el hígado; eso hemos hecho en los últimos años y los resultados los estamos pagando. Ante un escenario en donde no hay un solo candidato que destaque, ni tampoco una propuesta que garantice resultados, es vital que analicemos con cuidado las propuestas más allá de los discursos de campaña.
El 2018 es un año de definición, de replanteamiento o de desquite, depende de cada quien. Las que comenzarán en breve serán campañas enmarcadas por el descontento social, por la violencia, por el descrédito político y la incertidumbre general.
Pensemos en quién votar, en cuál nos ofrece un futuro mejor que incluya poner un alto a la impunidad que tanto nos ha lastimado en los tres poderes y en los tres niveles de gobierno.
- posdata
Los perredistas evalúan la candidatura con la cual competirán en Cuernavaca. Luego del fracaso electoral del 2015 con Jorge Messeguer, el Sol Azteca será más precavido en un municipio complejo, incierto, pero muy importante para el proyecto estatal.
La justificación que hace dos años daban los amarillos tras la derrota del insípido Jorge Messeguer fue boba: nunca hemos gobernado Cuernavaca. Cierto, lo que no dijeron es que nunca habían caído al cuarto lugar de la preferencia electoral.
De cara a esa elección hay tres figuras que el partido analiza, ninguno de origen perredista. La primera, ex priísta, es la presidenta del Congreso de Morelos Beatriz Vicera Alatriste; el segundo el diputado (aún) panista Carlos Alaniz y el tercero el legislador del PSD Julio Yáñez Moreno.
Bety Alatriste es una mujer activa, que ha dedicado mucho tiempo a la labor parlamentaria sin perder base social; la dama está superando un padecimiento de salud al tiempo de tratar de sanear las finanzas legislativas. Del lado del PRD Alatriste es la figura mejor posicionada en la capital, es la única con liderazgo y capacidad de movilización, aunque también en este momento la de más desgaste por la crisis económica de la cámara de diputados.
Carlos Alaniz milita en el PAN, pero su dirigencia le ha cerrado las puertas desde hace varios meses. El legislador fue aislado del grupo parlamentario y del partido, se quedó en medio de la pugna de poder legislativa y fue objeto del desquite personal de Juan Carlos Martínez Terrazas. Como representante popular Carlos no ha dejado la calle, tiene un bastión importante en su distrito y ha hecho trabajo permanente desde el primer día. Sin opciones en el PAN, Alaniz podría ser buscar un espacio bajo las siglas de otro partido, lo cual ayudaría a la alianza PRD-PES y dejaría al PAN sin uno de sus mejores cuadros en la capital.
Julio Yáñez se ha entusiasmado con volver a competir por la capital de Cuernavaca, ahora en una alianza que le daría más competitividad que la de su partido. El diputado es un personaje con un enorme desgaste público, poco respetado por su actuar público y sin atributos políticos o personales que le vuelvan una propuesta atractiva para la sociedad. El único valor agregado de Yáñez es la posesión del PSD, aunque con los números actuales que tienen él y su partido es imposible que gane Cuernavaca.
La candidatura de la alianza PRD-PES en Cuernavaca es importante no sólo por que se trata de la capital; ese municipio representa la caja de resonancia del estado y aquí veremos el debate más intenso y de más impacto, luego de la gubernatura.
Ni el PRD ni los demás se pueden dar el lujo de mandar candidatos flojos a Cuernavaca; independientemente de las posibilidades de triunfo, la propuesta en la ciudad capital debe ser fuerte, rica en votos e inteligente para no volverse un peso muerto.
- nota
La violencia enmarca el proceso electoral en Morelos; este arranque de año es el más sangriento en lo que va del sexenio y eso no beneficia a nadie. En once días del 2018 la suma de ejecutados supera las dos decenas y muchas de las víctimas han sido sometidos a procesos de tortura que incluyen la decapitación y el desmembramiento de sus partes.
El panorama es sombrío porque estamos ante un clima de incertidumbre, la violencia puede aparecer en cualquier lugar y a cualquier hora en forma de balacera, levantón, secuestro, extorsión y robo en todas sus modalidades. Hoy nadie, ni los niños, están seguros.
Los últimos acontecimientos violentos en los que tres integrantes de una familia perdieron la vida a manos de un grupo de sicarios nos muestra con crudeza nuestra realidad; los delincuentes actúan a plena luz del día, sin preocuparse por la reacción de la autoridad ni detenerse a pensar en los inocentes. En Morelos la delincuencia ha demostrado que no tiene cánones, que actúan sin pensar en los civiles y sin preocuparse por la autoridad.
Es imposible evitar una ejecución como las que hemos vistos; no hay manera de que la policía anticipe este tipo de actos, ni prevenga el actuar de los grupos de la delincuencia organizada. Nadie en ningún lugar del mundo puede anticipar este tipo de situaciones.
Lo que si puede y debe hacer la autoridad es tener un mejor esquema de prevención del delito y una actuación más efectiva ante las contingencias; es terrible que este tipo de cosas pasen, pero es inconcebible que cada vez que ocurren (y eso es muy seguido) el sofisticado y carísimo equipo de inteligencia gubernamental brilla por su ausencia.
El problema no es sólo de inseguridad, a ello se añade una constantemente desafortunada respuesta oficial a la crisis. De manera recurrente el gobierno niega las cosas, minimiza los hechos y victimiza a la población. Jorge Meseguer decía que era un problema de percepción, Matías Quiroz que eran hechos aislados y el nuevo secretario de gobierno egresado de la Unicuac afirma que se trata sólo de “incidentes”.
La inseguridad no es culpa del gobierno, pero es su responsabilidad atender el problema para evitar que se desborde. Lo que viene después de la violencia atañe directamente a la autoridad, empezando por la reacción policial y la atención a las víctimas. El mal manejo de la crisis y la terrible respuesta oficial a los conflictos es parte sustantiva del desgaste gubernamental.
- post it
Un puñado de militantes de Movimiento Ciudadano anunciaron su renuncia al partido; encabezados por Abdón Toledo, ex presidente municipal de Zacatepec, el militante más votado en Morelos en la historia de ese partido, se fueron varios liderazgos regionales, entre ellos el ex portero de la selección nacional mexicana Pablo Larios, quien recientemente había anunciado su deseo de competir por la alcaldía cañera.
No es sorprendente lo que pasa en el partido naranja; a nadie asombra que MC se resquebraje. Lo verdaderamente llamativo es que esa institución, otrora catapulta política de liderazgos ciudadanos, mantenga el registro con su actual dirigencia.
- redes sociales
Percepción es realidad, dicen los expertos. Lo que la gente percibe es lo que cree.
¿Qué candidato logrará un mejor manejo de su imagen, de su información y de su propuesta?
- es viernes
Cada quien decide libremente lo que hace en la hora del recreo. La única limitante es no despreciar a los que hacen algo distinto.
Hagamos patria. Hoy toca.
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