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SERPIENTES Y ESCALERAS

Las dirigencias nacionales de la coalición Juntos Haremos Historia citaron, hablaron y no dijeron nada. La decisión parecía tomada, pero al final todo quedó en un amago porque internamente el acuerdo no está planchado. La encuesta ya se levantó y los resultados ya se conocen; ahora necesitan tiempo para que la decisión no provoque fractura. Rabín está muy enojado.

 

Si algo extraordinario no sucede, Cuauhtémoc Blanco Bravo será el candidato en Morelos de la coalición Juntos Haremos Historia, conformada por los partidos Morena, PES y PT. La selección será a través de una encuesta y los resultados se conocerán en los próximos días, aunque algunos comentan que el  escrutinio ya se realizó, pero están dejando correr unos días para conciliar intereses internos. La reunión de ayer en la Ciudad de México mostró a un Cuauhtémoc que ya luce como candidato, a un Manuel desplazado, pero sumado, y a Rabín enojado.

En cuanto se definan las cosas en esos partidos lo que sigue es la integración del equipo de campaña y el proceso de cicatrización interna. Aunque en el papel la mezcla del candidato más popular con el partido que tiene más intención de voto parece invencible, todavía falta mucho para que el futbolista se alce como el ganador de la elección.

Definir la candidatura de la coalición no es sencillo, aunque es obvio cuál de los encuestados es más popular. La decisión será política, justificada en una encuesta, pero tomando en cuenta otros factores que influyen en la elección estatal e interesan a López Obrador. Blanco ganará porque es el más conocido, porque su partido presiona fuerte a nivel nacional y porque Rabín no ha hecho nada.

Rabindranath Salazar es un hombre cercano al precandidato presidencial, fue de los primeros políticos de Morelos que se pronunció a favor de Morena y siempre ha apoyado a AMLO, pero su cercanía y convicción no fueron suficientes para garantizarle la candidatura, porque localmente su figura no levanta y sus números no alcanzan para ganar. Rabín se alejó de Morelos, se confió en el dedito de Andrés Manuel y cuando quiso reaccionar ya era demasiado tarde.

Cuauhtémoc Blanco vendió bien su figura y mantiene su postura de sólo ir por la gubernatura; a pesar del desgaste local por su desempeño como presidente municipal, el americanista aprovecha la coyuntura, recibe el apoyo del PES y oferta sus números a la dirigencia nacional. El futbolista tiene algunos temas legales pendientes por resolver, pero eso no será impedimento para que las dirigencias lo seleccionen por encima del senador.

Una vez que hayan definido la candidatura lo que sigue es conciliar intereses internos, sanar heridas, armar el equipo de campaña y seleccionar al resto de los candidatos. El primer punto que deben resolver los integrantes de la alianza en Morelos es el enojo que dejará en Morena la definición por un personaje ajeno a ellos, que no se ha acercado a la estructura ni representa la ideología obradorista. Cuauhtémoc Blanco es popular por carrera deportiva, es conocido dentro y fuera del estado, pero también está muy desgastado por su labor como alcalde de Cuernavaca. Políticamente está totalmente alejado del Movimiento de Regeneración Nacional y no tiene puentes de enlace con aquel partido.

Al interior de las dirigencias comentan que la encuesta ya se levantó y los resultados se conocieron desde hace más de una semana; según algunos integrantes de la coalición, Cuauhtémoc Blanco fue quien salió mejor evaluado seguido del ex alcalde priísta Manuel Martínez. El aplazamiento del anuncio es por el enfado del senador, por eso las dirigencias acordaron dar tiempo para la conciliación interna y para buscar una salida digna para Rabín.

La decisión (ya tomada) de postular al futbolista no es del agrado del Salazar Solorio, su enojo quedó de manifiesto en el partido y en México anticipan que no hará campaña con el futbolista. Rabín pensó que la cercanía con su líder era suficiente, supuso que no había forma de que le hicieran a un lado y calculó que la encuesta no definiría las cosas. El ex perredista se confió y cuando reaccionó ya había perdido la batalla.

La coalición en Morelos suma fuerzas distintas y separadas: el PES tiene al candidato mejor posicionado y Morena la simpatía de marca, pero ninguno cuenta con una estructura sólida en el estado, ni tampoco posee una ventaja electoral que le garantice el triunfo. La mezcla candidato-partido es teóricamente buena, pero para que sea efectiva en las urnas necesita de mucho trabajo en Morena para que la militancia vea a Cuauhtémoc como su candidato y no como una imposición nacional.

En su última visita a Morelos Andrés Manuel López Obrador fue insistente en la necesidad de caminar unidos y no dividirse, vislumbraba que el panorama no iba a ser sencillo y que a pesar de la civilidad pública de los contendientes, sus equipos están distanciados. El aspirante presidencial está enterado de lo que pasa en Morelos, sabe que la militancia de Morena todavía no acepta al futbolista y también que el alcalde no se ha acercado a la base obradorista. La operación política entre ambos partidos no existe, el trato hasta ahora sólo ha sido entre los dirigentes estatales y ninguno de ellos ha tenido la capacidad de tejer más allá de una mesa de café.

La definición de la coalición mostrará al segundo integrante de la boleta electoral y convertirá al alcalde en un serio aspirante a suceder a Graco Ramírez. El futbolista no será un adversario fácil de vencer, su popularidad como figura deportiva y la simpatía social que deriva de su enfrentamiento con el gobernador lo hacen atractivo para muchos votantes. Su desgaste como edil es real, pero eso puede matizarse con una buena campaña en medios y un eficiente trabajo entre partidos.

Con Cuauhtémoc como candidato, la coalición Juntos Haremos Historia se mete de lleno a la pelea por la gubernatura de Morelos. Nadie tiene el triunfo asegurado, pero es obvio que el alcalde se convertirá en el enemigo a vencer el 01 de julio.

  • posdata

Hay dos virtuales candidatos a la gubernatura: Rodrigo Gayosso por la alianza PRD-PSD y Cuauhtémoc Blanco en la coalición Morena-PES-PT.

El próximo dos de febrero está programada la visita a Morelos del candidato presidencial priísta José Antonio Meade y algunos suponen que para entonces ya habrá definición sobre el abanderado tricolor a la gubernatura de Morelos. Matías Nazario, Jorge Meade y Rosalina Mazari son quienes siguen en la pelea.

En la alianza PAN-MC también están a punto de definir a su representante; la dirigencia que encabeza Juan Carlos Martínez Terrazas impulsa la candidatura del empresario Antonio Pedroza (¿?) y bloquea al diputado con licencia Víctor Caballero. La decisión se tomará a nivel nacional y allá Movimiento Ciudadano ha dicho que si el candidato no es Caballero, están listos para romper el acuerdo y competir solos.

El Partido Humanista podría postular como candidato a gobernador al ex rector de la UAEM Alejandro Vera. El catedrático es un hombre honesto, respetable, que mantuvo una postura firme en contra del gobernador a sabiendas que ello le traería un serio desgaste. Con un proceso penal encima y sin comunicación con los tres partidos grandes, Alejandro podría representar a una fuerza emergente, aunque ello lo convierte de manera indirecta en aliado de Graco. Explico: Por el Humanista Alejandro Vera no gana, pero sí dividirá el voto de quienes quieren sacar al PRD del gobierno; al hacerlo, Vera ayudará a la nueva visión.  

Fidel Demédicis insiste en competir, se registró como candidato independiente pero mantiene diálogo con algunos partidos. El senador es otro de los damnificados políticos de fin de sexenio: se separó del PRD, no logró entrar a Morena, el PT lo despreció y no es seguro que logre reunir los apoyos para competir como ciudadano; la opción que le queda es el Partido Verde.

Entre más candidatos a gobernador estén en la boleta, el voto más se va a pulverizar. Cuando eso sucede la fuerza de las estructuras crece y su capacidad de definir la contienda aumenta. ¿A quién le conviene que el voto se polarice?

  • nota

Transparencia Mexicana e Impunidad Cero dieron a conocer recientemente un análisis sobre los nueve estados en donde habrá de elegirse a un nuevo gobernador. De estos, Morelos aparece como líder en materia de corrupción, impunidad y opacidad.

Esto es parte de lo da a conocer el portal SinEmbargo en una nota de Dulce Olvera:

“De los nueve estados que elegirán nuevo Gobernador en 2018, Morelos y Puebla son los que reportan el peor desempeño en opacidad, corrupción e impunidad al encontrarse muy por arriba del promedio nacional de 59.25 unidades, de acuerdo con el Coeficiente TAI realizado por Impunidad Cero y Transparencia Mexicana.

Al existir una multiplicidad de medidores por separado, los gobiernos estatales y sus equipos de comunicación deciden “hacer gala” de los indicadores en los que mejor salen posicionados. Como respuesta, este índice es “una fotografía panorámica” de cómo se encuentran las entidades respecto a estos tres vicios que dañan profundamente el Estado de Derecho, explicaron las organizaciones civiles.

El Coeficiente TAI revela que la peor dimensión de Morelos, gestionado por el perredista Graco Ramírez Abreu, es corrupción al ubicarse en 100 unidades de 100. En impunidad, con 90.55 unidades, se encuentra entre las diez entidades peor calificadas. Respecto a opacidad se localiza en 85.75 unidades, por arriba del promedio en ese rubro.”

  • post it

Tal vez la estrategia de seguridad del gobierno estatal no sea tan mala como sus resultados, pero su manera de comunicarse es terrible. El desgaste del gobierno estatal tiene mucho que ver con la percepción que existe sobre la violencia que hay en el estado y eso es resultado de la forma como la dependencia se comunica.

Para el comisionado de seguridad transmitir información en forma de videos es lo mejor; tal vez el policía es un youtuber reprimido, un amante de las selfies y por ello aprovecha cualquier oportunidad para aparecer en las redes sociales.

Quizá alguien le dijo al comandante que con este tipo de capsulas no habría equivocaciones ni malos entendidos; probablemente quien aconsejó a Capella es el mismo que diseñó el plan de difusión en redes sociales del gobierno estatal. En ambos casos las cosas no han salido como esperaban.

En un tema tan complejo como la seguridad, la comunicación es básica. El fracaso en el manejo informativo se traduce en una percepción en contra del gobierno y ello anula todos los logros que se obtengan.

Simple: percepción es realidad.

  • redes sociales

La guerra al interior del congreso es intensa. El amago de trabajadores de elevar el tono de su inconformidad por falta de pago es real, lo mismo que la grilla que hacen algunos diputados en contra de la presidenta.

Lo que sucede en este parlamento es inédito: nunca antes vimos una situación similar, no hay una explicación lógica de la quiebra financiera de una institución que maneja más de 500 millones de pesos al año que sólo se utilizan para el pago de salarios y operación.

Lo que ocurre en el congreso de Morelos es sorprendente, es ofensivo y es una muestra de lo que se ha convertido la política. Hace unos meses escuchábamos a los diputados exigir cuentas, reclamaban claridad en el manejo de las finanzas y acusaban a Francisco Moreno de haber saqueado las arcas. Se hizo público un contrato millonario de armonización contable y una demanda por este concepto que presentaba un despacho de abogados del cual forma parte el diputado Moreno Merino. Más tarde todos le aprobaron sus cuentas públicas y olvidaron sus excesos.

Ahora algunos diputados alzan la voz, exigen respuestas y piden que se aplique la ley. A todos les molestó que para remediar la crisis se despidiera al personal y se hicieran ajustes profundos al gasto, pero aceptaron con la promesa de que a final de año (2017) las finanzas estarían sanas y volvería la normalidad.

Dos años y más de mil millones de pesos después las cosas no mejoraron, la crisis es cada día mayor y la legislatura actual luce como la peor de la historia de nuestro estado. No hay manera de ocultar lo evidente ni de justificar lo injustificable: los diputados consumieron más de mil millones de pesos en sueldos y operación y siguen agobiados por una crisis que no sólo expone su incapacidad para administrarse, también muestra el tipo de políticos que tenemos.

Como si fuera un mal chiste, el órgano fiscalizador del estado depende de estos diputados y lo encabeza un personaje que se ha cansado de proteger a los corruptos y vender protección a los delincuentes.

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