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SERPIENTES Y ESCALERAS

 
Morelos está muy cerca de la capital del país y muy lejos de la mano de Dios. Una entidad rica en recursos, privilegiada en su clima y con gente maravillosa ha sido castigada con lo peor de la política mexicana. La culpa no es de una persona, lo que vivimos es consecuencia de un sistema y la complicidad de los políticos.

 

El humor ciudadano será un elemento importante y muy influyente a la hora de votar el próximo primero de julio. Morelos es un estado lastimado, agraviado, dolido, en donde han pasado muchas cosas y nunca pasa nada. A pesar de la cercanía con la capital del país y la presencia física y moral de muchas figuras de la vida pública nacional, Morelos se ha convertido desde hace años en una tierra olvidada, descuidada, pervertida y sujeta permanentemente a negociaciones políticas. La culpa de lo que vivimos no es sólo de los gobiernos locales, la federación ha sido cómplice y coparticipe de la debacle de nuestra entidad. ¿A dónde volteamos?

En los últimos años nuestro estado ha pasado de una tragedia a otra: de la ola de secuestros de Jorge Carrillo Olea a la complicidad delictiva de Marco Adame Castillo, lo que hemos enfrentado como entidad ha sido terrible. Los embates delictivos no han podido ser contenidos y en muchos casos seguimos viendo que las autoridades son cómplices de la delincuencia; este ambiente de violencia provoca inestabilidad social e inhibe la inversión. En contraste con otras entidades Morelos se ha quedado rezagado en infraestructura, desarrollo y calidad de vida.

Pero entendamos que este problema es la combinación de varios factores y la actitud de las autoridades en los tres niveles de gobierno. En los últimos años nuestro estado se ha hundido de la mano de sus administraciones; casi todos los municipios están quebrados, arrastran adeudos de gobiernos anteriores y en muchos casos han cancelado la inversión pública. El estado también atraviesa por una crisis financiera que se extiende a los tres poderes del estados y lanza una misma pregunta: ¿Dónde está el dinero?

La corrupción se ha convertido en una constante que está presente en los tres poderes y los tres niveles de gobierno sin distingo de siglas partidistas; todas las administraciones están en crisis y todos los partidos son parte del problema. No hay un solo partido, ninguno, que pueda en Morelos suprimirse de este asunto. La corrupción, no lo olvidemos, es un asunto que involucra a muchas personas, no se resume a la actitud ni a la actuación de un solo individuo.

Pero la corrupción en Morelos ha ido más allá del manejo del dinero público; en la tierra de Zapata enfrentamos actos de corrupción igual o más graves, dolorosos y ofensivos para nuestra sociedad que el desvío de dinero. Los abusos de gobierno, el maltrato a las víctimas de la violencia, los trastornos sociales y la represión pública tiene como origen los gobiernos locales (municipales o estatal), pero siempre en los últimos años han gozado del respaldo de la federación. Recordemos, por poner un solo ejemplo, que en el gravísimo tema de las fosas de Tetelcingo se documentaron serias irregularidades cometidas por las autoridades estatales y a pesar de ello el gobierno federal a través del entonces secretario de gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, no sólo respaldaron las ilegalidades, también protegieron a quienes las cometieron.

Frente a la renovación del gobierno será importante que los ciudadanos identifiquemos lo que nos ofrecen los partidos. El perfil del candidato, su propuesta de gobierno y la viabilidad de sus ideas son elementos que se combinarán con un sentimiento de enfado de la gente hacia toda la clase política y una enorme sensación de incredulidad hacia todas las propuestas de campaña. Aquel que logre convencer al electorado de su proyecto y matice de mejor forma el descontento hacia los políticos podría alzarse con el triunfo en julio.

Personalmente me parece importante que el análisis que cada quien haga de su voto vaya más allá del enojo con una persona, un gobierno o una situación como la actual. No me refiero a olvidar, de ninguna manera, más bien a analizar con cuidado que quien llegue al gobierno estatal le conceda a Morelos la oportunidad de salir del bache en el que se encuentra, que tenga el talento para conducir al estado a un mejor puerto y la actitud para llamar a la conciliación general.

Platico y escucho con muchas personas, noto (lo notamos todos) un gran enfado por el estado que guardan las cosas en nuestra entidad y una comprensible desesperación porque la oferta partidista no parece estar a la altura de las necesidades de Morelos y de su gente. Precisamente por eso, porque los partidos han vuelto a fallarle a la gente y no quieren dar el paso necesario para cambiar al estado, es vital que el ciudadano haga lo propio, elija con cuidado y vaya más allá del enojo temporal al momento de sufragar.

Gobernar Morelos no es un asunto sencillo, no pudo un general con una larga carrera en materia de seguridad y buenas relaciones de poder nacionales, tampoco lo logró un joven mecánico que presumía no ser político, mucho menos un médico cuya mediocridad lo único que logró fue el crecimiento de la delincuencia y el desarrollo de los negocios de su familia. Tampoco ha podido un hombre de izquierda con amplio conocimiento, experiencia y relaciones en la política del país. ¿Qué perfil debemos elegir entonces?

La del 2018 no será una elección sencilla, ni tampoco es una decisión que deba tomarse a la ligera. Muchos ya tienen claro por quién no quieren votar, pero pocos, muy pocos, saben por quién sí votarán. La oferta electoral de los partidos es muy pobre y ello advierte un escenario complejo para Morelos en los siguientes años. No se trata sólo de tomar revancha de un régimen (aunque es válido), lo fundamental es que elijamos al mejor perfil para sacar a Morelos de la situación en la cual se encuentra actualmente.

La pregunta es básica ¿Quién?

  • posdata

Este día se registrará Víctor Caballero como precandidato del PAN a la gubernatura de Morelos, lo hace a contrapelo de sus dirigencias estatal y municipal, sin el apoyo de su comité directivo y contra la voluntad de la familia Terrazas.

El doctor Caballero podría ser el candidato de la alianza PAN-MC por descarte, porque no hay nadie más en condiciones de competir y porque las locuras de la dirigencia estatal nunca pudieron traducirse en una propuesta concreta.

Igual que sucedió con Gayosso, Cuauhtémoc y Meade, Caballero será postulado en medio de conflictos internos y pugnas partidistas; el diputado irá a campaña sin el acompañamiento de su dirigencia, recargado en Movimiento Ciudadano y con la esperanza de generar un contraste con las otras figuras que compiten.

Víctor Caballero es un buen hombre: honorable, congruente en su actuar y decidido a ir a esta batalla a sabiendas de que no será sencilla; la oferta que lanzará el médico a los ciudadanos es personal, se sustenta en su historia de vida, en su identidad con esta tierra y su deseo de curar al estado. Víctor no es el personaje más conocido ni tampoco será el candidato con más recursos, pero podría convertirse en la opción para quienes no están de acuerdo con la continuidad del gobierno actual ni confían en las patadas del futbolista.

A cinco meses de que se instalen las urnas todavía hay muchas cosas que pueden suceder; en un descuido Caballero podría convertirse en un candidato fuerte dentro del PAN y atractivo para muchos ciudadanos. La mezcla de Víctor Caballero en el estado y Javier Bolaños en Cuernavaca le conceden a Acción Nacional un buen hándicap para arrancar la campaña. El tiempo y el manejo de imagen son elementos clave para la propuesta del PAN en Morelos.

  • nota

Lo escucho de un buen amigo: “Rodrigo se ve más fuerte ahora que cuando se registró como precandidato”. El comentario me llama la atención porque quien lo externa es alguien bien informado y como muchos, ha sido un severo crítico del actuar del gobierno actual.

La explicación continúa: “Parece que los astros se le alinean a Gayosso y los demás partidos están empeñados en hacerlo ganar… ¿A quién se le ocurre lanzar a Meade como candidato? ¿Por qué volvieron a entregar Morelos?... No es que Rodrigo sea mejor, simplemente que los partidos nos están poniendo cosas peores”.

El comentario me llama la atención, lo escucho y reflexiono ¿En verdad puede el PRD volver a ganar la elección de Morelos? ¿Cuántos más pensarán así?.

Muchas cosas pueden cambiar en los meses que nos separan de la elección; falta ver el acompañamiento de los candidatos a la gubernatura en los demás espacios de elección y también la forma como los partidos y sus representantes despliegan sus estrategias de campaña.

Hoy la percepción de algunos considera  que la contienda sexenal se cerrará entre el alcalde capitalino Cuauhtémoc Blanco y el ex dirigente estatal del PRD Rodrigo Gayosso. Será la estructura contra la popularidad. En ambos casos el manejo de imagen, la estrategia en tierra y el tiempo son claves para ganar.

  • post it

El intento priísta de cerrar filas en torno a su precandidato ha sido infructuoso. La actitud y el actuar reciente de Jorge Meade hace muy difícil la reconciliación en un partido en el cual prevalece la sensación de que la dirigencia nacional entregó la plaza y acordó perder la elección.

El recibimiento que la opinión pública ha dado a la precandidatura del ex delegado de la Sedesol ha sido terrible: unos y otros consideran que se trata de un alfil del gobernador Graco Ramírez; Meade es un hombre cuestionado en lo social, señalado en lo político, enemistado con la prensa y sin las habilidades necesarias para armar una estructura electoral que realmente funcione.

Más aún: todos saben que Meade no será un candidato crítico del gobierno actual ni se atreverá a ir más allá de algunos pálidos señalamientos a la situación actual del estado. Imposible que sea de otra forma: como delegado federal Jorge Meade fue durante cinco años un defensor a ultranza del gobierno de Graco Ramírez y las relaciones de su familia con el régimen de nueva visión son inocultables.

Sólo algunos de los aspirantes a la gubernatura han acompañado al precandidato en algunas de sus reuniones; otros, los que más fuerza tienen, se han ausentado del escenario y liberaron ya a sus estructuras para que actúen y operen como mejor consideren.

La llegada de Erick castro al equipo de campaña de Meade tampoco cayó bien: el ex delegado de Segob también ha sido un permanente defensor del gobierno de Nueva Visión y de su titular. Castro Ibarra, además, carga con el estigma histórico de la derrota: en todas las campañas en las que participa, pierde.

El tiempo y la opinión pública juega en contra del precandidato del PRI; no tiene mucho tiempo para reconciliar en lo externo ni tampoco para establecer un buen manejo de medios. Si su campaña se desarrolla de la misma manera como va hasta ahora, la percepción de que es un candidato de relleno enviado a perder se fortalecerá y ello se reflejará en las urnas. 

Jorge Meade es un político que sabe hacer trabajo en la calle y que conoce a su partido, pero también es un hombre de carácter difícil, que no controla su personalidad y que frecuentemente es víctima de sus arrebatos.

“Lleva 50 años trabajando la candidatura” me comenta un amigo cercano del precandidato. “Por algo no se la habían dado” pienso.

  • redes sociales

El fin de semana se registró Luis Machuca como precandidato a la diputación local por el primer distrito. Decente, trabajador y honesto, Luis es un hombre que ya estuvo en el parlamento local y tuvo un desempeño decoroso.

No es fácil la cruzada a la que se inscribe el amigo, se trata de una contienda difícil por lo enrarecido del ambiente y lo descompuesto de la política. No tengo duda que Luis Machuca es una buena propuesta para los ciudadanos. Deseo personalmente que le vaya bien y pueda contribuir a mejorar la política de nuestro estado.

Gente decente es lo que necesitan nuestras instituciones.

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