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Matías el turquesa…

 

Matías el turquesa…

“Huy, qué miedote”, dicen los priistas sobre el retiro de las candidaturas comunes que para el estado de Morelos se habían trazado con Nueva Alianza, un partido que les representa, según ellos mismos proyectan, nueve mil votos en todo el estado, en el mejor de los escenarios. Y lo cierto es que Nueva Alianza no está en el mejor de los escenarios hace tiempo. Los resultados espectaculares que obtuvieron en el 2015, cuando colocaron a Ángel García Yáñez, Julio Espín Navarrete y Francisco Santillán Arredondo, en posiciones legislativas de mayoría, y a tres alcaldes en el estado, logrando el segundo lugar nacional en votación turquesa, lucen imposibles frente al cambio de circunstancias. Julio Espín se ha ido, Francisco Santillán no parece dispuesto a operar para el éxito turquesa en este proceso y la mayor parte de los operadores que ayudaron a obtener la votación del 2015 están ya trabajando para otros proyectos en el PRI, PRD o Morena. Sólo queda Ángel García Yáñez como valor real de los turquesas que, sin operadores, sin el respaldo del magisterio, sin los jóvenes profesionistas que nutrieron la fundación del partido y con una dirigencia más preocupada por la verticalidad que por la operación política, parecen cerca de la catástrofe electoral.

En este caso, a Nueva Alianza le convenía más el pacto con el PRI que viceversa. Para entender lo que ocurrió, tendríamos que regresar un poco en el tiempo. Cuando se firmó el convenio de coalición entre el PRI-PVEM-PANAL para las elecciones federales, se cedieron posiciones importantes a Nueva Alianza, la primera senaduría y la diputación federal por el segundo distrito.

A los priistas de Morelos les pareció sumamente caro el pacto, sobre todo considerando que el mismo día de la firma, alguien desde Nueva Alianza y muchos desde el PRI, comenzaron a filtrar a los medios que Matías Nazario Morales, diputado priista cercano a Nueva Alianza, sería el candidato porque era otra posición que se había dado a los turquesa.

Aprovechando la confusión y la poca proclividad de los morelenses a leer, se dijo incluso que se había establecido en el convenio de coalición esta cláusula. Fue falso como la mayor parte de las especies que surgieron después asegurando que Nazario Morales estaba bien posicionado, lo cierto es que una de las condiciones para la unidad priista fue, casi desde el principio, que el diputado tricolor+turquesa no podría ser candidato al gobierno del estado.

Esta condición se supo desde el principio en Nueva Alianza, y aunque la dirigencia del PRI no la reconoció nunca oficialmente, los aspirantes la conocían. Eso permitió continuar con los trabajos de construcción, no de una, sino de muchas candidaturas de unidad, a la gubernatura, diputaciones, senaduría y hasta alcaldías.

Los intentos de madruguete para generar rupturas siguieron de parte de los aliados de Matías Nazario en el PRI, el PANAL, y en los medios, lo que le fue alejando cada vez más de las candidaturas. Nueva Alianza se sintió maltratado porque Matías les había prometido algo que no se cumplió, no porque realmente lo fueran, la posibilidad de postular a senaduría y diputación federal son extraordinariamente generosos para un partido que, en sus mejores sueños, alcanza el seis por ciento de la votación total en Morelos.

Ahora hay quienes consideran que Matías Nazario podría ser candidato de los turquesas a la gubernatura, lo que sellaría su expulsión del PRI, con la que ya ha amagado el dirigente estatal, al confirmarse lo que todos saben pero pocos dicen abiertamente,

Nazario Morales jugó turquesa y quiso hacer de ese partido su plataforma para ser candidato a gobernador por el PRI, con ello le dio en la torre a la candidatura común, y probablemente a Nueva Alianza en Morelos, y a su carrera política.

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