Los italianos desaparecidos… ¿de la mafia?
Durante el partido entre el Napoli y el SPAL, de la prestigiada liga de futbol Serie A de Italia, una gigantesca manta se desplegó en la tribuna: “Liberen a los napolitanos en México”.
Desde la tribuna del estadio San Paolo, y también por medio de una marcha en la sureña Nápoles, se exigió a las autoridades mexicanas una actuación eficaz tras la desaparición de tres ciudadanos italianos en Tecalitlán, Jalisco, el 31 de enero. Lo último que comunicaron a sus familiares, según testimonio de éstos, es que varios policías en un vehículo y dos motocicletas les habían hecho el alto y ordenado seguirlos.
Los ciudadanos desaparecidos son Raffaele Russo, de 60 años de edad; su hijo Antonio, de 26, y su sobrino Vincenzo Cimmino, de 30. Y la principal sospecha, que se ha publicado en medios de comunicación, es que detrás de esto se encuentra el Cártel Jalisco Nueva Generación.
Según autoridades mexicanas consultadas para esta columna, el gobierno de Italia notificó a la PGR que la familia Russo es conocida en ese país por pertenecer a una organización criminal llamada Los Magliari (los mercaderes), dedicada a la falsificación y al fraude, y que incluso Raffaele Russo estuvo preso en Italia tres años por estos ilícitos.
No sólo eso. De acuerdo con las mismas fuentes, las autoridades italianas aseguraron tener indicios de que Raffaele Russo estaba vendiendo maquinaria y equipo falsificado de la marca alemana Bosch a empresarios y comerciantes de Jalisco. Las autoridades mexicanas sospechan que quizá vendieron el equipo pirata “a alguien equivocado” y lo demás fue una represalia.
La cooperación México-Italia ha sido cada vez más fluida desde la captura en el país europeo del ex gobernador tamaulipeco Tomás Yarrington, en proceso de extradición compartida con Estados Unidos.
Las labores de inteligencia y la investigación de campo en nuestro país la están realizando el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), la Procuraduría General de la República y la Secretaría de la Defensa Nacional con el objeto de encontrar a los ciudadanos italianos y capturar a los responsables.
El asunto no queda ahí porque hay aún varios misterios por desentrañar. Aun cuando los italianos sean vendedores de equipo pirata, cosa que está por ser probada, eso no justifica que los puedan desaparecer, y menos aún con la aparente colaboración de autoridades locales. Hay policías municipales y estatales en la mira. También está bajo sospecha, me confirman, el alcalde de Tecalitlán, Jalisco, el priísta Víctor Díaz Contreras.
Hay mucho aún qué contar sobre esta historia, que parece todavía más grande que la manta que desplegaron los aficionados en la tribuna del estadio San Paolo en Nápoles.
SACIAMORBOS. ¿“Constitución Moral”? ¿En serio? ¿Se les ocurren algunos nombres de constituyentes para este encomiable reglamento? ¿O hay que subir al cerro del Chiquihuite para recoger las tablas de la ley?