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SERPIENTES Y ESCALERAS

 
Treinta años lleva Morelos sumido en el caos y los conflictos. Van cinco sexenios de corrupción, de inseguridad y de falta de resultados. El 01 de julio puede ser un momento decisivo para el estado, con nuestro voto podemos retomar el rumbo o continuar por la ruta de la confrontación.

 

Gobernar nunca ha sido una tarea sencilla, menos en los tiempos actuales, donde la administración pública y la gobernabilidad están sujetas a muchas presiones. Gobernar Morelos es difícil, es un “trabajo de alto riesgo” como lo dijo hace algunos años Graco Ramírez; para gobernar una entidad tan compleja como la nuestra se requiere de mucho más que buena voluntad, ocurrencias o fama. Además de capacidad profesional y valores personales, Morelos necesita un gobernante con carácter y la decisión de hacer que cambien las cosas.

Los últimos sexenios no han sido buenos para la tierra de zapata. Desde Antonio Riva Palacio hasta Graco Ramírez (1988-2018) las cosas se han venido complicando de manera ininterrumpida en un estado con todo el potencial para salir adelante, pero sin rumbo en el mando de las instituciones.

Antonio Riva Palacio (1988-1994) fue un gobernante mediocre, hecho a la vieja escuela política del PRI, afecto a la lisonja, que gobernó rodeado de amigos y lo hizo sin oposición. El priísta tenía el control de todas las instituciones, era un monarca que hacía y deshacía en la entidad con el apoyo del gobierno de la república. El sexenio de Riva Palacio se caracterizó por la corrupción, el mandatario orientó las compras del estado a través de empresas de su hijo (Carlos) y el hijo de su amigo (Julio Mitre), a quienes se les identificó como Los Papayos. Morelos no logró grandes avances en ese sexenio, aunque las familias relacionadas con el gobernador incrementaron notablemente sus fortunas personales.

Jorge Carrillo Olea (1994-1998) fue el último gobernador priísta de Morelos, llegó con la imagen de un experto en seguridad y amigo del presidente Carlos Salinas. Formado en la capital de la república Carrillo implementó una política de estado excluyente, estaba poco en Morelos, sólo interactuaba con políticos nacionales y únicamente atendía a la prensa del centro del país. Con el general las cosas se complicaron por la actuación de su equipo, pues aunque hubo una importante inversión privada y se detonaron varios puntos del estado, el problema de inseguridad en su modalidad de secuestro anuló cualquier logro de esa administración. La terquedad personal del militar y su negativa a escuchar la crítica hizo que su administración colapsara en medio de una crisis de proporciones nacionales que le obligaron a renunciar al cargo dos años antes de que concluyera su mandato.

Sergio Estrada Cajigal (2000-2006) ganó la primera elección del nuevo siglo, aplastó en las urnas al PRI y llegó al cargo con una enorme confianza ciudadana. El joven mecánico no tenía experiencia política, la gubernatura fue su segundo cargo (antes fue alcalde de la capital) y su triunfo generó una enorme expectativa popular. Estrada intentó replicar en el estado lo que antes hizo en Cuernavaca, armó un gabinete de amigos, dio amplias libertades a sus operadores y dejó que en las entrañas de su administración comenzaran a hacerse grupos políticos y de negocio. El panista descuidó la política interna y la seguridad, se dejó asesorar por personajes de la talla de Francisco Moreno Merino, Eduardo Becerra Pérez y Javier Bolaños Aguilar e integró a su círculo cercano a un policía acusado de torturador y de mantener vínculos con la delincuencia organizada (Agustín Montiel). Los excesos y los descuidos de Estrada Cajigal le pasaron la factura al tercer año: su jefe de policía fue capturado por brindar protección al narcotráfico y los escándalos de corrupción lo agobiaron a él y a su régimen.

Marco Adame Castillo (2006-2012) apenas logró retener el gobierno estatal tras un desastroso régimen panista. El médico ofreció cambiar las cosas, prometió seriedad en el ejercicio de gobierno, transparencia en el manejo de los recursos y resultados en materia de seguridad. Pero la mediocridad del México y la enorme influencia de su familia echaron por tierra las promesas y colocaron muy rápido al gobierno en el ojo del huracán. El panista es un hombre timorato y un mal político, al primer año de su gobierno se distanció del magisterio y al segundo ya era conocida su pasividad; a la vuelta del tiempo fue pública la fuerza de su esposa en el gabinete y la intervención de su familia en todos los negocios del estado. En el último tramo de su sexenio Adame quedó envuelto en una crisis de inseguridad y corrupción que detonó tras la muerte de Arturo Beltrán Leyva y la captura de su secretario de seguridad; al médico se le relacionó directamente con el Cártel de los Beltrán y se filtró información que refería los pagos que ese cártel le hacía. Los escándalos de la familia Adame mandaron al PAN al tercer lugar en la siguiente elección.

Graco Ramírez (2012-2018) se convirtió en el primer gobernador del PRD en Morelos en una elección en la que mandó al tercer lugar al partido que gobernaba. El perredista asumió el poder y elevó de inmediato las expectativas: prometió seguridad en 18 meses, mejoras en el campo, en salud, en educación, transparencia, tolerancia, eficiencia… y a la vuelta del tiempo esa expectativa fue su principal presión. El perredista descuidó el estado, dedicó más tiempo a la política nacional que a la atención de los problemas estatales y armó un gabinete que en lugar de ayudarlo le complicó las cosas. Al cierre del sexenio el panorama para la nueva visión es terrorífico; la gente está molesta, reclama resultados, acusa abusos, señala corrupción y denuncia la enorme inseguridad en la que nos encontramos. El mal manejo informativo del sexenio hundió la imagen personal de un hombre que llegó como héroe y saldrá como villano.

Con esos antecedentes llegamos al 2018. En unos meses los morelenses tendremos que ir a las urnas a elegir un nuevo gobernador para nuestra entidad. Las opciones están a la vista y ninguna provoca el entusiasmo que hubo en otras elecciones. La que viene será una contienda en la que se mezclará el mal humor público con la esperanza de cambio y el deseo de continuidad; el enojo será un ingrediente importante en la mezcla, pero este enfado podría arrastrarnos una vez más a un escenario de caos o de inoperancia como el que ya hemos vivido.

Hay muchas razones a considerar en las próximas elecciones, incluyendo el enfado contra un gobierno. El voto de revancha es válido, aunque ya sabemos que eso no siempre nos permite alcanzar los resultados que buscamos. Si vamos más allá del enojo y pensamos en el estado, tendríamos que analizar las propuestas, la personalidad y el equipo que acompaña a los candidatos.

Insisto: gobernar no es cosa fácil. Castigar a un gobierno con un voto en contra es válido, pero hacerlo sin pensar en lo que eso implica nos ha resultado contraproducente.

  • posdata

La tensión al interior de la cámara de diputados crece. La crisis económica agobia al parlamento a pesar de las medidas de austeridad implementadas en los últimos meses.

El enojo de los diputados es evidente y la pregunta es la misma: ¿dónde está el dinero? las nóminas que eran (se dijo) el origen de la crisis se redujeron a su mínima expresión y a pesar de ello el dinero sigue sin fluir. Los pasivos del parlamento se acumulan, los proveedores siguen sin cobrar y la excusa se repite: no hay dinero.

La presión sobre Alatriste es cada vez mayor y está a punto de provocar un cambio en la presidencia de la mesa directiva, pero el desgaste acompañará a Beatriz a su campaña. Varios diputados, empezando por los del Sol Azteca, reclaman el manejo del dinero, ponen en duda la probidad del manejo financiero y externan por todos lados su enfado.

La cámara de diputados recibe más de 14 millones de pesos mensuales y eso, dicen los legisladores, es suficiente para atender la operación de la cámara; sin embargo el recurso no fluye, los pasivos se acumulan y los sueldos se retrasan. “Las excusas que nos dan hoy son las mismas que daba antes Francisco Moreno… puede ser que nuevamente este ocurriendo lo mismo”

  • nota

El ex gobernador Marco Adame Castillo logró colarse en la lista de diputados federales plurinominales de su partido. El médico quiere regresar al escenario de poder en el mismo espacio donde inició su carrera política.

Localmente Adame Castillo está muerto, no tiene influencia política, ni respaldo social, recientemente convocó a una reunión a sus ex colaboradores para pedirles que apoyaran la candidatura de Víctor Caballero, tratando de tomar el tutelaje de una candidatura que nunca apoyó y en diferentes momentos trató de boicotear.

En la charla que tuvo en su casa con quienes integraron su gabinete el médico trató de retomar el liderazgo que sólo tuvo cuando manejaba los recursos del estado; frente a un panorama complejo en donde el PAN podría entrar a la competencia el doctor no se quiere quedar fuera y por ello, a pesar de que nunca apoyó la candidatura de Víctor Caballero, ahora trata de tutelarla.

El tiempo y los votos dirán si Marco Adame regresa a la escena de poder en un escaño federal. Localmente sería un error de Caballero integrar a su campaña a un hombre que nunca lo ayudó, que hasta el final intentó que no fuera candidato y sobre todo, que representa un motivo muy fuerte para no votar por el PAN.

La presencia de Adame ensucia la campaña de Caballero.

  • post it

El Partido Encuentro Social se revuelve entre la presión de sus adversarios, las complejidades de su relación con Morena, los tropiezos del alcalde capitalino y ahora las pifias de su diputado.

Esaú Mondragón nunca ha sido una figura importante en el parlamento local; su paso por la cámara ha sido gris, insípido, tanto que su punto de mayor fama es cuando se supo que al mismo de tiempo de ser legislador era chofer de Uber.

El diputado del PES no ha tenido consistencia en su actuar político; al arranque de la cámara estuvo muy cerca del PRD, fue parte de ese gran bloque pro gobierno hasta que por diferencias personales con sus integrantes fue desplazado.

Hoy el diputado del PES regresa a sus orígenes y vuelve a colocarse del lado del bloque del PRD en un momento clave: el nombramiento del Fiscal Carnal. A pesar de que recibió línea partidista para votar en contra de esa designación y hubo una llamada personal del alcalde solicitándole que no se prestara a dicha maniobra, Esaú Mondragón se mantuvo del lado del PRD y validó la llegada de un funcionario que, dice el dirigente nacional de Encuentro Social, fue nombrado para golpear a Cuauhtémoc Blanco.

La diputación local fue debut y despedida para Esaú Mondragón en la vida pública. El joven no mostró talento, carácter ni compromiso con el proyecto político del cual forma parte. Eso sí, dicen, por validar el nombramiento del Fiscal Carnal, el diputado cobrará muchos viajes en su Uber.

  • redes sociales

Comenzaron las intercampañas. Quienes entienden de política aprovecharán el tiempo para posicionar su proyecto y preparar la etapa que viene. Las intercampañas no son realmente internas.

  • es viernes

Cada quien decide si la compañía de los hijos se vive como una carga o como una oportunidad luminosa. Sólo cuando se presentan estas oportunidades de cercanía excepcional descubrimos lo lejos que hemos estado de estos seres que supuestamente comparten nuestra vida; cómo han crecido, cuánto han cambiado, de qué modo han variado sus objetivos e intereses…

Para averiguar esto hace falta tiempo, y no cualquier tiempo, sino tiempo libre de primera calidad para vagabundear, caminar de la mano, sentarse en una banca o en la vil banqueta a comer un hot dog y escuchar las cuitas y los entusiasmos de nuestros seres más entrañables y queridos.

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