el desprestigio y la muy mala organización del PRI, advirtió Francisco Labastida Ochoa al hacer un balance de su experiencia como primer priísta en perder la Presidencia de la República en 2000, aunque acerca de ese episodio dice tajante:
A mí no me ganó Fox, a mí me ganó (el ex presidente) Zedillo.
Afirma que no hay punto de comparación con lo que ocurrió hace 18 años con la circunstancia que vive Meade, candidato de la coalición encabezada por el PRI, porque a él sí lo está ayudando
el presidente Enrique Peña Nieto.
Son circunstancias radicalmente diferentes. A mí no me ganó Fox, a mí me ganó Zedillo. En cambio, Peña está ayudando a Meade en la medida en que lo permite la ley y lo que usted quiera, pero no hay duda alguna que es aliado (de Meade) y quiere que el partido se quede en el poder. Es una condición radicalmente diferente (a la mía).
–Entonces, ¿Meade no tiene, como usted menciona que lo tuvo, al enemigo en casa?
–No, pero sí tiene el problema, digamos, (de) la mala imagen que han dejado los gobernadores.
–Y los funcionarios, ¿no?
–Sí, y los funcionarios también. Pero déjeme decirlo con toda claridad: el que la hace la paga, ¡eh!
–¿Qué es lo que juega contra Meade?
–Juega sobre todo el desprestigio que trae el partido, la muy mala organización que trae el partido, la falta de utilización de los medios electrónicos.
Labastida se afilió al PRI en 1964. Fue integrante del gabinete de Ernesto Zedillo (1994-2000) como secretario de Gobernación, entre otros cargos, y tras perder la elección presidencial frente al panista Vicente Fox, aceptó de inmediato esa circunstancia. Ahora trabaja de consultor de asuntos políticos y económicos.
La charla con la prensa se desarrolla en las escalinatas del Club de Industriales, en Polanco, donde poco antes había estado Meade, quien se reunió con integrantes de la Cámara Americana de Comercio.
–¿Qué opina de los nombramientos de coordinadores regionales de la campaña del candidato presidencial de su partido?
–Muy bien. Es una decisión muy afortunada. Conozco a la mayoría, no sólo de buenos días y buenas tardes
, sino que he tenido oportunidad de trabajar con ellos. El caso más cercano es el de Manlio Fabio Beltrones (encargado de estados del norte) pero no solamente, (también) con El Negro Juárez (comisionado para los del sur) y Beatriz Paredes. Es gente que responde a las características que necesita el partido.
es una decisión muy afortunada, afirma Francisco Labastida Ochoa, quien fue candidato presidencial del PRI en 2000Foto Cristina Rodríguez
–¿Y Miguel Ángel Osorio Chong?, nombrado coordinador de la campaña para senadores.
–Tiene un puesto difícil de cumplir porque la problemática del país es absolutamente diferente.
–Se habló en principio que algunos priístas no incorporados a las listas harían incluso campaña de brazos caídos
. ¿El nombramiento sería antídoto?
–Lo que más conviene a todos los miembros del PRI que están en la política es luchar porque el partido tenga la mayor presencia posible, incluso por equilibrio político para el país.
–¿Cuál es su opinión acerca de las voces que pidieron o aún piden la renuncia de Enrique Ochoa a la presidencia del PRI?
(El ex candidato presidencial del tricolor sonríe, como quien pide amablemente pasar a la siguiente pregunta.)
–El apoyo de Peña a Meade, ¿es un activo o una carga?
–Depende de cómo se ha manejado. Si lo que hace el presidente Peña es coadyuvar en la medida de lo posible, no va a poder quitarse de ninguna forma los negativos del partido y del equipo de gobierno, pero es muy diferente que coadyuve o que no coadyuve.
–¿Cómo?
–Le voy a contar una anécdota: un día (cuando era candidato presidencial) fui a un estado; le hablé al gobernador tres días antes y todo estaba bien. Llego al lugar y ocurre exactamente lo contrario a lo que me había dicho mi amigo el gobernador. Entonces yo le dije: ¿qué ocurrió?
Y él me responde: Me habló Zedillo ayer y me dijo que desmontara todo esto o me las veía con la procuraduría
. Por eso le digo que a mí no me ganó Fox, a mí me ganó Zedillo. No era un asunto personal, no es que fue fuera mi enemigo, sino del partido.
–¿Fue a la convención de delegados del PRI en la cual se nombró candidato a Meade?
–Sí.
–¿Qué le pareció?
–Había poca gente.
–¿Se tiene que ir Ochoa?
–Se lo voy a plantear en otros términos: el partido tiene que cambiar, no es problema de una gente, (pero) si hay cuatro grupos que no se coordinan ni se entienden entre ellos, si no usamos los (medios) electrónicos, si 80 por ciento de los mensajes en electrónicos los saca Morena…
–¿Hay tiempo para que Meade repunte?
–El mejor presidente sería Meade. Yo tengo muy buena opinión de él, sin duda alguna.
–¿También de Rosario Robles Berlanga?
Suelta la carcajada.