La pregunta clave
La pelea por el segundo lugar de la carrera por Los Pinos se reduce a una sola pregunta: ¿qué le parece a usted más grave, que el gobierno use todo el aparato del Estado para perseguir a un opositor o que un candidato presidencial lave dinero?
En el brutal y despiadado enfrentamiento por disputarle “la final” de la contienda a Andrés Manuel López Obrador las dos partes han tenido éxito en sembrar en la opinión pública sus argumentos:
Por un lado, Ricardo Anaya, candidato presidencial del Frente PAN-PRD-MC, ha acreditado que tiene encima a todo el poder del Estado mexicano; todo el espionaje e inteligencia puestos al servicio del PRI para hurgar en los más oscuros escondrijos de su trayectoria y exhibirlos ante el electorado para mancharlo.
Por el otro, el PRI-gobierno (Peña Nieto, Meade, etcétera) logró que se hicieran del dominio público documentos, imágenes, testimonios, confesiones y hasta videos de boda que delinean una sucesión de turbias operaciones financieras que terminaron en millones de pesos en las cuentas de Anaya.
Las dos partes echaron toda la carne al asador y hoy los dos argumentos están sobre la mesa. Y sobre la mesa, uno encuentra gente que se escandaliza más por el uso del “aparato” del Estado a favor del PRI y también gente que se escandaliza más por el origen de la fortuna del candidato del PAN.
¿Cuál de los dos grupos es mayor? Ahí está la clave en la pelea por el segundo lugar.
A partir de esta lluvia de señalamientos, Ricardo Anaya parece recordar la estrategia que siguió López Obrador en 2006 cuando el “desafuero”: la cárcel sería mi mejor acto de campaña. Así que Anaya ha retado a la PGR a que lo detenga, a que lo aprehenda con base en lo que dice el PRI sobre él.
En el gobierno no querrán repetir la torpeza política del entonces presidente Vicente Fox, que llevó a tal extremo las acusaciones contra su rival político López Obrador que lo volvió mártir y lo encumbró.
Es un juego de sintonía fina: Anaya va jugar al martirio, pero tiene que dar una explicación convincente de que no lavó dinero; el gobierno va a seguir exhibiendo al rival pero debe cuidar no volverlo su víctima.
Con tanto ímpetu en ataques y contraataques, la mayoritaria respuesta a la pregunta “¿qué le parece a usted más grave, que el gobierno use todo el aparato del Estado para perseguir a un opositor o que un candidato presidencial lave dinero?” terminará marcando si el “Caso Bodegas” le baja a Anaya puntos en las encuestas o se los sube.
Mientras tanto, López Obrador, cómodo, esperando retador. Y cuando se tropieza, es consigo mismo.
SACIAMORBOS. Cuentan que el lunes está agendado misil contra el de Morena: se habla de que viene una investigación que salpicará a un integrante clave de su equipo, a más de un seleccionado nacional y a otras figuras del futbol mexicano.