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PEPE GRILLO

Confesión de parte
“A Morena se suben chinches y gorgojos”.
Lo dijo en público Alfonso Romo, que está apuntado para ser jefe de Gabinete en caso de que el tabasqueño gane la elección de julio. Lo que  está por verse.
Aplica en este caso el axioma de “a confesión de parte, relevo de pruebas”.
De hecho puso algunos ejemplos como Cuauhtémoc Blanco y Félix Salgado Macedonio, cuyo nombramiento, dijo, “no me gusta”.
Terminó diciendo que candidatos impresentables hay en todos los partidos, de modo que chinches y gorgojos se multiplican.

Componedor tabasqueño
Entre las cosas extrañas que han brotado del round Meade-Anaya de los últimos días, destaca la faceta de López Obrador de amable componedor.
Ver para creer. El tabasqueño, que suele saltarse las trancas y atentar contra las instituciones, pidió a sus contrincantes serenidad para no desestabilizar al país.
De hecho, les demandó acudir al Ministerio Público para dirimir ahí, ante las instituciones, su diferendo. Lo dijo sin reírse.
En su faceta de adalid del amor y paz, López Obrador les pidió a Anaya y Meade que no incurran en actos violentos.
Encarrerado concluyó: “Si se tiene que ir uno, que se vayan los dos”.
Por lo que se ve, no le incomodaría ser candidato único.

¿Y los napolitanos?
Se veía venir. El gobierno de Italia hizo una petición formal a la cancillería mexicana de una urgente solución al caso de los tres napolitanos ­desaparecidos en Jalisco.
El canciller Angelino Alfano dijo que en su país hay una fuerte preocupación por la suerte de sus connacionales.
Por parte de México respondió Luis Videgaray, quien aseguró que sí los están buscando.
No ha sido sencillo. Los sospechosos son, se dice, policías de Tecalitlán, que a su vez los habrían puesto en manos de un grupo criminal que opera en la zona.
Si los italianos eran o no parte de la camorra es secundario. Nada justifica que los uniformados incurran en desaparición forzada, que es un delito grave aquí y en Nápoles.

Que lo sepa el mundo
Agustín Rodríguez conoce a fondo el tema del narcomenudeo en instalaciones universitarias.
No podía ser de otra manera. Tiene lustros al frente del STUNAM, organización que controla con mano de hierro, y que incluye entre sus filas al personal encargado, se dice, de la vigilancia en el campus.
Rodríguez pidió a la PGR que resuelva el problema con ayuda de la Policía Judicial capitalina.
“Se sabe perfectamente donde se distribuye la droga y cómo se traslada al interior de la Universidad”. En efecto, lo saben todos, comenzando por el personal de vigilancia.
La pregunta ahora es si Rodríguez estaría dispuesto a que la autoridad pasara a la báscula a sus muchachos, nada más para salir de dudas.

 

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Nacional