Totalmente Palacio
Con una inversión cercana a los 500 millones de pesos fue inaugurada la nueva sede del Congreso de Morelos. La obra se proyectó desde hace varios años con un presupuesto etiquetado del primer crédito de 3 mil millones de pesos autorizado a esta administración; el año pasado en el paquete económico 2017 se contemplaron otros 500 millones de pesos para el inmueble. El edificio aún no está terminado, pero ya fue estrenado; antes que escuelas, centros de salud, vialidades o la reconstrucción de zonas dañadas por el sismo, los diputados apostaron por su comodidad.
Las necesidades de Morelos son muchas y los recursos con los que cuenta el gobierno son pocos; aunque se han dado pasos importantes en varios rubros, los requerimientos siguen siendo grandes en distintos sectores y zonas de nuestra entidad. Morelos es uno de los estados del país con más casos de diabetes y sida, tenemos problemas de obesidad y carecemos de una infraestructura hospitalaria y de salud suficiente para atender enfermedades crónicas y problemas endémicos de nuestra región, como el piquete de alacrán.
En materia educativa también tenemos problemas que arrastramos desde hace varias décadas; las escuelas son insuficientes para la demanda académica, muchos planteles necesitan una remodelación urgente y en casi todas las aulas arrastramos un retraso tecnológico que pone en desventaja a los alumnos de las instituciones públicas; eso sin contar los edificios afectados por los sismos del pasado 19 de septiembre.
En materia vial, aunque se han hecho inversiones sustantivas, hay demandas sociales postergadas por décadas. La conectividad del estado ha crecido, pero no al ritmo de las demandas sociales y comerciales de la región; en muchos casos las carreteras y las avenidas se han dañado por falta de mantenimiento y en las zonas urbanas los baches se han convertido en algo común. Los estragos del sismo son mayúsculos y hoy miles de familias viven en carpas o a la intemperie porque sus viviendas quedaron destruidas y no hay dinero para la reconstrucción.
La insuficiencia presupuestal y la dependencia económica del estado con la federación impide que el desarrollo de Morelos se de al ritmo de otras entidades. La falta de infraestructura urbana, educativa y de salud, por mencionar sólo algunos renglones, impiden que lleguen más inversiones privadas que fortalezcan la economía regional y eleven la calidad de vida de los morelenses. A pesar de ello y a sabiendas de las enormes necesidades del estado, el congreso orientó 500 millones de pesos a la construcción de un nuevo edificio legislativo.
Las explicaciones que pueden dar los diputados sobre su decisión son diversas; algunos dirán que fue la pasada legislatura la que etiquetó el dinero y los legisladores anteriores revirarán que la obra se inició después de su gestión y con recursos del paquete económico 2017. Ambos tendrían razón.
Si entráramos al análisis de la obra y lo que ha sido su proceso de construcción nos encontraríamos con muchas historias negras. La primera surgió cuando el diario Reforma documentó que la compra del predio donde se construiría el nuevo congreso se adquirió a un sobreprecio del 500 por ciento; ahora sabemos por declaraciones de las autoridades municipales que todo el proceso de edificación de la nueva sede se llevó a cabo en la irregularidad, pues nunca se solicitaron las licencias y permisos que marca la ley. ¿A quién se le asignó la obra?
Pero en medio de cualquier debate político, económico o jurídico, la nueva sede del congreso genera una pregunta: ¿Era necesaria?
Hasta la semana pasada los diputados del congreso local trabajan (es un decir) en una sede alterna propiedad del poder legislativo porque su edificio principal quedó dañado por el sismo. Las sesiones de la cámara se han caracterizado por el ausentismo de los diputados; se ha vuelto común que los trabajos comiencen varias horas después de la hora fijada y en diversas ocasiones las reuniones se tuvieron que suspender por falta de quórum. El inmueble de Matamoros fue declarado inútil, como el desempeño de la actual legislatura.
Si se analiza el funcionamiento del congreso local a partir de sus resultados la cosa se pone peor: la legislatura actual está considerada la peor de la historia del estado, ha sumido a la cámara en el descrédito público y logró lo que nunca antes habíamos visto: la quiebra financiera de un poder. En cuanto a sus logros legislativos destaca el otorgamiento de varios créditos al poder ejecutivo que han colocado a Morelos en el peor endeudamiento de su historia; eso sin contar que el congreso se convirtió en una herramienta política para atacar a la universidad del estado, a la iglesia católica y a muchos sectores sociales y económicos de nuestra sociedad.
Varias veces en los últimos dos años los diputados sesionaron de noche, a puerta cerrada y resguardados por la fuerza pública. En esas sesiones los diputados aprobaron cosas que lastimaron a la sociedad, como privatizaciones, concesiones, fideicomisos y permisos de todo tipo al gobernador. En medio de todo ello algunos legisladores aprovecharon para jubilar a familiares y amigos con pensiones que no tiene la mayoría de los trabajadores. Todo lo anterior sin contar que las nóminas de algunos diputados llegaron a superar el millón de pesos mensuales.
Por desempeño profesional y político y sobre todo por su compromiso y representatividad social, la actual legislatura pasará a la historia como una de las que más han lastimado al estado y a su gente; muchas de las decisiones que tomaron los actuales diputados seguramente serán revisadas por la próxima legislatura y (espero) varias de ellas serán revertidas por abusivas y dañinas para el estado.
Lo que se presentó esta semana con bombo y platillo como el nuevo recinto legislativo de Morelos es el reflejo fiel del congreso actual; es una obra superflua, inservible, costosa y ofensiva para un estado con muchas carencias.
No hay que perder de vista a los integrantes del parlamento actual. Varios de ellos estarán en campaña pidiendo el voto popular.
El ciudadano sabrá si vale la pena refrendarles la confianza.
- posdata
En Morelos el PRI va a perder la próxima elección, no hay duda de ello; perderán la contienda presidencial y también la gubernatura. Desde 1988 los candidatos presidenciales de izquierda han ganado las elecciones en Morelos; las dos veces que Andrés Manuel López Obrador se postuló, fue quien más votos obtuvo en la tierra de Zapata. No hay elementos para pensar que esta vez será diferente.
En el caso de la gubernatura el PRI se ha hundido en un lejano sexto lugar, debajo de Alejandro Vera y el independiente Fidel Demédicis; Jorge Meade Ocaranza es casi el peor candidato que pudo postular ese partido (el peor es Francisco Moreno) y desde que lo destaparon el PRI se desdibujó en Morelos.
No hay manera que el Revolucionario Institucional salga del hoyo en el que se encuentra; a nivel federal su candidato no despega y el antipriísmo se mezcla con las deficiencias de un partido que no ha podido establecer una buena estrategia de campaña y un candidato que no conecta con la gente.
Esos elementos se suman a lo que sucede en Morelos; aquí el Revolucionario Institucional es sinónimo de abusos y complicidad con el gobierno actual, su candidato carga con graves historias de corrupción y denuncias por acoso sexual, en tanto que su dirigencia estatal y la coordinación parlamentaria reflejan el enorme grado de descomposición en el que se encuentra ese partido. Como si lo anterior no fuera suficiente, en el 2018 el PRI competirá solo en Morelos: el Partido Verde y Nueva Alianza se deslindaron del tricolor al considerar que el priísmo morelense representa lo peor de la política en el estado. Cierto.
La percepción de que el PRI no tiene nada que hacer en la contienda estatal es cada vez más amplia; la descomposición del partido tricolor es inocultable y la mala imagen de su candidato no puede esconderse con operaciones estéticas, discursos demagógicos o inyecciones de botox.
El único espacio en donde el PRI podría ser competitivo es en Cuernavaca; la base electoral de ese partido en la capital es sólida a pesar de que las últimas dirigencias municipales no han hecho nada. En la capital el PRD no tiene base, Morena y el PES están muy desgastados por el pésimo trabajo del gobierno actual y el PAN llega a la contienda dividido por las imposiciones de su dirigencia.
Víctor Saucedo no es el mejor candidato, pero frente a lo que hay tiene posibilidades de dar la pelea. Para ganar ese espacio el gumaco debe ser inteligente al diseñar su estrategia, tiene que sumar a todos los liderazgos y, sobre todo, debe impedir que le impongan a los regidores. El candidato de Cuernavaca no se puede dar el lujo de armar una planilla de compromisos, que represente cuotas de poder de su partido o refleje la inmensa corrupción que hay en el congreso. Saucedo necesita cara nuevas, gente fresca, líderes jóvenes, no juniors, caciques o ex diputados. Si esa fuese su planilla, no vale la pena votar por él.
Los priístas deben entender algo: frente a la tragedia que representa la postulación de Jorge Meade, Cuernavaca puede ser su único refugio y el lugar desde donde refundar al partido y replantear su proyecto político. La contienda estatal está perdida, incluso para los priístas votar por Jorge Meade es tirar los votos a la basura.
Si existe algo de sensatez en ese partido, la fuerza que les queda la deben enfocar en Cuernavaca, pero para que eso suceda el candidato debe mostrar que su proyecto vale la pena y no es el refugio electoral de ladrones y traidores.
- nota
La contienda electoral en el primer distrito federal con cabecera en Cuernavaca se pone interesante. La presencia del doctor Francisco Coronato abre la posibilidad de tener en la boleta electoral a una persona decente.
Beto Mojica sentía que iba en caballo de hacienda hasta que apareció el ex ombudsman; frente a las historias negras del panista que pronto se volverán a hacer públicas y que lo vinculan con actos de corrupción cuando estuvo al frente de la Comisión de Hacienda del congreso local, aparece el rostro afable de un hombre que como diputado federal destacó por su eficiencia legislativa, honorabilidad y calidad humana.
¡Voy Coronato!
- post it
… Y de repente apareció Nadia Luz como candidata a la gubernatura.
Cuauhtémoc Blanco (Morena-PES-PT), Rodrigo Gayosso (PRD-PSD), Víctor Caballero (PAN-MC), Jorge Meade (PRI), Alejandro Vera (NA), Fidel Demédicis (independiente) y Nadia Luz Lara (Verde).
Siete candidatos a la gubernatura. Cuando el voto se pulveriza, las estructuras toman fuerza.
- redes sociales
El candidato de la alianza PAN-MC a la gubernatura del estado fue la voz discordante en la inauguración de la nueva sede legislativa, aunque los diputados panistas sí aplaudieron la apertura de sus nuevas oficinas. Víctor Caballero no celebró el nuevo palacio, por el contrario, fue duro al señalar que había otras prioridades de inversión.
Esto es lo que escribió el diputado @CaballeroSolano en su cuenta personal de Twitter:
- La nueva sede legislativa es una obra excesiva y suntuosa que no representa las necesidades de nuestro Estado. #Morelos2018
- Si esos 450 mdp se hubieran usado para construir espacios deportivos, hoy habría en #Morelos2018 más de 200 de estos inmuebles.
- El programa Escuelas de Calidad no supera los 7 millones de pesos, cuando la educación es un tema prioritario para #Morelos2018.
- Fue una irresponsabilidad gastar 450 millones de pesos en la construcción de la nueva sede legislativa. #Morelos2018
- es viernes
Hoy toca.
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