La UNAM contra el narco: un detenido en 20 años
Muchas declaraciones, muchas posturas, muchas mantas, pero cuando se trata de hechos concretos el “esfuerzo” de la UNAM para combatir al narco en sus instalaciones se reduce a un dato duro:
En los últimos veinte años han detenido a un narcomenudista dentro de Ciudad Universitaria.
Información obtenida a través de dos solicitudes vía Transparencia, sobre el número de vendedores de droga y sustancias ilícitas sorprendidos en Ciudad Universitaria en los últimos 20 años, la UNAM indica que sólo registró dos casos. Y uno de esos, en realidad no vendía drogas: vendía pulque.
Un narcomenudista en 20 años.
En cuanto a personas en posesión de drogas, la respuesta de la UNAM a la solicitud de información indica que en sus archivos sólo existe el registro de 23 personas detenidas entre el 1 de enero de 1997 y el 30 de junio de 2017. De ese total, 13 son alumnos y 10 son personas ajenas a la institución. La UNAM asegura que no hay profesores ni empleados administrativos que hayan sido sorprendidos con algún tipo de estupefaciente en el campus.
La Universidad explicó que el año con más casos reportados fue 2015, con 16. Y sobre el tipo de drogas encontradas, en los registros universitarios se establece que los 23 detenidos en ese lapso de 20 años traían marihuana y uno llevaba además pastillas psicotrópicas.
Según los datos oficiales, todos fueron sorprendidos por el personal de vigilancia UNAM, el único autorizado para resguardar Ciudad Universitaria y remitir a quienes cometen un delito en sus instalaciones.
Con el argumento de defender su autonomía, la casa de estudios no permite que ninguna otra fuerza de seguridad pública ingrese a sus instalaciones para prevenir o perseguir delitos, incluido el narcomenudeo. La UNAM señala que los detenidos fueron entregados a policías de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México para que se encargaran de remitirlos a las autoridades competentes.
No pocas instituciones mexicanas usan el pretexto de la autonomía para obtener un amplio margen de maniobra y no rendir cuentas ni actuar frente a los problemas.
Hoy el asunto está a debate y genera crispación en la opinión pública y la comunidad universitaria.
La impunidad disfrazada de autonomía ha llevado a escándalos con aroma político: recientemente la Auditoría Superior de la Federación denunció a universidades estatales que se escudan en la autonomía para dar contratos a empresas fantasma, triangular dinero y hacer negocios con recursos públicos. Más de 10 universidades públicas han sido exhibidas en los últimos años por la Auditoría, porque son el eje de un esquema de defraudación que involucra empresas fantasma y simulación de contratos.
¿La UNAM pierde autonomía si pide ayuda? ¿La UNAM pierde autonomía si reconoce la realidad cotidiana en sus instalaciones? Aceptar que en dos décadas no ha combatido al narcomenudeo en Ciudad Universitaria sería un primer paso.