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QUEBRADERO

Trump, lo inevitable

 

Quizá el nuevo gobierno mexicano le pueda cambiar algunos ánimos sobre el país al presidente Donald Trump, pero es claro que en las esencias del empresario convertido en presidente nunca va a dejar de estar y aferrarse a lo que quiere y lo que pretende en su relación con México.

Algunos han intentado cambiar a Trump o de menos hacerlo razonar de otra manera. Lo han intentado congresistas, tanto republicanos como demócratas, e incluso algunos presidentes. Emmanuel Macron, de Francia, hasta le hizo algo así como “manita de puerco” para mostrarle firmeza al tiempo que abriera los ojos a otras situaciones y escenarios. Sin embargo, si algo queda claro con Trump es que no se va a salir de su esquema de acción de presente y futuro.

López Obrador ha insistido en que va a tratar de que Trump tenga otra actitud, que lo va a respetar, pero que también le va a pedir respeto. Es muy probable que el tabasqueño se termine enfrentando con lo que todos: cerrazón, ambigüedad, presiones y más presiones. López Obrador deberá imaginar y hasta saber que su halo de captación, persuasión e incluso de perdón que ha alcanzado a más de un singular personaje en el país difícilmente podría llegar a la Casa Blanca.

Lo que hemos visto estos días con Trump, la enésima crítica al TLC, en pleno proceso de renegociación en México, y la propuesta de elevar los aranceles del acero y el aluminio no se sale para nada del guion que tiene desde siempre. Es la ratificación de una estrategia y una forma de ver las cosas desde que inició su mandato.

Cada vez que hay una reunión importante o que aparecen luces en la renegociación del TLC, Trump sale con un tuit, si no devastador, en la mayoría de las ocasiones agresivo, grosero e imprudente. Agreguemos que nuestro país es el centro de los tuits del presidente; dicho de otra manera, vivimos bajo el tiro por viaje.

El dilema en el que andamos es preguntarnos a diario cuánto tiempo debemos seguir en esta tónica, o cuánto tiempo tenemos que seguir aguantando, siendo que esto no va a cambiar. Suponemos que estas cuestiones debieran pasar a menudo por la cabeza de diferentes instancias del Gobierno federal.

Estos días nos cayó una más con el tema del acero y el aluminio, lo cual parece un sinsentido. En esta materia México le compra a EU más de lo que le vende. Lo que quiere Trump es no dejar de presionar en el tema TLC.

Con Canadá hay matices debido a que exporta más de lo que importa en acero, en el centro también está el TLC. Trump ya se las arreglará para enfrentar la inminente “guerra comercial” con el mundo, la cual asegura que va a “ganar fácil”.

Con México y Canadá el juego es otro, se trata de presionar y no dejar de hacerlo ni por un minuto para desalentar y provocar que se baje la guardia; todo está en su manual.

¿Cuánto tiempo más bajo esta dinámica? ¿Hay que seguir aguantando todo con tal de que se renegocie el TLC, recibiendo amenazas sobre la construcción del muro y la posibilidad de que expulsen a los dreamers?
Con Trump todo es una muy insegura montaña rusa.

RESQUICIOS.

Así nos lo dijo ayer Daniel Márquez Gómez, del IIJ-UNAM: Anaya-PGR.
La acusación es contra Manuel Barreiro. El problema es que no hay acusación hasta ahora en contra de Ricardo Anaya, no se ha demostrado que haya delito en el uso del dinero. No le han respetado sus derechos a Anaya.
Hay tres grandes problemas.
1. Hay un manejo faccioso de las instituciones, el sistema muestra una crisis.
2. Lo que está pasando es signo de los tiempos políticos. Se habla de lavado de dinero, el cual no se ha podido demostrar, además en la ley no se contempla como tal el lavado de dinero.
3. Vivimos elecciones bajo una fuerte competencia política y habrá que recordar que en política no hay casualidades. Lo que pasa es una prueba de que no hemos logrado superar de manera plena la etapa de los caudillos hacia las instituciones.
El gobierno no ha dicho con claridad hasta ahora dónde está el delito.

Ámbito: 
Nacional