AMLO, los banqueros y el tigre
Era el viernes, en la Convención Bancaria de Acapulco.
Si usted volteaba a ver a la audiencia, podía observar los rostros de sorpresa frente a las palabras de Andrés Manuel López Obrador.
Casi para terminar su participación, la última de los candidatos, respondió a la pregunta de Leonardo Curzio respecto a si habría de reconocer los resultados de la elección del 1 de julio, aun si no le fueran favorables.
La respuesta fue: “si las elecciones son libres, son limpias (y pierdo) me voy a Palenque, Chiapas, tranquilo”. La gente sabe que allí está su rancho, al que bautizó como ‘La chingada’.
Pero, agregó, “si se atreven a hacer un fraude electoral, yo me voy también a Palenque, y a ver quién va a amarrar al tigre. El que suelte al tigre que lo amarre, ya no voy a estar yo deteniendo a la gente”.
El candidato ha dicho en varias ocasiones que en el 2006 tomó la decisión de hacer el plantón en el Zócalo y Reforma para contener a la gente y explicó que, de no haberlo hecho así, habría habido tanto coraje y furia que “habría habido muertos”.
La referencia del viernes alude a esa presunta contención en el 2006.
Entre los banqueros, las palabras de López Obrador fueron recibidas con temor. Y, algunos las asumieron como una amenaza, pues ante el descrédito que AMLO ha manifestado respecto a instituciones como el INE, el TEPJF, o la Suprema Corte, se percibe que quien va a dictaminar si ocurrió fraude o no, es él mismo.
Los banqueros ofrecen pocos votos. Eran cerca de mil en la audiencia. AMLO no acudió a hablar ante ellos buscando su respaldo. Sabía de antemano que no lo iba a obtener, pero eso es irrelevante en términos de votos. Acudió para tratar de cambiar la imagen que de él tienen, y dar confianza.
Pero, por lo que percibí de los comentarios recibidos tras su participación, no sólo no lo logró, sino que ahora lo perciben como alguien más amenazante.
Frente al electorado, no necesariamente perdió puntos, pues los banqueros no son precisamente el gremio más querido por el común de la gente.
Sin embargo, su referencia ‘al tigre’ va a aparecer pronto en las críticas de los otros candidatos y con base en ello, se actualizará la narrativa de que se trata de un hombre que tiene propensión a la violencia, algo que él ha querido desmontar una y otra vez al paso de los años.
Como era de esperarse, el “aplausómetro” de la Convención favoreció abrumadoramente a José Antonio Meade, quien dijo sentirse como en su casa, con toda la razón.
Ricardo Anaya hizo una exposición que pareció estar dirigida a otro público. Alguien ironizó: se trató de una conferencia tipo ‘Ted Talk’. Y luego, como ya ha sido usual, tuvo que defenderse por enésima vez de las acusaciones de lavado de dinero.
Entre los candidatos independientes, destacó la presentación de Armando Ríos Piter, quien lució como el más articulado y con los planteamientos más sustanciosos.
Más allá de estas consideraciones, esta Convención Bancaria va a quedar registrada como la ‘convención del tigre y AMLO’. Ojalá que todo quede en una mera anécdota.
Para alusiones
Por cierto, en una de sus respuestas, Ricardo Anaya me aludió, junto a José Woldenberg y Luis de la Calle, como partidario de la renta básica universal. Ciertamente, no es un tema que deba desecharse y punto, sino que requiere discutirse, por el fondo que tiene. Le explicaré con más detalle cuál es mi posición al respecto en otro artículo.