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SERPIENTES Y ESCALERAS

 

Ocho candidatos y menos de 800 mil votos. Así será la próxima elección en Morelos. Las campañas transcurrirán en medio de acusaciones de corrupción y problemas de inseguridad. Analicemos bien nuestro voto, recordando el pasado, pero pensando en el futuro.

 

Si no ocurre algo extraordinario, los morelenses tendremos una boleta con ocho aspirantes a la gubernatura: Cuauhtémoc Blanco, Rodrigo Gayosso, Víctor Caballero, Alejandro Vera, Fidel Demédicis, Jorge Meade, Mario Rojas y Nadia Lara. La contienda se llevará a cabo el primero de julio y según expertos se espera que participe entre el 50 y el 55 por ciento del padrón electoral, lo que representa poco más de 740 mil votos. En unos días arrancan las campañas y comenzaremos a ver la manera como los aspirantes tratarán de ganarse la confianza ciudadana. Tres temas serán claves en el discurso: la corrupción, la impunidad y la inseguridad.

El tono de las campañas va a mezclarse con el ambiente que enmarca la elección; hasta ahora hemos visto candidatos propositivos y discursos mesurados, una que otra crítica, pero ningún elemento fuerte que implique polémica. Ni siquiera los partidos alzan la voz, todos son cuidadosos de sus pasos, como guardando el plato fuerte para las campañas.

Precisamente por eso no es posible identificar aún las estrategias que seguirán los candidatos, ni la forma como buscarán ganar votos. Ninguno ha hablado aún de los tres temas que dominan la agenda social, ni tampoco tocan los puntos que le duelen a los otros candidatos. Algunos hablan de reconciliación, otros de transformación, unos más de curar al estado y alguno, como el del PRI, plantea iniciar de cero sin voltear a ver lo que sucedió antes. El único que ha sido crítico es Cuauhtémoc Blanco, aunque sólo ha dicho que meterá a la cárcel al gobernador.

Cuando comiencen las campañas será importante ver la manera como se mueven los candidatos en una contienda en la que intervendrán muchas cosas. El voto pulverizado (menos de 750 mil votos entre ocho candidatos), el mal humor social, los problemas heredados, los conflictos históricos, los planes y las propuestas, las estructuras... hay distintos elementos que pueden mover las cosas en cualquier momento.

En medio de todo, sea cual sea el resultado de julio, la agenda del estado es una y sus problemas son evidentes. Morelos vive un momento muy complicado en materia de inseguridad, está ubicado en los primeros niveles de violencia y corrupción y como si eso no fuera suficiente, la deuda que heredará Graco Ramírez a su sucesor es la más alta de todos los tiempos: 445% más de lo que recibió.

Si ganar la gubernatura es difícil, sacar adelante al Morelos que recibirá el próximo gobernador lo será mucho más. El estado no sólo vive momentos aciagos en materia económica, política, social y estructural, también arrastra conflictos serios como la impunidad, la corrupción, el desempleo y la polarización social. Igual que a nivel nacional, en Morelos la gente está enojada con sus autoridades, disgustada con la clase política y decepcionada de los partidos; unos más y otros menos, pero todos los políticos y sus siglas tienen repudio ciudadano.

Por eso la crítica hoy a los políticos es tan feroz y el discurso de los candidatos suena tan vacío. Ninguno quiere dar el primer paso, nadie se atreve a prometer, todos deambulan en la ambigüedad  y planean una campaña distante del reclamo social. Obvio: el enfado de la gente es mayúsculo y la desilusión del votante con los políticos no se va a resolver con promesas irreales. Los ciudadanos de Morelos están bien informados, tenemos una sociedad altamente politizada y vivimos un ambiente de crispación que rápidamente puede convertir un error menor una crisis mayor. Por eso nadie se quiere arriesgar.

Es en este punto donde los votantes deberemos ser exigentes. Hay ocho candidatos con propuestas distintas, con discursos que contrastan y muy pocas ideas; hasta ahora no hemos escuchado de ninguno un plan concreto para atender el problema de inseguridad y violencia, ni tampoco un compromiso firme para combatir la corrupción y acabar con la impunidad.

Para que las cosas mejoren en el estado se necesita de mucho más que discursos, se requieren propuestas concretas en temas específicos, necesitamos conocer el equipo que acompañará al próximo gobernador y tenemos que ver una actitud firme en quienes quieren tomar las riendas del estado.

Gobernar Morelos no es un asunto sencillo, menos si quien gobierna no está rodeado de buenos colaboradores o tiene un carácter que no le ayuda a tomar las decisiones que necesita nuestra entidad.

Los morelenses tendremos ocho propuestas para gobernar el estado los próximos seis años. Pensemos con inteligencia, sin olvidar el pasado, pero pensando en nuestro futuro.

  • posdata

Matías Nazario quiso ser el candidato del PRI a la gubernatura de Morelos, pero no pudo; entonces quemó sus naves y rompió con los priístas. Al hacerlo el político validó todo lo que decían de él y demostró que no estaba listo para ser gobernador.

El diputado federal no ha renunciado al Partido Revolucionario Institucional, aunque ya no tiene lazos con el priísmo morelense y sus compañeros lo acusan de traidor. El oaxaqueño trabajó la candidatura desde hace varios años, gestionó recursos para los municipios y tejió una red de relaciones con alcaldes buscando tener las condiciones necesarias para competir. El problema de Matías es que aunque es un buen operador político, también es una figura sin carisma ni presencia social, sin arraigo ni imagen pública; el legislador sabe moverse en los pasillos de poder, pero no conecta con la gente.

Nazario Morales estaba confiado que sería el candidato del PRI al gobierno de Morelos, lo presumía y armaba escenarios que iban más allá de la campaña: ya se sentía gobernador. Su problema fue que no es un estratega electoral, no es un líder social, ni tampoco es una figura que provoque entusiasmo público. Peor: con su reacción después de que perdió la candidatura, Matías Nazario Morales demostró que tampoco estaba preparado para ser gobernador.

Se puede entender el enojo y la decepción del diputado al ver que su partido tomó (otra vez) una mala decisión. Es posible aceptar que ante la impotencia de ver perdida la elección por tener un mal candidato, el priísta marcara distancia con el equipo de Jorge Meade y bajara su perfil. Lo que no es comprensible es que Nazario Morales iniciara un boicot interno que incluyó echar abajo el acuerdo electoral entre el PRI y Nueva Alianza, porque al hacer eso Matías no sólo afectó la campaña de Jorge Meade, también golpeó a todos los candidatos del PRI.

Este tipo de actitudes son las que impidieron que la unidad priísta se diera en torno a su figura; en los pasillos del PRI al oaxaqueño se le considera una persona que no cumple acuerdos, que miente, que inventa y que engaña; otro Paco Moreno, para acabar pronto.

Matías pudo no estar de acuerdo con la decisión nacional de su partido, pero hizo el compromiso de aceptarla (firmó un acuerdo); es más, si fuera un líder y actuara en función de un equipo, Nazario debió aceptar otra posición para que su trabajo y el de su gente no se fuera a la basura. Contrario a eso el diputado  hizo berrinche, mando a volar a todos y emprendió una campaña interna en contra de Jorge Meade. ¿Así pensaba actuar como gobernador?

Aunque en política las cosas cambian constantemente, el panorama del diputado federal luce complicado hacia el futuro. El PRI va a perder en Morelos porque la mayoría de sus candidatos (empezando por el abanderado a la gubernatura) son malos y no gozan de la simpatía popular. Tras la debacle del PRI la militancia buscará culpables y al hacerlo irán contra el candidato perdedor, el dirigente estatal del partido... y quien bombardeó al PRI desde dentro.

¿Con qué cara podrá Matías en el futuro pedir el apoyo de los priístas, cuando hoy hace todo para que el PRI pierda en Morelos? ¿De qué manera puede argumentar que es un político maduro cuando no fue capaz de aceptar institucionalmente una decisión que había prometido respetar? ¿Cómo decirle a la militancia y a los liderazgos estatales que vuelvan a creer en él, cuando rompió la única alianza que le quedaba al PRI en el estado y con ello puso en jaque a todos los candidatos de su partido?

Matías Nazario es un buen operador político, pero un mal líder social; piensa individualmente y no está preparado para gobernar un estado. Aunque la decisión de postular a Jorge Meade fue mala, queda claro que la opción para que Morelos saliera adelante tampoco era Matías Nazario.

  • nota

El alcalde capitalino anunció que 19 arterias viales principales de Cuernavaca serán remozadas; el anuncio se hizo un par de semanas antes de que el tepiteño pida licencia para competir por la gubernatura de Morelos. El edil dejará muchos pendientes por resolver en la capital, empezando por la falta de agua en muchas colonias.

Una duda queda en el panorama de Cuauhtémoc Blanco ¿Quién tomará su lugar cuando deje la silla para irse a campaña? ¿La síndico o el suplente? Si es la primera, dicen, la situación está controlada porque Denisse Arizmendi ya porta la playera americanista; si toma protesta Limonchi, la relación del americanista con su sucesor será peor que la que tiene hoy con David Faitelson... o con Graco Ramírez.

¡Hagan sus apuestas!

  • post it

A casi seis meses del temblor del 19 de septiembre sus efectos aún se resienten en los servicios turísticos de Morelos: cuatro manantiales de la comunidad de Cuauchichinola se secaron.

De acuerdo a un reportaje publicado en Excelsior, a partir del sismo del 19 de septiembre empezó a disminuir el caudal hasta secarse y desde hace algunas semanas el agua ya no fluye. “Tenemos todavía un espejo de agua en un ojo, pero no sale; queremos que el gobierno nos apoye con unos estudios para ver qué se puede hacer, para ver si el agua está cerca, para ver si se puede reactivar jalando de alguna forma", comentó el representante de los comuneros, Eduardo Vergara Villalobos.

En esos manantiales fluía un cauce de 2 mil 500 litros cúbicos por segundo, agua suficiente para abastecer un pequeño río de la zona, donde también operaban restaurantes y pescadores en la temporada vacacional.

“Nos dicen que el Fonden ya está cerrado, que únicamente fue para el sismo, pero esto ya se vino después, pero pensamos que el agua no iba a desaparecer, que no se iba a ir toda, pero se fue poco a poco hasta que se terminó... y ya que se terminó estamos pidiendo que nos metan en el Fonden, pero nos dijeron que ya no hay dinero", explicó Vergara Villalobos.

En Morelos se secaron dos balnearios El San Ramón y Apotla. En Agua hedionda y Palo Bolero pudieron rehabilitarse con el apoyo de las autoridades.

Si el Fonden no ha podido hasta ahora ayudar a quienes perdieron sus viviendas en el terremoto, difícilmente hará algo por las familias cuya subsistencia depende de estos balnearios.

  • redes sociales

El PAN le abrió la puerta en política, luego brincó al PRI, después compitió en el PRD, tuvo acuerdos económicos con Movimiento Ciudadano y un romance fallido con el Partido Verde; con todos terminó mal. Recientemente buscó cobijo en Morena y en Encuentro Social, pero ambos lo despreciaron por sus antecedentes de corrupción y actitud traicionera.

Luego de mucho suplicar, Nueva Alianza abrió la puerta a Fernando Martínez Cué para que los representara en la contienda por la presidencia municipal de Cuernavaca. El Pato buscará ser alcalde de la capital bajo esas siglas, sin ninguna posibilidad de triunfo, pero con la expectativa de ganar dinero con la derrota.

Igual que cuando compitió por la gubernatura en el 2006, Fernando Martínez lo que busca es quedarse con la lana de la campaña, aunque al final termine a golpes por el manejo financiero, como sucedió aquella vez con el entonces presidente del partido naranja Jaime Álvarez Cisneros.

No es casual que le nombren El Pato. No es fortuito que se le considere una prostituta de la política.

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