Para descartar el basurero
Vino el peruano José Luis Torero, quien con una visita de 20 minutos descartó ese sitio... pero recomendó un tercer estudio.
Luego los forenses argentinos desmintieron a Torero: al menos 17 cuerpos habían sido quemados allí, pero sembraron dudas con la tontería de que un satélite no registró el fuego (lo cual es obvio porque las nubes lo impidieron), y arguyeron que otras imágenes satelitales corroboraban incendios anteriores y posteriores a la noche de Iguala, por lo que afirmaron que los restos no eran de Los 43.
El GIEI se aferró entonces a lo dicho por Torero y desestimó el tercer peritaje (sugerido por él) en que cinco expertos (de fama mundial) coincidieron con los argentinos: al menos 17 cuerpos habían ardido en ese punto, precisamente aquel funesto septiembre.
Por eso ahora lo de la “tortura” en agravio de asesinos materiales confesos, para que los tribunales rechacen sus declaraciones ministeriales, los estudios psicológicos y las reconstrucciones.
¿Y exonerarlos de su crimen tumultuario?