Cómo están amarrando a AMLO en lo del aeropuerto
Uno de los planteamientos de campaña de López Obrador que han sido más polémicos, que han despertado más alarma entre los inversionistas y que han francamente asustado a los hombres del dinero es que piensa cancelar el proyecto de construir el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México al lado del actual.
El candidato presidencial de Morena-PT-PES fue a Acapulco hace unos días, a hablar ante la convención de banqueros, sabedor de la incertidumbre que genera su idea de cancelar el proyecto en la zona de Atenco y hacerlo en la base militar de Santa Lucía. Incluso fue más allá al asegurar a los capitalistas que todas sus inversiones en el nuevo aeropuerto actual se respetarían, que los papeles emitidos estarían garantizados, simple y sencillamente el dinero se usaría para hacer las pistas y terminales en otro lugar y en otro momento.
No quedaron muy convencidos. No lo han estado nunca. Al grado que desde hace varias semanas, los funcionarios encargados de echar a andar el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México trabajan a marchas forzadas para ponerle a López Obrador una camisa de fuerza que le impida cambiar de sede la terminal aérea:
Su idea es que a más tardar el 1 de diciembre de este año, fecha en la que tomaría posesión quien gane la elección de presidente de México, ya estén construidas las dos principales pistas de despegue-aterrizaje y que resulte financieramente inviable cambiar de lugar el nuevo aeropuerto. Que el nuevo gobierno, del signo que sea, quede en una posición en la que enfrentaría un costo económico brutal, un verdadero boquete en las finanzas públicas si toma la decisión de pasarlo de Atenco a cualquier otro lugar. Que el 1 de diciembre salga más caro el caldo que las albóndigas, como dice el dicho, y que el presidente entrante esté pragmáticamente amarrado a seguir el proyecto actual.
El proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) tiene programado estar operando el 20 de octubre de 2020. Ese día se realizaría el primer aterrizaje-despegue, si todo sale conforme a lo planeado. Además, según se difundió la semana pasada, 63 por ciento de la inversión ya está sobre la mesa: 8 mil 500 de los 13 mil 300 millones de dólares que costará el NAICM ya terminado (si se ajustan a los presupuestos iniciales, cosa que no suele pasar nunca en México). Estamos hablando de cosa de 750 inversionistas nacionales y extranjeros que ya compraron los bonos emitidos por el proyecto del nuevo aeropuerto.
SACIAMORBOS. 1.— La parte mexicana está convencida que la renegociación del TLC está a punto de aterrizar y para bien.
2.— Antes existía el mínimo decoro de esperar a concluir la tarea en un órgano autónomo antes de plegarse a un partido y contender por un cargo de elección popular, y aun así era polémico y medio chafa. Ximena Puente renunció al Inai para ser plurinominal del PRI. Batió las marcas de desfachatez. Ella, y el PRI-gobierno al que le vale que se vea que usa todo su poder.
3.— Ayer en estas Historias de Reportero puse que la cena en la que AMLO apanicó a directivos de BBVA-Bancomer fue en febrero. En realidad fue la semana pasada.