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SERPIENTES Y ESCALERAS

 

 

Ya ganamos, decía el slogan de Andrés Manuel López Obrador la elección pasada; y perdió. Ya ganamos, presumen ahora en el equipo de campaña de Cuauhtémoc Blanco Bravo. ¿Ganarán?

 

En el equipo del alcalde capitalino andan contentos, confiados, suponen que el triunfo está en su bolsa y que sólo deben administrar la victoria. Cuauhtémoc Blanco no debatirá, no se expondrá al golpeteo de sus adversarios ni se arriesgará de manera innecesaria; la única propuesta del candidato es meter a la cárcel a Graco, por consejo su gurú político. Todas las encuestas colocan arriba al abanderado de Morena con al menos 14 puntos de ventaja sobre su más cercano adversario y ello, suponen en el cuarto de guerra americanista, es suficiente para estar confiados. Con tantos factores a favor ¿Ya ganó Cuau?

Las elecciones cambian de un momento a otro, ningún proceso electoral es igual, sobre todo en tiempos como los que estamos viviendo, donde los ingredientes que intervienen en las campañas surgen de diferentes lados y cosas nuevas saltan a cada momento. La estructura partidista es la base de una candidatura, pero junto a ella está la imagen y el perfil del candidato, la manera como se comunican, su empatía con el electorado y el ambiente social que los rodea.

La elección actual está inmersa en un notorio mal humor social que se nutre con el desgaste del gobierno federal, el enojo de la gente de Morelos con el gobierno de Graco Ramírez y la decepción ciudadana por los malos resultados del gobierno de Cuauhtémoc Blanco en Cuernavaca. En síntesis: el enfado de la gente está en los tres niveles de gobierno.

A la par de ello hay que observar la oferta electoral: por un lado está la candidatura del PRD, que representa la continuidad de lo hecho en los últimos seis años en Morelos; Morena, cuya propuesta es la cara opuesta a la continuidad, aderezada con la promesa de meter a la cárcel al gobernador e ir en contra de varios funcionarios.

En medio de estas dos candidaturas aparecen otras: la de Víctor Caballero representa un cambio menos brusco que con el futbolista: el panista plantea un cambio de rumbo, una revisión de lo que se hizo y actuar contra lo que esta mal; también está Alejandro Vera, al que le antecede una postura firme en contra del gobierno de Gracio Ramírez, pero también graves errores al frente de la UAEM. La candidatura de Jorge Meade ni siquiera puede tomarse en serio.

Pero regresemos al futbolista: Cuauhtémoc Blanco es a la vista de muchos el candidato con más probabilidades de ganar la elección; la intención de voto le favorece, el partido le ayuda, la fama lo acompaña y el enojo contra el gobierno actual es su más fuerte (único) argumento de campaña. Si lo que refieren las encuestas se traduce en votos, el próximo gobernador de Morelos será el nativo de Tlatilco (CDMX), un hombre que recién llegó a esta tierra, que no conoce el estado, ni su historia, ni su gente, pero que representa la esperanza de actuar penalmente contra un gobernante que lastimó mucho al estado.

La fuerza de Blanco Bravo está en Graco Ramírez; como candidato a la presidencia municipal de Cuernavaca el futbolista apenas pudo ganarle a la candidata del PRI, quien por cierto tuvo la votación más baja de la historia de ese partido en Cuernavaca. Sus primeros meses como alcalde de la capital fueron muy complicados para el americanista: casi no estaba en el estado, quienes administraban la ciudad eran los hermanos Yáñez y él rara vez acudía al palacio municipal. Tras el rompimiento con el PSD comenzó la guerra política en su contra y eso lo catapultó electoralmente: cada golpe fallido en contra de Cuauhtémoc Blanco lo victimizó y lo hizo crecer hasta convertirlo en lo que es hoy: el justiciero del gobernador.

La pregunta es una ¿Es suficiente eso para ganar la elección?

Morena no tiene una estructura electoral fuerte (mucho menos el PES), son una oferta política atractiva, que despierta interés en mucha gente, pero con poca organización y base operativa. Lo fuerte de Morena en Morelos es lo que llegó del PRD con Lucía Meza y otros personajes que suman su capital político propio a un proyecto que les atrae, pero que no tiene aún la madurez electoral que tienen otras propuestas. Morena representa la esperanza para todos: para quienes quieren un buen gobierno y para los candidatos que esperan que la gente salga a votar sola.

Socialmente Cuauhtémoc Blanco Blanco atrae a muchas personas, pero otras tantas, sobre todo en la zona metropolitana, están enojadas con su desempeño como autoridad. La oferta de encarcelar al gobernador es muy llamativa para un sector amplio, pero en otros espacios, además de justicia, se busca un candidato que tenga la capacidad profesional para sacar adelante al estado y el carácter para enfrentar sus problemas.

La apuesta del equipo del futbolista es a la imagen, pero aún en ese punto están cometiendo un error estratégico. Igual que como lo hizo Jorge Carrillo Olea hace 18 años y como lo replicó Graco Ramírez en los últimos cinco años, en el cuarto de guerra del futbolista quieren apostar por el manejo informativo nacional, explotando su fama como deportista y alejándolo del ambiente local. La idea es posicionarlo desde México como figura internacional, sin profundizar en sus resultados como alcalde; el estratega quiere presentarlo como un ídolo futbolístico que ha luchado contra un mal gobernador, pero que no quiere que se hable de su desempeño como presidente municipal de la capital.

Para el equipo del futbolista la clave del triunfo está en la fama de Cuauhtémoc y el desprestigio de Graco, confían en que la gente saldrá a votar sola y que la simpatía que despierta el jugador (o el enojo contra los políticos) sustituirá lo que tradicionalmente hacen las estructuras de los partidos.

El tiempo dirá si el alcalde y su equipo tienen la razón. El tiempo y lo que determinen las autoridades respecto a las denuncias que pesan en su contra.

  • posdata

Falta un poco más de 6 meses para que concluya el sexenio de Graco Ramírez. En tres los ciudadanos elegiremos a nuestras próximas autoridades en los tres niveles de gobierno.

Gane quien gane el proceso electoral, el análisis de lo hecho por esta administración se hará al calor de una contienda en la que el jefe del ejecutivo es pieza clave del discurso de muchos candidatos. A Graco Ramírez se le culpa del problema económico, de la crisis de seguridad, de los altos índices de violencia y del enorme endeudamiento del estado; pocos reconocen lo que ha hecho en otros rubros y aunque hay programas exitosos como la Beca Salario y Jefas de Familia, el estado de ánimo es de disgusto por la mala comunicación y actitud de las autoridades. Hoy todo lo malo que pase es culpa de Graco.

El perredista tiene claro su desgaste, esta consciente de que su figura no ayuda a la campaña de su partido y entiende que a pesar de que tiene elementos de los cuales echar mano en la campaña, si figura no debe aparecer en la escena para que el enojo no opaque las buenas acciones. El PRD necesita del apoyo del gobierno estatal, pero sin la presencia de su titular.

Graco Ramírez igual que otros gobernadores ha dicho que sus obras y sus decisiones se valorarán a la vuelta del tiempo, cuando pase el calor del momento y se aprecien las cosas. Después de mi el caos, sentenció Jorge Carrillo Olea al momento de irse; Me van a extrañar, dijo Sergio Estrada Cajigal; el tiempo pondrá a cada quien en su lugar, comentó Marco Adame.

Los cierres de sexenio siempre son difíciles, porque más que la suma de logros casi siempre representan la acumulación de odios; el último año es el momento de más debilidad del mandatario, cuando pierde poder, cuando sus enemigos se juntan y la fuerza de los adversarios crece. Pero a pesar de lo complejo, el peor momento de un gobernador no es ese momento, lo más duro viene cuando entregan el poder, cuando dejan el cargo y comienza la revisión de cuentas; el séptimo año. Ahí la situación se agrava, máxime cuando la opinión pública pide castigo y presiona a los recién llegados para que procedan.

Al final del sexenio Graco Ramírez ha bajado su perfil, pero no ha mejorado sus relaciones. El perredista confía que el tiempo le otorgue el reconocimiento que espera, pero los odios que ha dejado pueden provocar que antes sus adversarios actúen en su contra. La clave de esto último es la opinión pública: si cuando llegue el nuevo gobierno se deja de hablar de Graco Ramírez, el séptimo año puede ser llevadero, pero si después de que deje el cargo se insiste en procesar al ex mandatario, como ha sucedido en varios estados, hasta por conveniencia política el nuevo gobernador irá por su antecesor y varios de sus ex funcionarios.

Pensemos ¿Cuáles son los saldos del sexenio?

  • nota

Uriel Carmona Gándara fue nombrado Fiscal General de Morelos por la actual legislatura; ocupará el cargo por los próximos nueve años.

Su designación fue controvertida; cuentan que el notario quería ser fiscal anticorrupción, pero de último momento terminó en otro cargo. Para el alcalde Cuauhtémoc Blanco, para Morena, para Encuentro Social y para Acción Nacional, la designación de Carmona fue irregular, apresurada y sin tomar en cuenta el perfil que se necesitaba.

Peor aún, para muchos el nuevo fiscal llegó con un objetivo concreto: frenar las aspiraciones políticas del presidente municipal de Cuernavaca. El propio presidente nacional del PES vino a Morelos y acusó que la designación de Carmona Gándara fue un exceso, un acto político para perseguir a Cuauhtémoc.

Quien llegue a la gubernatura difícilmente sostendrá en el cargo a Uriel Carmona, a pesar de que su designación sea por nueve años. La fiscalía es una posición muy importante en el gabinete, un puesto de confianza del jefe del ejecutivo; ser fiscal en contra de un gobernador sería una pesadilla.

El jefe de los notarios es el gobernador; él les da y les puede quitar la patente. La notaría de Uriel Carmona quedó momentáneamente en manos de su esposa, pero si se revisa jurídicamente, la decisión fue incorrecta.

Uriel Carmona Gándara no durará mucho en el cargo, el próximo gobernador no va a querer tener un fiscal heredado.

  • post it

La investigación sobre algunos funcionarios del gobierno estatal ya comenzó. El análisis de sus cuentas, su patrimonio, sus propiedades y los movimientos financieros de su familia forman parte de un expediente que se abulta cada día en la Ciudad de México.

El manejo de recursos públicos no es cosas menor y se considera un delito grave que no alcanza fianza. La información fluye y el expediente se arma; falta la orden de actuar. La presión social a través de la opinión pública es clave para que la decisión se tome.

  • redes sociales

Tadeo Espinoza concluye su etapa como alcalde para buscar una diputación; deja varios pendientes, dice, cosas inconclusas dentro y fuera de la esfera municipal.

Su gobierno fue de claroscuros, hubo reclamos sociales, presiones políticas y denuncias por mal manejo de recursos. Algunos ex alcaldes de Cuautla, recordemos, ya han sido procesados por la justicia.

  • es viernes

Si algún problema tiene el hombre contemporáneo, es el exceso de comunicación. A todas horas y de todas las maneras posibles nos estamos comunicando. Todo tipo de aparatos han sido creados para oír y ser oídos, gracias a ellos en un breve lapso matutino podemos conocer un número de noticias notablemente superior al que recibió en toda su vida el santo Job.

Luego viene la experiencia del radio en el automóvil, las pláticas con los compañeros de trabajo, los telefonazos, la lectura de los diarios, las revistas, la televisión, el internet... Cuando por fin llega la noche estamos hipercomunicados al grado de que nuestra cabeza emite ondas radioactivas.

Y a pesar de todos estos avances tecnológicos y tantos medios de comunicación, muchas veces no nos entendemos, porque no sabemos escuchar.

Escucha: Hoy Toca.

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