NO MÁS INSEGURIDAD, RECLAMO UNÁNIME DE LOS MORELENSES A PEÑA NIETO
Por: Felipe Villafaña
Sin mencionar nombres ni descalificar, este sábado el obispo Ramón Castro Castro lamentó la indiferencia del sector oficial de Morelos hacia los reclamos de la sociedad, el exceso de soberbia de las representaciones populares que afectan al pueblo.
La Segunda Caminata para Orar por la Paz como la nombró, no fue un acto partidista porque emanó de una sociedad ávida de respuestas en un asunto que ya no es un problema sino un conflicto: la inseguridad pública.
Comparado con la misma caminata del año anterior, ya no acudieron los que hace un año asumieron compromisos a cambio del voto y si las familias que han sido afectadas en sus intereses humanos, materiales y que hoy padecen la doble victimización: la de la delincuencia y la del gobierno en sus tres órdenes.
Fue una expresión convocada por la iglesia católica, pero que reunió lo mismo a fieles de otro tipo de religiones, ateos, ricos, pobres en dinero y aquellos que la tomaron como un acto de encontrar un alivio espiritual por el hijo, el tío, el padre, la madre o el amigo que le arrebataron.
No puede haber paz sin justicia, no puede haber justicia sin ética, no puede haber ética sin solidaridad y no puede haber todo esto sin un plan modelo, destacó el máximo jerarca de la iglesia católica en Morelos.
Son graves las cifras de homicidios, secuestros, robos, asaltos y extorsiones aun maquilladas, o bien que el 86.3 por ciento de los habitantes del estado se sientan inseguros, porque quienes manejan las instituciones han caído en el descrédito.
Cierto es que nunca antes ni un gobernador del estado había reunido liderazgos sociales en su contra, en los que había comunicadores, empresarios, comerciantes y campesinos.
No fue la marcha del ego como pasó recientemente, fue una forma de libertad de expresión en donde no se protestó solo contra un gobernante, sino contra todo un sistema de “políticos” que no están a la altura de un pueblo.
La soberbia y la indiferencia son parte del reclamo social hacia quienes hace cerca de un año les pidieron el sufragio y la confianza, para hoy crear programas y leyes en contra de todos.
La Segunda Caminata por la Paz convocada por el obispo tuvo eco entre la sociedad, porque los agravios cada vez son mayores incluso de quienes están obligados por ley a cuidar sus intereses.
Una vez más fue restregada la realidad a quienes aseguran que vivimos en un estado de lujo, porque su principal queja fue contra el modelo de seguridad que además disfuncional son quienes más agreden a la sociedad, con sus simples actitudes y acciones.
Los caprichos de una o dos personas, por mantener su situación financiera, de seguridad y de conveniencia partidista han provocado que del año 2012 al 2015 haya un incremento de los delitos de alto impacto sobre un 300 por ciento, comparados con los últimos tres sexenios, que incluyen juntos a los ex gobernadores Jorge Carrillo Olea, Jorge Morales Barud, Jorge Arturo García Rubí, Sergio Estrada Cajigal y Marco Antonio Adame Castillo.
Las cifras oficiales son alarmantes porque en tres años y cuatro meses han sido superados los números de homicidios, secuestros, asaltos, robos, extorsiones que de 18 años antes juntos.
Es más, ni con la campaña del Ejecutivo estatal denominada #Morelos Avanza podrá dividir la opinión de la sociedad, porque conforme a las encuestas hay un 90 por ciento de los votantes que solicitan un cambio urgente dentro del gobierno.
El hartazgo social es resultado de la indiferencia de un gobernador que en cuatro años está ausente de todo tipo de reclamo, que a quienes les señalan sus errores inicia campañas negras y lejos de convenir al diálogo cierra sus puertas.
Ese ego, esa soberbia y actitud cerrada del gobernador Graco Ramírez hacia los morelenses ha causado daño a la imagen de toda la entidad, tanto así que antes del 2012 no se había dado ninguna alerta roja del extranjero al estado y tampoco había disminuido el número de estudiantes de otros países que llegan a estudiar el idioma español.
Ante ello de nada sirve la inversión de dos mil millones de pesos para la seguridad, cuando el número de asesinatos dolosos, de secuestros, de asaltos, robos y extorsiones mantienen un incremento del 300 por ciento.
Podrían aplicarse otros dos mil millones de pesos, podrían salir nuevamente los elementos del Ejército Mexicano de sus cuarteles como regresar la Policía Federal a vigilar las calles del estado, pero de nada sirve cuando no se escucha la voz del pueblo, que es la de Dios hasta para los que se autonombran ateos.
Los indiferentes a la voz popular todavía tienen la oportunidad de cambiar sus actitudes, porque a pesar de todo el pueblo de Morelos es humilde, sabe perdonar y otorgar la reconciliación. ¡Es hoy, o nunca!... Por