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Sería la muerte que se cancele el NAIM: advierten trabajadores

En la obra en construcción aprenden oficios que les permitirá conservar su empleo cuando la terminal entre en operaciones; el proyecto les da sustento, incluso aunque padezcan alguna discapacidad; algunos, de los 43 mil empleados, usan sus ganancias para costear su carrera profesional

Trabajadores del NAIM Foto: Especial


 

Ignacio de la Sierra
Edad: 82 años
Cargo: Encargado de personal de limpia.

“Si me quitaran esta oportunidad, moriría”, dice Ignacio de la Sierra, quien a sus 82 años de edad dirige una cuadrilla de limpia de 37 personas en los caminos de la nueva terminal aérea.

Originario de San Salvador Atenco, Estado de México, señala que cancelar esta obra “sería el final”, porque sabe que a su edad sería difícil encontrar otro trabajo; además, su esposa de 78 años, depende de él..

“Aunque sé de albañilería y fui campesino, a mi edad las cosas no son tan fáciles: ¿quién le va a dar trabajo a un anciano?”.

Padre de dos hijos, de 60 y 58 años, Nachito cuenta que su labor diaria lo mantiene vivo y despierto.

Sufre de hipertensión, pero se siente seguro con el respaldo de los médicos de la obra.

“Afortunadamente aquí hay de todo. No nos podemos quejar. Tenemos transporte que nos trae y nos regresa, médicos y, sobre todo, muchas ganas de trabajar”.

 

Guadalupe Guillén
Edad: 51 años
Cargo: Controla el reparto de agua.

En un almacén de garrafones con agua está Guadalupe Guillén, quien padece las secuelas de poliomielitis.

En el NAIM lleva el control del reparto de agua desde hace más de un año, lo que le permite solventar las carreras técnicas de sus dos hijos.

Es madre soltera y le preocupa que suspendan la construcción porque dice que tardó seis años en encontrarlo. Antes, laboraba en un taller de costura en el que le pagaban 600 pesos semanales. Ahora percibe poco más de 8 mil al mes.

“No en todas partes le dan trabajo a personas discapacitadas como yo. El que cierren la obra, nos afectaría mucho y pues… mis hijos tendrían que dejar la escuela para ayudar con los gastos”.

En la construcción se imparten 16 oficios y Guadalupe pretende capacitarse en electricidad para mejorar su salario y quedarse a trabajar en el nuevo aeropuerto.

 

Armando Medina
Edad: 37 años
Cargo: Separador de residuos.

Armando Medina, originario de Texcoco, labora desde hace dos meses separando los desperdicios que generan a diario los trabajos del nuevo aeropuerto.

De suspenderse tendría que “empezar de cero y volver a tocar puertas para conseguir empleo. Soy técnico en criminología forensel, pero no había encontrado trabajo y me cayó esta oportunidad. Quiero aprender varios oficios de los que se imparten aquí para buscar la posibilidad de quedarme a trabajar cuando esté terminado”.

Del trabajo de Armando depende su madre, hermana y una sobrina de seis años; “por eso me asusta escuchar que esta obra pretende cancelarse”.

Comenta que han sido varios los políticos los que han llegado al NAIM para recorrerlo, “pero ninguno se ha acercado a nosotros para escuchar qué pensamos, qué sentimos y conocer la importancia de que esta construcción siga adelante”.

 

Herbert Robledo
Edad: 42 años
Cargo: Intendencia.

Trabajador de limpieza en el NAIM, resalta que los “trabajos están escasos allá fuera” y que cerrar la obra significaría “quitarles el pan de la boca a miles de familias”.

Padre de dos adolescentes estudiantes de secundaria; considera que hasta el momento sólo se habla de las pérdidas económicas que generaría cancelar esta obra, “sin ponerse a pensar en nosotros, los trabajadores”.

Hebert sólo pudo terminar la secundaria y tiene tres años laborando en el proyecto de la nueva terminal, después de “haberle batallado mucho para encontrar un trabajo más estable. Antes, estaba en una fábrica, pero sin prestaciones… sin nada”.

Escuchar que “se nos puede acabar la chamba es algo que me estresa. Imagínese toda la gente que se quedaría sin trabajo”.

Insiste en que “antes de tomar una decisión de ese tamaño se debería pensar en toda la gente que depende de uno y en la incertidumbre con la que cargaríamos”.

 

Blanca Hilda Aguilar
Edad: 42 años
Cargo: Equipo de limpia en los terrenos de la terminal.

De Tizayuca, Hidalgo, Blanca dice que el ingreso que percibe aquí es fundamental para el sostén de sus cuatro hijos: tres varones de 21, 19 y 16 años, y para una pequeña de 10.

Su cónyuge es obrero, pero lo que él gana es insuficiente para mantener a la familia. “Por eso, yo también trabajo, porque con los dos salarios la vamos pasando para sacar adelante a nuestros hijos”.

El hecho de quedarse sin trabajo, “afectaría bastante a mi familia. Querer cerrar el aeropuerto se me hace algo incoherente porque para muchos mexicanos es una forma de ganarnos la vida y para el país representaría impedir su desarrollo”.

El salario que percibe a la quincena lo destina en la compra de alimentos, vestido y material escolar.

“La educación en prepa es muy absorbente. Y pues… prácticamente ahí se van todos mis recursos, en la educación de mis hijos”.

 

Nicolas Francisco Duana
Edad: 54 años
Cargo: Servicios de plomería.

Padre de una estudiante de psicología, tiene tres años trabajando en el NAIM y buscará capacitarse en soldadura y plomería en la misma terminal aérea, que le permita generar mayores recursos.

“Aquí no sólo se viene a trabajar, sino a aprender. No en cualquier trabajo se tiene la oportunidad de esto. Si alguien quiere crecer, hay chance. Porque hay muchos oficios que se nos imparten, y además de terminar la primaria o la secundaria.

Nicolás sólo terminó la secundaria y durante años se dedicó a las tareas del campo en su tierra, San Salvador Atenco. Dice que cerrar las obras de la nueva terminal “sería un duro golpe, porque si su muchacho quiere seguir estudiando, nomás ya no se va a poder; se perderá ese gasto que miles estamos teniendo aquí. Cerrarlo sería un golpe muy duro para todos los que trabajamos en la construcción y para las familias de cada uno de nosotros”.

 

Elizabeth Zamorano
Edad: 32 años
Cargo: Equipo de limpia en los terrenos de la terminal.

Con una carrera trunca en contaduría, Elizabeth toma su empleo en el NAIM como una oportunidad de trabajar para concluir sus estudios que no terminó por motivos de salud.

“Tuve que dejar mi carrera hace dos años, por enfermedad. Pero este trabajo me ocupa hasta entre una y dos de la tarde. Así que lo que gano me ayudará a terminar la escuela. Soy casada, pero aún no tengo hijos y esto nos ayuda a mi marido y a mí a sobrellevarla”.

En la obra “he conocido gente que de este trabajo obtiene ingresos para terminar con su licenciatura o la prepa. Es de gran ayuda y el hecho de cerrarlo, como se dice, va a ser un golpe muy fuerte para nosotros”.

Estar aquí le ha ayudado a aprender “bastante. Yo no soy de campo, pero me gusta realizar mi trabajo. Me permite sentirme útil. Terminé un curso de ferrería, estructuras metálicas y me gustó. Tiene su chiste también por las matemáticas. Estoy buscando hacer otro para auxiliar administrativo”.

 

Evelyn Cortés
Edad: 30 años
Cargo: Coordinadora de bandereras.

Cuando entró a trabajar al NAIM, hace tres años, rescataba especies de la zona y limpiaba las áreas en las que se construye la terminal. Ahora tiene dos meses colaborando para una constructora en la que percibe un mayor salario con todas las prestaciones.

“Me ha permitido abrirme más puertas con las empresas que han venido llegando. Entré como brigadista, luego me dediqué a ser afanadora, después fui banderera, que es abrir caminos para camiones pesados y ahora soy coordinadora de 50 bandereras”.

Con la preparatoria terminada, dice que el trabajo que realiza la ha motivado para estudiar una ingeniería en la universidad.

“Me siento orgullosa de trabajar para una obra tan importante para el país. Tengo muchas ganas de seguir adelante por mis dos hijas, que vean que su madre ha luchado contra viento y marea para seguir caminando. Pienso que más adelante tendré un cargo mejor y por eso voy a seguir capacitándome”, expresa.

Ámbito: 
Nacional
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