El obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, dijo que el Viernes Santo se reunió con líderes del crimen organizado que operan en la Sierra y éstos prometieron no asesinar a candidatos o líderes partidistas, aunque solicitaron que no haya compra del voto y que los ganadores de los comicios cumplan sus compromisos de campaña.
En Chilpancingo, el obispo Rangel Mendoza comentó que el Viernes Santo fue a Pueblo Viejo, municipio de Heliodoro Castillo, comunidad a la que un grupo delictivo le cortó la energía eléctrica y el suministro de agua.
Comentó que los habitantes de Pueblo Viejo recurrieron a él para solicitar su mediación, razón por la que decidió visitar la Sierra.
"Al llegar les explicaba que si bien en ese lugar pueden estar algunos de sus enemigos, también es cierto que hay ancianos, niños, mujeres embarazadas y todos ellos necesitan esos servicios", explicó.
A partir de dicho diálogo, los delincuentes reinstalaron el servicio de agua y la energía eléctrica, razón por la que les dio las gracias.
Sobre la visita que hizo en la Sierra, el obispo dijo que habló sobre algunos aspectos del proceso electoral que ya está en curso.
"Aproveché con ellos para hablar en el sentido de que no hubiera más asesinatos de candidatos, me prometieron que iban a evitar eso, que iban a dejar una elección libre para que lo que prevalezca es lo que elija el pueblo; que ellos no se iban a meter", dijo.
Afirmó que los presuntos capos pusieron como condición dos cosas: que los candidatos no repartan dinero para tratar de comprar votos, además de que una vez que pasen las elecciones, los ganadores cumplan con todos sus compromisos.
Los delincuentes con los que se reunió el obispo reprocharon que un político se negó a realizar obra en las comunidades de la zona, bajo el argumento de que pagó el voto al momento en que le dio dinero a los ciudadanos.
"Lo que ellos piden es que haya un voto libre, razonado y secreto, nada más", dijo.
Otra condición fue en el sentido de que los candidatos cumplan sus promesas, ya que por usos y costumbres, cuando los políticos logran sus cometidos se olvidan de las necesidades de la gente.
Aunque se le preguntó, Rangel se negó a proporcionar detalles respecto al grupo con el que dialogó el pasado Viernes Santo.