Trump en la campaña
La tarde del domingo varios portales noticiosos tuvieron que ubicar en su espacio principal la nueva andanada de Donald Trump contra México.
En lugares secundarios quedaron las primeras ofertas de campaña de los candidatos presidenciales.
Trump será una amenaza permanente, vulgar, opresiva a lo largo de la campaña.
Una presencia que juega en contra del gobierno mexicano y su candidato.
En los hechos Trump opera a favor de candidatos opositores para quienes es relativamente sencillo lanzar bravatas antigringas en los mítines.
Tal parece que Trump ya tiene candidato. Lo impulsa machacando al gobierno mexicano.
El obispo incómodo
Si es verdad que el obispo Salvador Rangel tiene una comunicación fluida con los jefes del crimen organizado de la región Chilpancingo-Chilapa, malo. Si está blofeando, peor.
Las campañas ya tienen a su primer invitado incómodo. Los candidatos que hagan trabajo de proselitismo en la zona tendrán que agradecerle al obispo Rangel vivir para contarlo.
Lo más extraño, lo que genera toda clase de suspicacias, es que la banda criminal con la que acuerda el obispo actúa como una de esas organizaciones de la sociedad civil políticamente correctas, que atraviesan el pantano sin mancharse.
Según Rangel, los criminales le perdonarán la vida a los candidatos siempre y cuando no compren votos y cumplan sus promesas de campaña.
¿Y usted le cree al obispo?
El turno de las empleadas domésticas
Para el gobierno de José Antonio Meade, la prioridad serán las mujeres.
Así lo ha establecido el candidato de la Coalición Todos por México.
Anunció en su arranque de campaña una agenda enfocada a proveer seguridad e igualdad a la mujer mexicana, y que incluye entre otras políticas públicas, la de promover la seguridad social a empleadas domésticas.
Meade habló del otorgamiento de créditos a la palabra y la apertura de guarderías de tiempo completo con horarios nocturnos.
Una oferta novedosa a la que hay que darle seguimiento.
Se espejean
Uno de los aspectos más relevantes de la campaña será la evaluación de las campañas de Ricardo Anaya y Margarita Zavala.
Diversos analistas hablan de la posibilidad de que lleguen virtualmente empatados al final del proceso. Sus respectivas tendencias se acercan.
Se disputan en gran medida el mismo segmento del electorado.
Zavala tiene un espacio de oportunidad entre mujeres de clase media, que suelen ser influyentes en el núcleo familiar y Anaya lucha porque la alianza con el PRD se refleje en las urnas.
Pueden llegar juntos a la meta, quién lo diría.