¿Es inevitable el triunfo de AMLO?
¿Es inevitable el triunfo de AMLO?
Hay toda una discusión en todos los ámbitos sobre la posibilidad de que AMLO tenga la victoria asegurada o de que las cosas puedan cambiar radicalmente en los tres meses de campaña.
Van algunos cuestionamientos.
1.- ¿Es imposible alcanzar a AMLO?
No es imposible. Hay evidencias históricas de cambios muy profundos en las campañas.
En febrero de 2006, de acuerdo con Consulta Mitofsky, AMLO llevaba una ventaja de ocho puntos a Calderón y acabó perdiendo por medio punto. Perdió 8.5 puntos. En 2012, la diferencia a favor de Peña era de 19 puntos en febrero. Acabó ganando por 6.8 puntos. Le descontaron una ventaja de 13.2 puntos. Las campañas cuentan y puede haber variaciones importantes en la intención de voto.
2.- ¿Es probable alcanzar a AMLO?
La probabilidad en este momento es baja. No existe precedente en elecciones federales en México, desde que hay encuestas, de que un candidato remonte una diferencia tan grande como la que hoy tiene AMLO. El agregador de encuestas de Bloomberg señala una ventaja de 18.6 puntos de AMLO contra el segundo lugar. Con este mismo instrumento se ve que la diferencia entre el segundo y tercer lugar es de 2.2 puntos. Imagine una competencia ciclista. Es una carrera con un líder que se ha 'fugado' y dos contendientes que pelean intensamente por el segundo lugar, lo que hasta ahora ha favorecido al líder. Mientras sigan muy cercanos el segundo y el tercer lugar, no se ve viable que el primero se caiga.
3.- ¿Serán determinantes los debates?
Lo más probable es que influyan pero que no sean decisivos. La experiencia del debate del 25 de abril de 2006, cuando no acudió AMLO, es que le hizo perder votos. Pero una encuesta publicada ese mismo día daba ya a Calderón arriba. La inasistencia de AMLO al primer debate de 2006 no parece haber sido determinante en el resultado.
También hay un caso en el que el debate pudo cambiar la historia. Fue el del 12 de mayo de 1994, en el que Diego Fernández de Cevallos aplastó a Ernesto Zedillo y a Cuauhtémoc Cárdenas, pero su campaña no capitalizó los resultados. Es improbable pero no imposible que cambien la historia.
4.- ¿Qué podría tumbar a AMLO?
Errores propios que vuelvan a acrecentar sus negativos. En 2006, uno de los factores determinantes de la caída de más de ocho puntos en su intención de voto fue la actitud agresiva que le ahuyentó electores. El 16 de marzo de 2006, en un discurso en Salina Cruz, Oaxaca, lanzó el “cállate, chachalaca” hacia Vicente Fox, que fue el símbolo del AMLO agresivo. La expresión y tono fueron usados por sus contrincantes para sustentar la imagen de AMLO como peligro para México, lo que probablemente al final pudo haber sido determinante en la pérdida de votos que dio el triunfo a Calderón. Hoy, por lo pronto, no se ve una circunstancia en la que pudiera surgir de nuevo algo tan contundente como el “cállate, chachalaca”, pero nada está escrito.
5.- ¿Todavía puede darse una carrera parejera?
Esa ha sido la expectativa del PRI y del Frente. Pero se ve complicado. Ricardo Anaya ha criticado en tal medida al PRI, que se ve difícil que el voto de Meade, aun y cuando éste se debilitara, se fuera hacia el Frente. Y, el antipriismo de los votantes del Frente parece vacunarlos respecto a un traslado de sus votos a Meade.
Esta circunstancia puede ser también una vacuna para los votos anti-AMLO, que no parecen tener capacidad de reunirse en una sola opción.
Lo dicho, nada está escrito, pero esos son los escenarios al día de hoy.