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VIDA POLÍTICA

¡ADIÓS AL DINOSAURIO!: DIRIGENCIA Y CANDIDATO DEL PRI, VENDEN LA ELECCIÓN AL PRD…

 

 

Todo lo que tiene un principio tiene un fin, el nuevo siglo fue claro al anunciar el principio del fin de la vieja clase política, para que ingresara otra que también está a punto de terminarse por sus actitudes soberbias e impopulares.

Morelos, será es el experimento de la muerte del Partido Revolucionario Institucional, al mantener un dirigente sin liderazgo ni capacidad y conocimiento político, como lo es el montador de toros Alberto Martínez González.

Hoy, sale al proceso electoral de Morelos un PRI con candidatos sin liderazgo, popularidad y menos simpatía, pareciera que vendieron la jornada comicial a cambio de 30 monedas de oro.

Y eso lo ven los priístas de corazón, los reconocidos como el voto duro y quienes mantienen su enojo por la asignación de candidaturas a cargos de elección popular repartidas entre amigos.

Actualmente, el candidato al gobierno estatal priísta, Jorge Meade Ocaranza, es incapaz de reunir a más de 40 personas en una comunidad, como le ha pasado en sus recientes giras por los municipios.

En la mayoría de las ocasiones es más el personal de apoyo que lleva el candidato tricolor al número de personas que asisten, para escuchar su propuesta de gobierno.

Dicen los mismos priístas que cada día habrá más alejamientos al viejo partido que hoy está en su encrucijada por la sobrevivencia, por alcanzar el tres por ciento requerido para conservar su registro.

El Comité Directivo Estatal, también está en el abandono por una dirigencia nacional, que también como su candidato presidencial carecen de conocimiento sobre lo que son los juegos políticos.

El Partido Revolucionario Institucional sucumbe, ya su cáncer que siempre ha sido la corrupción está en todo su cuerpo y avanza, tanto así que también el regreso del sector obrero quedó para la historia y los cetemistas prefieren ver morir al viejo dinosaurio que los cobijó por décadas se vuelven a ir por no haber cumplimiento a los acuerdos alcanzados.

De ahí la renuncia como dirigente del PRI en Cuernavaca del empresario Carlos Hernández Adán, quien a pesar de su institucionalidad partidaria solamente recibe de su partido ¿o ex partido? la mano extendida, para que aporte sus cuotas.

Para Carlos Hernández Adán como el 99.9 por ciento de los priístas en Morelos, dejar de apoyar al vetusto instituto político es porque solamente responde a los caprichos del candidato al gobierno estatal, Jorge Meade Ocaranza.

Es claro que hoy hay muchos priístas enojados quienes no votarán por otros candidatos, pero manifestarán su molestia al alejarse de las urnas y esperar los momentos como los liderazgos reales.

Los priístas son claros, contundentes y directos: el problema del partido es su dirigente Alberto Martínez González y su candidato a gobernador, Jorge Armando Meade Ocaranza.

Ambos rompieron los acuerdos en la designación de candidatos a cargos de elección popular, por ello el PRI es advertible que tiene perdidas la gubernatura estatal, las 33 presidencias municipales y al menos nueve de las ocho diputaciones locales por la vía del voto.

El 2018 ¿el fin del dinosaurio? Será así como la misma dirigencia estatal lo apuesta de manera cotidiana, porque en el terreno de las comunidades los comités seccionales son inexistentes, los municipales tampoco nadie sabe de éstos y el Comité Directivo del Estado la palabra acordada fue, simplemente, olvidada.

La molestia de Maricela Velázquez Sánchez por las imposiciones es natural, como la de Carlos Hernández Adán e incluso de los dirigentes del sector obrero, quienes dentro de los próximos días definirán qué candidato apoyar.

El sector obrero está por definir entre ex futbolista o el ex rector de la Universidad Autónoma del Estado, Alejandro Vera Jiménez, porque saben que la dirigencia y candidato del PRI, vendieron el proceso electoral a muy buen precio al candidato oficial.

Y la traición en la política como en la vida suele pagarse muy caro, tanto así que ya viene la extinción del dinosaurio que antes era una aplanadora electoral y hoy son los limpiadores del circo electoral, porque ni a payasos llegan.

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