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SERPIENTES Y ESCALERAS

 
 

Morena es resultado de la división del PRD, del PAN, del PRI y de otras corrientes políticas. Muchos de quienes ahora están en ese partido llegaron buscando una candidatura, aunque algunos de ellos estaban señalados por corruptos o por delincuentes. Al momento de procesar las candidaturas surgieron los problemas. ¿A quien le extraña que esto suceda?

 

El PRI ha demostrado que es un partido autodestructivo, traicionero, corrupto, capaz de aniquilarse a si mismo y de echar por tierra sus posibilidades de triunfo. En los últimos años el PAN perdió los valores que le daban vida, se convirtió en todo lo que repudiaba y repitió las mismas cosas que por años criticó. El PRD extravió el camino, se desvió de sus ideales, se corrompió y olvidó los preceptos que le dieron vida. Morena es el resultado de la mezcla de los tres y hoy comienza a vivir los mismos problemas de los demás partidos.

Les pasó en el 2015 y les está pasando lo mismo en el 2018: antes de la elección intermedia los simpatizantes de López Obrador hablaban de lo bondadosa que era su propuesta, resaltaban los ideales que los motivaban, reconocían el liderazgo del tabasqueño y promovían el voto hacia un partido que, decían, era diferente a todos los demás. Entonces llegó el momento de elegir candidatos y toda esa euforia se transformó en enojo: atrás quedaron las expresiones de unidad y de reconocimiento, aparecieron las acusaciones, las críticas, las imposiciones, las movilizaciones y vino el rompimiento. En el 2015 Morena se perfilaba en las encuestas como la primera fuerza electoral en Morelos y al final, derivado de su divisionismo, no ganaron una sola posición en las urnas.

Hoy las cosas se les complican de nuevo: en las encuestas el Movimiento de Regeneración Nacional vuelve a estar posicionado en primer lugar en intención de voto y su candidato a la gubernatura es el más popular, pero eso sólo avivó las ambiciones de quienes sienten que la marca los hará ganar en todas las posiciones; por eso pelean a muerte por las candidaturas.

La llegada del Cuauhtémoc Blanco a Morena no fue bien vista por el equipo de Rabín Salazar, el senador construyó la estructura del partido a la par de su candidatura y al final una decisión cupular lo dejó fuera de la contienda; empezó entonces el jaloneo por los espacios y Rabín impuso a su hermano en la senaduría, en una posición que por acuerdo le correspondía al PES; a pesar de que Encuentro Social cedió la posición, la gente del senador sigue resentida y le hace contracampaña al futbolista.

Hace unos días la dirigencia de Encuentro Social dio a conocer que el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia en Cuernavaca sería el ex árbitro profesional Gilberto Alcalá Pineda; la postulación del abanderado en este espacio, por acuerdo entre dirigencias, correspondía al PES, pero eso no gustó a la gente de Morena, ni tampoco al equipo de Rabín Salazar; pusieron en la mesa a Miguel Lucia y luego a Javier García, la militancia impugnó el proceso de selección de candidatos y complicaron el registro de Alcalá.

El trato entre la gente de Morena y el equipo de Cuauhtémoc Blanco no es el mejor, de hecho ex casi inexistente; el futbolista tiene su propio equipo, en su cuarto de guerra no participa nadie del partido de López Obrador, ni tampoco del equipo de Rabín Salazar. El alcalde sabe que en Morena le juegan las contras y que Rabín Salazar insiste en tirar su candidatura.

La postulación de Gilberto Alcalá tensó más la relación entre las partes: un juzgado federal ordenó a Morena reponer los procesos y entonces José Manuel Sanz amenazó con romper la coalición estatal si no registraban al árbitro; la discusión subió de tono, Alcalá salió, metieron a Javier García (que no cumple con la residencia) luego volvieron a meter a Gilberto y al final todo quedó en el limbo. Lo único evidente ahora es el rompimiento de Morena en la capital y la mala relación de los tres partidos que conforman la coalición Juntos Haremos Historia en Morelos.

Lo que se ha visto en Cuernavaca se comienza a replicar en otros municipios del estado; las ambiciones políticas personales en Morena complicaron los registros, tensó la relación con el PES y con el PT y eso afecta sus posibilidades de triunfo en varios lados, incluyendo la gubernatura. La falta de pericia de las dirigencias estatales de los tres partidos y la personalidad de quienes conforman al Movimiento de Regeneración Nacional en Morelos ha dificultado los acuerdos.

No hay nada de que sorprenderse en lo que vemos, Morena es la suma de las escisiones del PRI, del PRD y del PAN y muchos de sus integrantes son personajes que dieron el brinco en busca de una posición.

La lucha interna en Morena es igual de sangrienta que en otros partidos.

  • posdata

La tarde y la noche del último día de registro de candidatos fue muy larga para algunos partidos. En el PRI hubo conflictos generados por la imposición de candidatos, principalmente en las regidurías; desde diferentes lados se acusó a Jorge Meade de acomodar a sus incondicionales y fracturar los equipos de campaña municipales.

Cosa similar se vio en Morena, en donde las impugnaciones retrasaron el registro de candidatos, empezando por la capital. Algunos de quienes hasta hace poco eran férreos defensores de la causa obradorista comienzan a alzar la voz, denuncian imposiciones, despotrican contra su dirigencia y dicen que viven los mismos vicios que en otros partidos.

Sólo en el PAN y en el PRD (con sus respectivos aliados electorales) no hubo sobresaltos; contrario a lo que sucedió en otro momento, en esta ocasión ambas coaliciones lograron un registro sin contratiempos. En independencia del perfil y las posibilidades de triunfo de sus candidatos, las cosas les salieron bien en esta etapa.

En el caso de la alianza PRD-PSD-Verde  hay un elemento interesante que observar: sus fórmulas municipales se nutren de las escisiones del PRI y del PAN, en las primeras posiciones a las regidurías de esa coalición hay personajes que rompieron con otros partidos y aportarán votos a la fórmula gubernamental.

El registro de candidatos anticipa lo que veremos en la contienda; no hay forma de que el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia en Cuernavaca salga fortalecido, la división se está profundizando y ninguna de las tres dirigencias ha tenido la habilidad para conciliar posiciones. Peor: el enojo crece y ahora Gilberto Alcalá (su mejor propuesta) ha declinado en su aspiración por competir.

La división en Cuernavaca le pega al proyecto de Cuauhtémoc Blanco.

  • nota

Cuernavaca es clave para ganar la elección de Morelos, no sólo por los votos que representa, sino porque impacta a toda la zona metropolitana, en donde se concentra más de la mitad de los electores del estado.

Para todos los partidos es estratégico ganar la capital o al menos obtener el mayor número de votos; en Cuernavaca hay que hacer una buena campaña, hay que llevar un buen candidato, hay que generar buena imagen y hay que tener presencia en medios para influir de manera positiva en la percepción electoral.

Por eso en muchos casos la capital es premio de consolación de quienes se quedan en el camino por la gubernatura, porque gobernar la capital representa la segunda posición en importancia del estado en materia social, económica y política. Administrar Cuernavaca es tanto o más difícil que conducir el estado.

La sede de los tres poderes es una ciudad cosmopolita, en ella viven personas de muchas partes del país y conviven ciudadanos de diferentes puntos del estado; Cuernavaca es la caja de resonancia de Morelos, pero también la ventana del estado al resto del país.

La propuesta que mandan los partidos a competir en la capital es interesante:

El PAN postuló a quien era su candidato mejor posicionado a la gubernatura, un hombre maduro, con experiencia legislativa, que ha trabajado en dos de los tres niveles de gobierno y que hace unos meses estuvo a cargo de uno de los dos poderes del país. Javier Bolaños es un candidato competitivo, con amplias posibilidades de ganar la elección.

El PRI también manda a un viejo lobo de mar: el candidato tricolor tiene una larga trayectoria en el servicio público, ha estado en el congreso estatal y trabajado de cerca con varios gobernadores. Víctor Saucedo viene de dirigir el área jurídica de la Lotería Nacional y tiene la experiencia de haber coordinado varias campañas políticas en varias partes del país. El priísta es un hombre experimentado, pero sin presencia local ni la estructura y el carisma para ser considerado favorito.

Por el PRD va un joven cuyos méritos son la audacia y la incontinencia verbal; el candidato de esa coalición es un personaje sin formación profesional, que nunca ha ganado una elección, que se dio a conocer por sus ocurrencias y ganó fama por la forma como contrató a Cuauhtémoc Blanco. Julio Yáñez tiene un partido político y ese es el único mérito que tuvo para ser postulado; muchos lo consideran un hombre limitado y corrupto y pocos tienen confianza en que gane la elección.

José Luis Urióstegui es para muchos la mejor oferta que tendrá la boleta electoral; varios partidos políticos quisieron tenerlo como candidato, pero no aceptó. El abogado tomó una decisión difícil, pero actuó con congruencia: desde hace tiempo dijo que la gente estaba decepcionada de los partidos políticos y al abrirse la posibilidad de competir fuera de ellos lo hizo. José Luis tiene buena fama pública, tiene reconocimiento profesional y muchos amigos; el tiempo dirá si eso es suficiente para vencer la fuerza estructural y económica de los partidos.

Morena tiene en Cuernavaca la mayor intención de voto; a pesar del mal desempeño de Cuauhtémoc Blanco como presidente municipal, muchos pensarían en votar por ese partido en Cuernavaca. Esta circunstancia despertó la ambición de muchos personajes en Morena y descarriló el proceso de selección de candidato; hasta hoy no hay definición en el tema, ni certeza de nadie de lo que va a pasar con esa coalición.

  • post it

Jorge Meade sabe que va a perder, dicen los priístas, por eso se empeñó en poner a sus amigos en las primeras posiciones de las regidurías. Las fórmulas de los cabildos fueron decididas por el candidato y los aspirantes a presidentes municipales tuvieron que aceptar o declinar, no tuvieron otra opción.

Este tipo de decisiones, propias del viejo PRI, hicieron que muchos liderazgos del partido de los tres colores se deslindaran de la campaña o de plano se fueran del tricolor. Algunos se quedaron, pero sólo para llevarle las contras desde dentro al otrora delegado de la Sedesol.

Las campañas estatales todavía no comienzan, pero el hundimiento de la candidatura de Meade es evidente. Lejos quedaron aquellos tiempos en los que al candidato del PRI se le veía con respeto, con posibilidades de triunfo y con liderazgo; Jorge Meade Ocaranza se ha encargado de acabar con lo poco que quedaba de ese partido, como si esa fuera su encomienda desde Casa Morelos.

La candidatura al gobierno estatal es la última fase de la carrera política del gumaco: el ex líder estudiantil se ve acabado en todos los sentidos: física, sicológica y políticamente; si pierde la elección (como todo parece) Jorge Meade habrá concluido su vida profesional con una derrota que lo acompañará toda su vida. Peor: cargará con muchas enemistades que le culparán de la debacle electoral y el hundimiento del partido.

El problema del PRI en Morelos es multufactorial: cargan con el desgaste social por el gobierno de Enrique Peña Nieto, el enojo local por la actuación de sus representantes en el congreso y en el partido, la bipolaridad del candidato al gobierno estatal y las malas decisiones políticas de su dirigencia.

Insisto: en el PRI están mal y de malas.

  • redes sociales

La elección que viene en Morelos será una batalla de estructuras y de imagen. El que quiera ganar la elección deberá hacer una buena combinación de ambas.

Estamos ante un nuevo estilo de hacer políticas. Llamémosle Elecciones 2.0

  • es viernes

La violencia nos lleva a la violencia. 

Nuestra única arma contra la violencia es la palabra, el diálogo.

Volvamos al origen y busquemos algún modo más eficaz de arreglar  nuestro país.

Por ejemplo: hoy toca.

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