© México ocupa el nada honroso primer lugar en obesidad infantil © El problema ha aumentado en los últimos años, según los datos recabados por la autoridad
Primera Parte
Ante la imagen de un bebé gordito, con sus piernas y brazos regordetes, cachetoncito y con mejillas sonrosadas, las abuelitas dirían “es un bebé muy sano” o “se ve bien bonito”. Estas apreciaciones, sin embargo, estarían muy alejadas de la realidad: un bebé gordo es alguien con altas posibilidades de convertirse en un niño y después un adulto con sobrepeso u obesidad. Y con ello, hallarse ante el riesgo de desarrollar hipertensión arterial y diabetes.
¡Imposible imaginar que una madre desee semejante futuro para su hijo!
La obesidad es ya una epidemia mundial y México ocupa el primer lugar en la incidencia dentro de la población infantil: la tercera parte de los niños de entre 5 y 11 años de edad ya tienen esta enfermedad. Datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición señalan un incremento de casi dos puntos porcentuales entre 1988 y 2012. En especial se detecta aumento en la zona norte del país, 12 por ciento de prevalencia en población infantil mientras la media nacional fue de 10 por ciento.
Esta problemática cobra mayor relevancia si se toma en cuenta lo señalado en el estudio Obesidad en México: recomendaciones para una política de Estado”, coordinado por Felipe Vadillo, académico de la Facultad de Medicina de la UNAM, en el que se advierte que uno de cada tres niños (todas las edades) en México tiene obesidad y que el 22 por ciento de ellos “padece hipertensión, lo que significa que presentan mayor riesgo de sufrir un ataque cerebrovascular”.
Las ciudades de México, Toluca, Querétaro, Tijuana y Hermosillo, concentran la mayor población infantil con obesidad, pues 50 por ciento de los niños presentan este problema.
La urgencia de instrumentar acciones que frenen el incremento de enfermedades se refleja en datos del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), según los cuales cada año se destinan 85 mil millones de pesos para atender a la población adulta con males relacionados con sobrepeso y obesidad.
Para hacer frente a este panorama, el gobierno federal ha implementado una estrategia alimentaria multi-secretarial dirigida a la población escolar, en la cual, por primera vez, SEP, Sedesol, Salud, Sagarpa, así como IMSS, ISSSTE y DIF, además de las secretarías estatales de Educación y los sistemas estatales DIF, están estrechamente vinculados y comunicados para saber qué hace cada una y cómo apoyarse para no duplicar funciones.
MILLONES DE NIÑOS. En entrevista con Crónica, Daniel Ramírez Castillo, director general de Alimentación y Desarrollo Comunitario del DIF Nacional, resaltó la importancia de los desayunos escolares. Éstos se sirven en dos modalidades: fríos, con un cuarto de leche de preferencia descremada o semidescremada, “por los altos índices de obesidad y sobrepeso infantil”, además de fruta fresca y cereal. Y el caliente, que incluye lo mismo más un guisado. Esquema este último operado sobre todo en escuelas de zonas rurales con altos niveles de desnutrición, donde incluso se permite la leche entera.
Al cierre de 2015, dijo el funcionario, fueron repartidos en todo el país mil 50 millones de desayunos, en beneficio de poco más de 5.5 millones de estudiantes de preescolar, primaria y algunas secundarias y se contó con un presupuesto por 5 mil 503 millones de pesos. De este modo se logró garantizar la ingesta del desayuno, el alimento más importante del día, y se cubrió el 25 por ciento de los requerimientos nutricionales de los menores que lo recibieron.
MAMÁ SUPERVISORA. Ramírez Castillo advirtió que las madres son pieza clave en los comedores escolares, donde aprenden a preparar los desayunos con altos estándares de limpieza: lavado de manos hasta los codos, uso de cofias, cubrebocas, desinfección de los alimentos y preparación con poca sal, sin grasa y sin azúcares añadidos.
Así se garantiza a los niños recibir los tres grupos de alimentos: proteína animal, cereal y leguminosas, y fruta o verduras, y que estos sean de calidad, inocuos, no contaminados y en porciones acordes a la talla y peso del infante.
Lo bondadoso de este esquema, subrayó el funcionario del DIF, es que estas mujeres aprenden a cocinar de manera más sana, y esta práctica la llevan a sus hogares, con lo cual comienza a cambiar la forma de alimentar a su familia, por lo que los beneficios crecen de manera exponencial.
Además, se les enseña a las madres cómo recibir los alimentos de proveedores, y si no cumplen con los requerimientos de calidad, simplemente no firman, y el surtidor debe volver con producto en buen estado.
Ni un gramo de más. Con la finalidad de formar una población infantil más sana, el DIF nacional es muy exigente con los sistemas estatales para no superar la cantidad de nutrientes por porción y grupo de edad, dijo Ramírez Castillo.
En cada desayuno, los cereales deben ser naturales, no procesados, porque tienen azúcar, que además de dañina es innecesaria de manera agregada, y embutidos, por los altos contenidos de sodio.
Ya no se permiten los jugos embotellados, refrescos, aguas saborizadas y edulcorantes, y el agua de frutas es autorizada sólo con la dosis mínima de azúcar y máximo una vez a la semana.
Información de la consultora Euromonitor International señala que México ocupa el cuarto lugar a nivel mundial en consumo de aguas carbonatadas, con 137 litros per cápita anuales, por debajo de Argentina, Estados Unidos y Chile, que tienen 155, 154 y 141 litros por habitante al año, respectivamente.
Este alto consumo de refrescos y bebidas saborizadas, así como un mayor sedentarismo, según señaló la Federación Mexicana de Diabetes, se han convertido en los factores del aumento exponencial de la obesidad y el sobrepeso infantil.
TRANSPARENCIA. El director general de Alimentación y Desarrollo Comunitario del DIF Nacional resaltó que, sin excepción, todos los estados hacen su mejor esfuerzo por cumplir con los lineamientos alimenticios en los programas de desayunos escolares que cada entidad requiere, acorde a sus propias particularidades. Además, se realizan supervisiones de manera sorpresiva en los estados con objeto de constatar que, efectivamente, se da de comer lo que se programó y con las especificaciones hechas en un calendario anual.
Comentó que con toda la apertura en transparencia y rendición de cuentas, cada vez es más difícil la posibilidad de hacer mal uso de los recursos que cada sistema estatal DIF recibe, aunado al hecho de que las madres se han convertido en vehículo de supervisión y denuncia.
Ahí está la posibilidad de denunciar cualquier irregularidad a la Auditoría Superior de la Federación o la Función Pública , “y la verdad, bienvenidas las auditorías y la rendición de cuentas. Justamente yo estoy en cinco auditorías ahorita. Qué bueno que se vigile el buen uso de los recursos”, finalizó Ramírez Castillo.