Incognitapro

SERPIENTES Y ESCALERAS

 

 

 

La oferta electoral de Cuernavaca es interesante, hay perfiles que vale la pena observar y factores que se deben analizar. La competencia en la capital no está tan desbalanceada como la del estado y quizá algunos de los aspirantes a la alcaldía tienen más nivel que otros que pretenden gobernar Morelos.

 

La de Cuernavaca es una contienda interesante, más quizá que la del gobierno del estado. Algunos de los aspirantes a dirigir la capital del estado son figuras con más reconocimiento, con más experiencia, con más arraigo y que representan una oferta más atractiva para el electorado capitalino que los contendientes por la gubernatura. José Luis Urióstegui es un hombre honorable y con prestigio público; Javier Bolaños es un político profesional y Víctor Saucedo es un político con experiencia de gobierno. La de Cuernavaca es, además, una elección clave para ganar el estado.

A nivel estatal la elección no se ve cerrada y podría convertirse en una contienda de dos, con la posibilidad de una sorpresa. En Cuernavaca la historia también es interesante porque el partido con más intención de voto (Morena) aún no tiene candidato y se ha dividido, mientras el candidato con más simpatía (Javier Bolaños) no tiene estructura ni apoyo de su partido.

La de la capital será una elección interesante, menos clara que la del estado, pero con figuras que vale la pena observar. La presencia en la boleta de José Luis Urióstegui Salgado es una buena razón para votar y representa el camino para que los ciudadanos le den la espalda a los partidos. El caso de Víctor Saucedo llama la atención, pues pone a prueba la habilidad electoral de uno de los políticos más experimentados de ese partido y sin duda el de más experiencia de los contendientes.

Puede ser que al concluir la semana las diferencias entre Morena y el PES se resuelvan y entonces se defina al candidato a la presidencia municipal. Algunos comentan que el tema va avanzando y al final el abanderado será José Luis Borbolla, llevando como síndico a la hija de Gerardo Becerra. El dato no es oficial.

Las fórmulas que acompañan a los candidatos también juegan un rol importante en la contienda. Para algunos, como Bolaños o Saucedo, representan un lastre, pues son la imposición de la dirigencia estatal, personas que no ayudan a sumar votos y están confiados en que aún perdiendo ellos llegarán al cabildo; algo parecido se puede ver con sus síndicos, pues aunque estos corren la misma suerte que el candidato a alcalde, tanto el panista como el priísta están acompañados de figuras sin talento, sin representatividad, sin liderazgo, sin capacidad y sobre todo (para lo que se busca) sin votos. En Morena, dicen, la lista de regidores será algo igual.

Una propuesta interesante en este sentido es la que acompaña a José Luis Urióistegui; el abogado sumó a un grupo de ciudadanos honorables, representativos y sobre todo, decentes. La fuerza de este proyecto es el apartidismo que representan, el contraste con los políticos de siempre y la posibilidad de abrir camino a una democracia que no dependa de las siglas (y los intereses) de nadie. Junto al candidato independiente hay personas valiosas, que se arriesgan, que dan la cara, pero que aún necesitan entender lo que representan y creerse que pueden ganar.

La de Cuernavaca, insisto, es una contienda interesante en lo político y en lo social. Puede ser que aquí veamos un debate de más altura, con más contenido y sobre todo con propuestas concretas para los problemas reales que padece nuestra ciudad. Las cosas no están bien en el municipio, el deterioro es evidente y hay urgencia en varios rubros. La deuda pública en la capital es grande, pero también lo son los recursos que se captan y el presupuesto que recibe anualmente. ¡Por supuesto que se pueden hacer mejor las cosas en Cuernavaca!.

Como se ven las cosas a un par de semanas de que arranquen las campañas en Cuernavaca la distancia entre candidatos se han acortado mucho; estos aspirantes tienen elementos de los cuales echar mano para ganar, cada uno tiene herramientas con qué competir y factores que juegan de su lado. Si esto sucede, el voto de la capital no quedará en la bolsa de un sólo partido y eso influirá en la contienda por el gobierno del estado.

Para quienes vivimos en el municipio (y así tendría que suceder en el resto), el análisis de los candidatos debe hacerse tomando en cuenta varios factores: el perfil del candidato, su trayectoria, su historia, su vínculo con la sociedad, la fórmula que lo acompaña, sus propuestas y el quipo con quien pretende gobernar.

Los presidentes municipales son el primer vínculo de los ciudadanos con el gobierno.

  • posdata

El hundimiento del PRI en Morelos es evidente y se confirma todos los días. La dirigencia estatal fue incapaz de tomar las riendas del partido y el candidato se ha dedicado a pelearse con todos.

A nadie extraña lo que se ve hoy en el partido de los tres colores, la crisis es natural ante la conducción que hay y la derrota en las próximas elecciones tampoco sorprenderá, porque ahora hasta las estructuras priístas han comenzado a buscar nuevos horizontes.

Hace unos meses algunos veíamos al PRI en competencia electoral por la estructura que históricamente le ha caracterizado; independientemente del candidato, en el PRI hay (¿había?) un voto duro que apoyaba a sus representantes en la boleta aún cuando no fuera el mejor posicionado o el de mayor liderazgo.

Así funcionaba el PRI, muchas veces se equivocaba, pero siempre el elemento que les permitía estar en competencia era la estructura. Apostar por el voto social dejó de ser opción en ese partido desde hace mucho tiempo: el Revolucionario Institucional no es una institución con empatía social, ni tampoco atractiva para el ciudadano apartidista, de ahí su apuesta al perfil de candidatos ciudadanos o a la estructura del partido. Hoy no tienen ninguna de las dos.

Al designar a Jorge Meade Ocaranza como candidato a la gubernatura la base priísta entró a una etapa catatónica; muchos no entendieron la decisión de la dirigencia nacional, pero esperaron a ver como se iban a acomodar las cosas. Entonces surgió la personalidad de Jorge Meade y comenzaron los conflictos internos, las peleas entre grupos, el avasallamiento y el acomodo de amigos e incondicionales en las posiciones seguras.

Ahí se terminó la posibilidad del PRI de competir; comenzó entonces el éxodo de personas y de grupos y se consolidó la operación que desde otros partidos se hacía en busca de lo poco que le quedaba a ese partido. Uno a uno os liderazgos del PRI están sumándose a otros proyectos políticos y a otros candidatos; algunos dicen que siguen siendo priístas, pero no están de acuerdo con apoyar al candidato estatal; otros de plano rompieron con su militancia histórica y se fueron a otras instituciones.

El PRI vive una etapa crítica: la dirigencia nacional no sabe qué hacer, no termina de tomar los hilos del partido ni entiende el funcionamiento de la institución; la dirigencia estatal está superada, vendida y convertida ahora en un patiño del candidato. Este último es el peor: esperó 40 años para ser postulado y cuando logró su objetivo se volvió loco, comenzó a pelearse con todos y echó por tierra cualquier posibilidad de triunfo.

El desmantelamiento del PRI es total: lo poco que queda de los sectores está jugando en dos pistas, apoya a varios candidatos y no hace campaña por el PRI; los grupos internos están igual: le juegan las contras a Meade Ocaranza, mantienen acuerdos con otros candidatos y engañan a un hombre quien simula no darse cuenta o por razones de edad ya chochea y no ve lo que ocurre frente a sus ojos.

El naufragio del PRI es irreversible, por eso sectores y grupos han comenzado a marcar su distancia con el partido y el candidato. Jorge Meade apostó por sus amigos, por sus contemporáneos y por quienes desde hace décadas están fuera del escenario político. Ahí están los resultados.

El candidato del PRI no suma, resta.

  • nota

Hace unos días comenzó a circular una encuesta de preferencia electoral atribuida al Cisen. Bajo el título de Tercera Encuesta para la Gubernatura de Morelos fechada el 16 de abril del 2018, el documento de cuatro páginas muestra una medición de la fase final para la gubernatura de Morelos.

El documento en cuestión coloca al representante de la coalición Juntos Haremos el Cambio Cuauhtémoc Blanco Bravo como líder de la preferencia electoral con el 23.34 por ciento de la preferencia, seguido del priísta Jorge Meade Ocaranza con 18.02 por ciento y Rodrigo Gayosso del PRD con 16.10 por ciento. En el cuarto lugar se ubica el panista Víctor Caballero Solano con 14.22 por ciento, el aliancista Alejandro Vera Jiménez con 7.34 por ciento, la Verde Nadia Lara Chávez con 3.12 por ciento, el Independiente Fidel Demédicis Hidalgo con 3.07 por ciento y el Humanista Mario Rojas con el 0.23 por ciento.

La encuesta emocionó a varios, porque fue atribuida al Centro de Inteligencia y Seguridad nacional (Cisen); desde hace varios años (en cada proceso electoral) esa oficina levanta encuestas para ir midiendo el comportamiento electoral y previendo lo que puede ocurrir en las elecciones. Habría que decir que aunque los estudios tienen método, las encuestas de Cisen casi siempre fallan.

Lo interesante de esa encuesta no es su contenido, sino el hecho que el documento que circula es falso.

Efectivamente Cisen levantó una encuesta en abril, pero no el día 16, sino el día 15. El formato de ambos documentos es idéntico, salvo en algunos detalles como la fecha, el número de encuestados, el número de páginas y por supuesto, la posición de cada uno de los contendientes. En la encuesta real Cuauhtémoc Blanco Bravo sí va a la cabeza, pero el segundo lugar no es Jorge Meade Ocaranza, sino Víctor Caballero Solano. Alguien tomó el documento, lo alteró y lo puso a circular; varios se emocionaron.

Ni los porcentajes ni el acomodo de los candidatos es el mismo en una y en otra encuesta, aunque seguramente la falsa fue hecha para engañar a algunos y hacer sonreír a otros. Reales o fake, las encuestas ya no tienen la confiabilidad de otros tiempos.

Menos las de Cisen.

  • post it

El candidato del PRI al gobierno estatal no sólo está perdiendo la contienda, también ha perdido la compostura. En un momento de desesperación o de chochez Jorge Meade, acompañado del dirigente estatal Alberto Martínez y su vocero Víctor Hugo Andraca se aventó la puntada de retar al candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, Cuauhtémoc Blanco, a una “cascarita”. Como le gusta apostar, añadió el priísta, “le ponemos mil pesitos”.

¿En serio?

¿Ese es el nivel de debate del candidato del PRI?

¿Fue idea suya, de sus asesores o de quienes estaban a su lado?

¿Intento ser chistoso?

¿En verdad pensó que ese comentario ayudaba a su campaña?

Es más ¿En verdad cree que le puede ganar en una cancha de fútbol al ex seleccionado nacional?

Como político el priísta debe cuidar las expresiones que utiliza su campaña. Como varón Jorge Meade no debe exponerse a su edad a ningún tipo de deporte de alto rendimiento.

Ojo: el Cialis no sirve para meter goles en una portería.

  • redes sociales

Construir una casa de 12 millones de pesos no fueron suficientes para la nueva millonaria del gabinete. Además de ello, dicen, contrato a una decoradora para que le equipe su nueva vivienda, con gustos tan refinados de nuevo rico que incluyen un refrigerador de 200 mil pesos.

Así las cosas en el gobierno. Y eso que apenas lleva un año en el cargo y sólo es una directora. ¡Imaginen al encargado de la reconstrucción!

Comentarios para una columna optimista:

eolopacheco@elregional.com.mx

Twitter: @eolopacheco

Facebook: Eolopachecomx

Instagram: eolopachecomx

Ámbito: 
Local