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REPASO

 
 

 

La aparición del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en el cuadrilátero electoral tiene sus claroscuros. Sus contradicciones, pues. Surge, como todos lo sabemos, dando fe de su filiación de izquierda. Podría serlo, al amparo de una interpretación muy relajada de lo que significaría ser de izquierda en nuestro país y en nuestro estado.

Lo que difícilmente se aceptaría, por aquellos que tenemos una noción básica pero suficiente de ese asunto, es que fuese socialista. Quienes así lo crean y difundan, lo estarían haciendo por ignorancia o porque estando tan faltos de argumentos, acuden a la barbaridad con mala leche de intentar descalificar esa expresión eruptiva en la vida política nacional de estos días.

Además, le estarían, aunque lo ignoren, haciendo el gran favor de asignarle un sustento ideológico sustantivo. Morena, para nosotros, es un movimiento antiséptico. Plantea, sin pretender transformarlo estructuralmente, la limpieza de un sistema político que se pasa de asqueroso. La “cruzada” contra la corrupción que anuncian así nos lo permite ver. Si llegara Morena al poder, el sistema económico nacional seguirá siendo el mismo, pero adecentado, menos antropófago, dirían sus defensores. Para como están las cosas, con eso se darían por satisfechos millones de mexicanos, hartos de sufrir a una clase política y empresarial ambiciosa y sin compromiso para construir una sociedad justa, mínimamente justa, y verdaderamente democrática.

Más allá de reflexiones como las anteriores, estamos atestiguando, por lo que en Morelos se asoma, un abordaje bucanero en las filas de Morena. Se apuntan ya, y desafortunadamente se les está aceptando, individuos saltimbanquis y maromeros, bien identificados como trácalas y de la peor reputación, “méritos” ganados a pulso por sus desempeños anteriores en las parcelas donde anduvieron con su mala pisada. Son los apurados de ahora, los calculadores de posibles escenarios prósperos para sus intereses, los desahuciados de otros ámbitos políticos en donde los hicieron a un lado o se marginaron obligadamente porque se les estaban cerrando las puertas, dadas sus rapacerías o la ruptura con cómplices que ya no estaban dispuestos a repartirles algún trozo del pastel.

Difícilmente podemos encontrar, entre los que ahora ya son candidatos o aún andan disputando esa condición, percudida aún más con la mugre de principios que emanan del Partido del Trabajo y del Partido Encuentro Social, a personajes que se hayan caracterizado por su compromiso real frente a problemas generados, por ejemplo, con el desacreditado gobierno estatal, o frente a aspiraciones legítimas como la igualdad y paridad de género, entre otras muchas formas y temas cuya solución hay que exigir con acciones y no sólo con rollos.

Tan sólo en Cuernavaca, de los aspirantes que disputan la candidatura para la presidencia municipal por la Coalición “Juntos haremos historia”, tal vez sólo uno pueda demostrar que, incluso a costa de su propia seguridad e integridad física y moral, ha participado en hechos concretos para exigir al gobernante en turno rinda cuentas y actúe con honradez. Los otros, desde nuestra perspectiva, son burócratas de partido o aventureros de la coyuntura partidista.

Está visto, pues, que en Morena puede estar dándose una mezcla de puros (por referirnos a quienes pueden demostrar desempeños congruentes con lo que en ese partido se plantea para depurar realmente el aparato político y gubernamental) y los apurados, que serían aquellos etiquetados como acomodaticios y oportunistas, que infortunadamente, son muchos.

·         De refilón

Nada debe sorprendernos lo que en Morena Morelos (y quizá a nivel nacional) está pasando. En tanto se avizora que a ese partido le va a ir bien en las próximas elecciones, el arribismo está a la orden del día. Por lo general ese tipo de movimientos así evolucionan. A veces se los traga la escoria que les llega y en otras ocasiones logran mantener su legitimidad.

Las crisis internas los ponen a prueba. La historia nos ofrece diversas lecciones al respecto, si bien con distintos matices y orientaciones. La revolución mexicana iniciada por Madero, devino en lucha de facciones, como lo califica Jesús Silva Herzog. En la revolución rusa lucharon juntos los bolcheviques o radicales y los mencheviques o moderados, aunque posteriormente se dio una pugna interna, Lo mismo sucedió durante la revolución francesa entre jacobinos (radicales) y los girondinos (moderados). Al principio esas expresiones se unieron para acabar con el porfiriato mexicano, el zarismo ruso o la monarquía francesa, respectivamente. Luego vinieron las divergencias y sus desenlaces a veces fueron contrarios a las aspiraciones originales que los inspiraron.

·         Rebaba

Leemos en Internet: Con la Revolución Francesa nace la terminología "derechas" e "izquierdas", por el lugar que los diputados de las diversas tendencias ocupaban en la Asamblea Constituyente respecto a la presidencia.

profechon@hotmail.com

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