El debate del domingo: ¿matar o morir?
Exagero un poco en el título de este artículo. Pero no en el sentido de la importancia de lo que sucederá pasado mañana.
Si la competencia fuera cerrada, el tema sería menor.
A partir del lunes, quedarán 73 días de campaña. Se trata de dos meses y poco menos de dos semanas.
Cuando un candidato lleva una ventaja como la que hoy tiene AMLO, cada día cuenta.
Y, al darse sólo tres debates, la oportunidad de contrastarse será muy limitada. Por eso, lo que suceda en este primer intercambio será de altísima relevancia.
El agregador de encuestas de Bloomberg le da 47.3 puntos a AMLO. El segundo lugar aparece a más de 20 puntos. Ya es irrelevante la disputa por esa posición.
Bajo esta lógica, AMLO tiene dos opciones.
Permítame hacer un símil futbolero. Imagínese que un equipo va goleando desde el primer tiempo. Tiene dos opciones. Una de ellas es cerrarse. Hacer un juego absolutamente defensivo para no exponer nada.
La otra opción es aprovechar la ventaja para hacer un juego abierto y tratar de ampliar la diferencia.
López Obrador tiene esa disyuntiva el domingo. Si fuera por él, jugaría abierto. Es tal la confianza que se tiene. Pero, seguramente, todo su equipo le va a decir que juegue conservador y no arriesgue.
Que pierda 2 o 4 puntos en el debate, es lo de menos con la ventaja que tiene, pero que no se arriesgue a perder muchos más.
Veremos qué hace.
Ricardo Anaya va para abajo prácticamente en todas las encuestas. No puede darse el lujo de dejar pasar el debate sin más. Necesita cambiar el tono de la campaña. Y el debate es quizás su única opción. Deberá arriesgar y no limitarse a su ‘conferencia de TED’.
José Antonio Meade no sube. Y como en la mayoría de los estudios de encuestadoras de relieve aparece en tercer lugar, requiere jugársela y dejar la moderación.
Una participación ‘normal’, con buenas propuestas y argumentos racionales, lo pueden poner fuera de la competencia.
Necesita dar la nota. Ser quien marca agenda, para apostar a un cambio de trayectoria en la intención de voto para las siguientes semanas.
De Margarita y el ‘Bronco’, lo que se puede esperar es que aparezcan en la escena y que traten de ser recordados por algo de lo que digan.
La realidad es que este debate será recordado por lo que suceda con tres participantes.
López Obrador tratará de no perder su ventaja o de perder la menor cantidad posible de puntos.
Anaya tratará de revivir su campaña, que en este momento parece haber perdido rumbo, antes de que la caída sea irremediable.
Y José Antonio Meade, deberá apostar a salir del estancamiento y dar un golpe que lo posicione claramente en la competencia, mucho más allá de sus atributos y propuestas.
Hay debates que son irrelevantes. Otros, pueden definir la historia. El sudor en la frente de Richard Nixon, frente a John F. Kennedy, quizás cambió la historia del mundo el 26 de septiembre de 1960. Y no fue por lo que planteó, sino casi exclusivamente por su imagen segura, que contrastó con la angustia y el desarreglo de Nixon.
¿Cómo será el de este domingo? Ya no falta mucho para que lo sepamos.