Violencia, herencia sexenal
Gobernadores pasan y el problema sigue; cada sexenio se plantea lo mismo, se ofrece una solución y al final las cosas siguen igual. La seguridad no debería ser una promesa de campaña, porque es obligación de quien gobierna.
Cualquiera de los ocho aspirantes a la gubernatura que gane la elección del próximo 01 de julio tendrá que enfrentar un problema muy fuerte en Morelos: la inseguridad. La violencia está presente en todo el estado y es muy aguda en algunas regiones donde la delincuencia pone las reglas y extorsiona a los presidentes municipales. El reto no es cualquier cosa, para resolverlo se requiere de carácter, decisión y de la ayuda de la ciudadanía. Mientras no se solucione el problema delictivo, es muy difícil que el estado salga adelante de los demás conflictos que le agobian.
Las cifras son oficiales: Morelos es una entidad con serios problemas delictivos, una de las más inseguras del país y de las más violentas del centro de la república. Los esfuerzos que ha hecho el gobierno estatal son importantes, pero han sido insuficientes para detener un flagelo que golpea a todos los sectores. Hasta el día de ayer se habían registrado 254 ejecuciones en lo que va del año, una cifra sin precedente en la historia de la entidad.
Son muchos los rostros del crimen en nuestra tierra; lo vemos en forma de secuestro, de asaltos, de levantones, de cobro de piso, en extorsiones, robo de autos, robo a casas, a comercios, a bancos y en el transporte público. La historia es interminable y en ella se incluye ahora hasta la violencia en actos políticos, como sucedió el fin de semana en el jaripeo organizado por el candidato al senado por el PRI Ángel García Yáñez.
Resolver un asunto tan complejo no es sencillo, se requieren de muchas cosas, además de la voluntad antes referida. Quien tome las riendas de la entidad a partir del 01 de octubre recibirá una policía más equipada, un moderno centro de inteligencia y un modelo de seguridad en donde el gobernador tiene el control de todas las policías.
Pero también se encontrará con un sistema coludido con la delincuencia, con muchos vicios añejos, relaciones peligrosas y la sombra del narcotráfico en muchos sectores. Peor: por ubicación geográfica en Morelos padecemos los embates constantes de la delincuencia de Guerrero, del Estado de México, de Puebla y de la capital.
Son ocho aspirantes a la gubernatura, pero sólo tres con posibilidades reales de ganar. Quien proteste como jefe del ejecutivo recibirá una entidad endeudada, con una ciudadanía enojada y un problema de inseguridad inocultable. Resolver la crisis de violencia será una de las prioridades en la agenda del nuevo gobierno y su atención debe ser inmediata, porque ese tema aniquila rápidamente el bono democrático que deja una elección.
¿Cuál de los candidatos tiene el carácter y la determinación para enfrentar a la delincuencia? ¿Quién tiene la capacidad y la inteligencia para encontrar una solución? ¿Quién es capaz de resistirse a las amenazas o a las tentaciones de los grupos criminales? ¿A quién le podemos confiar nuestro futuro y el de nuestros hijos?
Todos prometen que pueden con el problema y dicen que están decididos a afrontarlo. Obvio: están en campaña. La pregunta es ¿En quién confiamos?
- posdata
A unos días de que inicie la campaña Morena sigue sin poder definir a su candidato en la capital; el registro de Gilberto Alcalá se echó abajo por una inconformidad presentada por la gente de Morena, cuando un juez consideró que los quejosos tenían razón y ordenó reponer el proceso.
La semana pasada finalmente se definió que el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia en la capital será el presidente del PES José Luis Borbolla; al IMPEPAC se entregó un documento firmado por las tres dirigencias nacionales enterándolos de esa decisión, aunque horas más tarde los consejeros determinaron que el partido se había excedido en los tiempos y por tanto no procedía el registro de la planilla de regidores.
A José Luis Borbolla lo acompaña en la fórmula Marisol Becerra, hija de Gerardo Becerra, vocero de la CMMC y también aspirante a la candidatura. Borbolla entró al quite luego de que no pudo concretarse la candidatura del ex árbitro profesional Gilberto Alcalá, quien era impulsado por el alcalde Cuauhtémoc Blanco y el secretario técnico del ayuntamiento José Manuel Sanz.
El Choche toma la candidatura al cuarto para la hora, cuando ya todos los demás candidatos están en campaña y con sus equipos de trabajo armados. A José Luis le quedan pocos días para armar un equipo, para definir una estrategia, para establecer acuerdos de comunicación y tender puentes políticos; todo lo que sus adversarios hicieron en varios meses, al representante de Morena le tocará hacerlo en unos cuantos días.
Es cierto que el Movimiento de Regeneración Nacional aventaja en la preferencia electoral de la capital, pero lo es también que en Cuernavaca hay candidatos con carisma y con experiencia política. Choche viste la playera del PES, hará campaña por Morena y le tocará defender los desaciertos de Cuauhtémoc Blanco.
José Luis Borbolla se sacó al rifa del tigre: competir bajo las siglas de la coalición Juntos Haremos Historia es atractivo, pero no será fácil ganar la elección en el municipio donde más desgaste social y político tiene el candidato a la gubernatura.
Para que el Borbolla gane, necesita una buena estrategia, mucho trabajo, mucha humildad y muchos aliados.
- nota
Desde hace tiempo el órgano electoral de Morelos dejó de ser una institución confiable. El respeto que se ganó el IEE a lo largo de los años se fue a la basura cuando lo transformaron en IMPEPAC y su nueva presidenta, con claros vínculos partidistas, tomó a la institución como una herramienta política y un negocio personal.
El desempeño del Instituto Morelense de Procedimientos Electorales y Participación Ciudadana (IMPEPAC) en la pasada elección fue terrible: las quejas crecieron de manera exponencial, las acusaciones en contra de la consejera presidenta surgieron dentro y fuera del organismo, se le señaló por hacer negocio con la compra de material electoral, con la contratación de servicios para la elección y también por poner al IMPEPAC al servicio de Morena.
Nunca antes en la historia del organismo electoral morelense vimos un proceso tan desaseado como el del 2015; desde la organización previa hasta la definición de ganadores, lo que prevaleció fue la inconformidad, las impugnaciones y los señalamientos en contra de Isabel León Trueba.
Tres años más tarde las cosas no mejoraron. El proceso electoral comenzó hace varios meses y nuevamente han surgido acusaciones entre consejeros por el rumbo que pretende darle la presidenta al proceso. Más aún: dentro del organismo hay acusaciones directas contra Isabel León por el constante maltrato al personal, por la hostilidad laboral y la impericia de la presidenta para conducir el proceso.
A dos meses de que se lleve a cabo la elección en Morelos la presidenta exige que se le de más dinero y afirma que es inhumano que no se apoye al IMPEPAC. Lo que no aclara la consejera presidenta es el considerable incremento en el gasto del instituto, los discrecionales aumentos de sueldo que otorgó a sus colaboradores, la nueva retabulación en el pago al personal eventual y la opacidad en la contratación de materiales e insumos para la elección.
Pero el problema no es sólo económico: el IMPEPAC ha rebasado sus atribuciones y pretende incidir en las decisiones de los partidos; en la elección pasada violentó la ley al conceder más tiempo para el registro, lo cual incidió en la impresión de boletas y armado de paquetes electorales; también modificó las listas de diputados plurinominales y tuvo que ser un juez federal quien le corrigió la plana.
Hoy nuevamente el IMPEPAC rebasa sus atribuciones, intenta violentar los procedimientos y quiere influir en la definición de candidatos, sin contar que en una elección tan complicada como la que viene, no existe confianza en el actuar del árbitro electoral.
El problema en el órgano electoral de Morelos no es la falta de dinero, es la pésima conducción y parcialidad de la presidenta Isabel León Trueba.
- post it
Sin hacer mucho ruido Guillermo del Valle avanza en la suma de voluntades en el tercer distrito federal con cabecera en Cuautla. La campaña de Memo es simple, es en tierra y de casa en casa; De Valle no para: comienza muy temprano por la mañana y concluye sus jornadas ya entrada la noche; habla con la gente, se toma fotografías con ellos y anota las peticiones que le hacen.
El duelo en el tercer distrito es interesante: Guillermo del Valle representará al PRI, Tadeo Espinoza al PRD y Juanita Guerra a Morena; el segundo es el ex alcalde de Cuautla, dejó quebrado al ayuntamiento y ha sido demandado hasta por sus familiares por cometer actos de corrupción; la segunda, dicen en Morena, es una imposición que no gustó a la militancia y ha provocado una división que podría afectar el resultado.
En el cuarto distrito federal el duelo también es interesante; ahí se enfrentarán Julio Espín (PRD), Jorge Morales Barud (PRI) y Jorge Argüelles (Morena). El primero es un hombre que tiene base social, que tiene muy bien trabajado ese distrito y posee una vasta experiencia en campañas; el segundo, ex alcalde de Cuernavaca es oriundo de la región y le ayuda el apoyo de Rosalina Mazari, aunque le puede pesar haberse alejado de aquella zona desde hace varios años.
El caso de Jorge Argülles es interesante: ex priísta, amigo de Manlio Fabio Beltrones, iba a ser candidato en el segundo distrito federal por el PES, pero al final rebotó hasta quedar en la cuarta circunscripción; Argüelles no conoce aquella zona ni a su gente, tiene el beneficio de la ola que le puede dar Morena, pero enfrentará a dos aspirantes muy bien posicionados. Un dato más: la publicidad de Jorge Argüelles es muy mala, luce mal encarado y con cara de delincuente.
En el distrito uno la contienda es interesante; por un lado está el diputado Beto Mojica, cuya presencia en campo y trabajo es importante, aunque carga con los costos de pertenecer a la peor legislatura de nuestra historia. Beto camina, dialoga con la gente y presume resultados, aunque también tiene historias poco claras, como cuando se le acusó de pasar la charola a los alcaldes desde la comisión de hacienda.
También están Alejandro Mojica y Francisco Coronato, dos personajes respetables, maduros que buscan bajo las siglas de Morena y Movimiento Ciudadano llegar al congreso de la unión. El primero es un hombre de Cuernavaca, comerciante de abolengo aunque alejado por mucho tiempo de la vida pública; el segundo también es un cuernavaco con una larga trayectoria pública y reconocimiento ciudadano por su desempeño como titular de la Comisión de Derechos Humanos, de la Fiscalía y como diputado federal.
- redes sociales
El manejo informativo del equipo de los candidatos en redes sociales también cuenta y ayuda a consolidar lo que hacen los aspirantes a la gubernatura de Morelos. Algunos están bien posicionados, comunican de manera adecuada y a tiempo; otros están perdidos y unos más ni siquiera existen en estos espacios.
El equipo que mejor trabajo hace en redes sociales es el del panista Víctor Caballero; el médico ha logrado combinar la inversión publicitaria con un adecuado manejo de sus actividades y propuestas. Otro candidato que también se mueve en redes sociales es Rodrigo Gayosso, aunque en este caso se trata de una comunicación repetitiva, sin estrategia y de muy poco impacto.
Jorge Meade tiene presencia permanente en redes sociales, pero con información muy mal manejada; el equipo del priísta actúa por ocurrencias, sin definición de ideas, ni impacto. Cuauhtémoc Blanco es puntero en las encuestas, pero tiene un terrible manejo de redes sociales; el futbolista no comunica y lo poco que publica aparece a destiempo y muchas veces hasta con faltas de ortografía.
Del resto de los candidatos poco o nada se sabe; quizá no tienen un equipo de comunicación en redes sociales o simplemente no les interesa participar en estos espacios.
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