Acorralado. Deja en el aire explicar la amnistía a narcos, la corrupción dentro de su equipo y el fiscal general autónomo. Reclamo. Anaya, Meade, Zavala y El Bronco logran que el tabasqueño se queje de que le “echaran montón”
El puntero en prácticamente todas las encuestas rumbo a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, fue objeto anoche de cuestionamientos casi unánimes de sus adversarios, quienes literalmente lo acorralaron en cada uno de los temas del primer debate entre los cinco candidatos, como el de su propuesta de amnistía a los narcotraficantes, la corrupción en su equipo más cercano, la revocación de mandato, y su idea de nombrar él mismo al Fiscal General Autónomo.
Ricardo Anaya, abanderado de la alianza PAN-PRD-Movimiento Ciudadano; José Antonio Meade, del PRI-PVEM y Nueva Alianza, y los independientes Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, y Margarita Zavala, lograron que el tabasqueño resintiera la embestida al grado que, antes de la primera mitad del encuentro, López Obrador reclamó que todos le estuvieran “echando montón”.
De inmediato, El Bronco le respondió: “No es que te echemos montón, es que dices puras barbaridades”, como aquélla, le recordó, de que “vas a vender el avión presidencial, pues ni que fuera tuyo o que ya fueras Presidente”.
De hecho, López Obrador se negó a responder prácticamente todas las preguntas directas de sus adversarios.
SEGURIDAD. AMLO afirmó que ha tenido éxito porque disminuyó incidencia delictiva en la capital cuando la gobernó. Dijo que la amnistía que ofrece no significa impunidad y refirió que hay que atender la causa central de la criminalidad que es la existencia de pobreza.
Fue cuestionado: José Antonio Meade le dijo que su alianza con los narcotraficantes, a través de esa amnistía, “te pone del lado del hampa y te convierte en títere de la delincuencia”.
Anaya recordó que la amnistía en Colombia fue un fracaso y subrayó que López Obrador había espantado las inversiones y que eso había acarreado desempleo.
Lo que más pudo responder el tabasqueño es que “hay que hacer todo para poder traer la paz y no descartar ninguna opción”.
En uno de los temas en que coincidieron los candidatos, excepto Margarita Zavala, fue en que la estrategia de seguridad, al menos en los dos últimos sexenios, definitivamente “ha fallado”, lo cual negó la candidata independiente al señalar que, al menos en la administración de su esposo Felipe Calderón, “se hizo lo que se pudo, con lo que se tenía y se enfrentó al crimen organizado de manera frontal”.
CORRUPCIÓN. En el tema de corrupción, el debate tendió a las acusaciones cruzadas.
En el tema del nombramiento de un fiscal autónomo, Andrés Manuel se llevó la refriega por su postura de nombrar directamente desde presidencia al fiscal general, mientras el resto de los candidatos preferían que esta figura gozara de autonomía e independencia.
Las alianzas de López Obrador también salieron a relucir: la hecha con la exlideresa Elba Esther Gordillo y la de Napoleón Gómez Urrutia.
AMLO regresó a su discurso de campaña: si el Presidente es honrado, todos sus colaboradores lo serán.
Ricardo Anaya lo cuestionó: si esto era verdad, era inexplicable que su equipo cercano, meses atrás, tuviera “corruptos”como Bejarano, Ponce e Ímaz.
Además, el panista señaló que López Obrador había acusado, en un libro, al empresario Alfonso Romo de corrupto, y hoy es prácticamente su segundo de abordo.
José Antonio Meade subrayó que hay millones de servidores públicos limpios y que en su gobierno no habrá estafas maestras, ni moches, ni ligas, ni naves industriales.
Meade Kuribreña le pidió “ser honesto y declarar en su 3de3, los tres departamentos de su propiedad que aparecen en el Registro Público de la Propiedad”.
“Si tengo esos departamentos, te los regalo”, le respondió López Obrador después de pasado un buen rato.
No conforme, el candidato ciudadano del PRI, dijo que a su adversario de Morena, que tanto pregona el uso de la escoba para barrer las escaleras de arriba abajo, “más bien le gusta usar el recogedor”, en alusión directa a quienes ha incorporado a su equipo más cercano.
En realidad, hubo pocas escaramuzas entre Anaya y Meade: a la mención de la famosa nave industrial, Anaya ennumeró distintos escándalos de corrupción en el entorno priista.
El Bronco, quien puso al debate la sal y pimienta con sus intervenciones, le dijo a Andrés Manuel que era “un marrullero” porque no respondió a las preguntas directas: “Siempre evades, Andrés Manuel, jamás respondes a nada y eso se llama marrullería”, le soltó.
El debate, inédito por su formato, además de la participación de dos candidatos independientes, no fue como aquellos acartonados y sin contacto entre los contendientes, pero por el escaso tiempo de que éstos dispusieron, se limitó a ligeros choques o enfrentamientos entre los aspirantes presidenciales.
El Bronco dio una sorpresa al proponer cortar la mano al que robe y señaló que eso había funcionado en otros países.
La periodista Azucena Uresti, una de las moderadoras del debate, le preguntó a El Bronco si estaba hablando metafóricamente, a lo que respondió que no, que era en serio aquello de “mocharles la mano”, y para ello enviaría una iniciativa de ley, como Presidente de la República.
Margarita Zavala también aportó a esta situación y pidió al tabasqueño “no criminalizar la pobreza”, debido a que sostiene que el narcotráfico se genera a partir de las escasas o nulas posibilidades de desarrollo que tienen los jóvenes en México: “Los narcotraficantes, le dijo, están llenos de dinero”.
Entre los aspectos que resaltaron durante el debate, se cuenta el que Ricardo Anaya planteó “cárcel y muerte pública” para el servidor público corrupto, mientras que Rodríguez Calderón dijo que “hay que mocharles la mano”.
DEMOCRACIA. Otra de las propuestas emblemáticas del tabasqueño, la revocación de mandato cada dos años, fue también duramente criticada por el resto de los candidatos y en este sentido, Ricardo Anaya dijo estar de acuerdo, pero mediante una legislación, “no con sus ocurrencias (las de Andrés Manuel), de asambleas a mano alzada. Con ese mismo mecanismo, Hugo Chávez se quedó 15 años en el gobierno de Venezuela”, recordó.
Tanto Anaya como Meade, El Bronco y Zavala, lanzaron duros embates contra la propuesta central de López Obrador para su gobierno: la honestidad.
“Responde Andrés Manuel: ¿eres honesto, honesto, honesto?”.
“Sí. Soy honesto, honesto, honesto”, respondió el tabasqueño.
“Entonces, devuelve el dinero que te robas con tu partido familiar, Morena, porque de ahí vives, tú y tus hijos y parte de tu familia, y es dinero del pueblo”, reviró el gobernador con licencia de Nuevo León.
También hubo roces, en ocasiones muy duros, entre el resto de los candidatos —si bien la peor parte se la llevó López Obrador—, como los que acusó el panista Ricardo Anaya, quien fue cuestionado de manera severa por el asunto de la nave industrial y las acusaciones de lavado de dinero que ello implica.
Finalmente, Ricardo Anaya le reclamó a López Obrador que no respondiera a ninguno de los cuestionamientos, ni de los moderadores ni de los candidatos, y lo acusó de decirle a cada público lo que quiere oír, “pero ahora que están todos, no sabe qué decir”.