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SERPIENTES Y ESCALERAS

 

 

Atacar no ha sido una estrategia correcta en la política actual. No les ha funcionado a quienes atacan a López Obrador ni tampoco a los que persiguen a Cuauhtémoc Blanco. Cuando los ataques son tan burdos, en lugar de debilitar, victimizan.

 

El primer debate presidencial no modificó el estado de ánimo del votante, ni alteró el lugar que ocupan los participantes de la carrera electoral. Más que un contraste de ideas y propuestas lo que vimos fue un show mediático en donde cuatro candidatos se dedicaron a atacar al quinto y este último se la paso evadiendo preguntas. Cada uno de los contendientes llevaba su estrategia: unos iban a golpear para subir y el otro fue a aguantar para no caer. Al final no hubo ganador y lo mejor fueron los memes.

La apuesta del PAN y el PRI frente a López Obrador era exhibirlo, poner en evidencia sus relaciones, la falsedad de su discurso y la inconsistencia de sus propuestas; todos atacaron al tabasqueño, lo llenaron de preguntas, exhibieron pruebas de sus contradicciones e intentaron provocarlo. AMLO se enconchó: no respondió nada, no se salió de su guión y aguantó los ataques para no poner en riesgo su ventaja.

Es cierto que muchas de las propuestas de López Obrador son irrealizables, que varios de sus nuevos aliados políticos son impresentables y que en más de un punto el discurso de Andrés Manuel es opuesto a lo que él mismo ha sostenido a lo largo de los años. Lo que no han calculado sus adversarios es el tamaño del enojo de la gente contra la clase política y el repudio que en hay contra de los partidos. Por eso cada golpe que Anaya o Meade lanzan contra AMLO en lugar de debilitarlo, lo fortalece.

Algo similar ocurrirá en Morelos si los estrategas de las campañas gubernamentales equivocan el enfoque del discurso. Aquí el puntero es Cuauhtémoc Blanco Bravo y su crecimiento político es resultado de los ataques que ha recibido desde el gobierno estatal, desde el congreso y desde los medios de comunicación aliados de Graco Ramírez. Basta revisar el comportamiento histórico de las encuestas para darse cuenta que los momentos de más popularidad del futbolista son cuando lo victimiza el gobierno estatal.

Cuauhtémoc Blanco Bravo arrancará la contienda electoral con una ventaja considerable respecto a sus rivales, aunque no imposible de superar. Sus adversarios quieren llevarlo a debatir ideas, pretenden exhibirlo como un hombre de poca preparación y desconocedor del estado. El problema es que esta hipótesis, aunque cierta, puede no ser suficiente para cambiar el status de las cosas, como sucedió en el debate presidencial. Explico:

Jorge Meade (PRI) está enojado porque ocupa el cuarto lugar y está en riesgo de hundirse todavía más, por eso busca desesperadamente llamar la atención y ahora le hace el juego sucio al gobierno atacando a Cuauhtémoc Blanco. El priísta supone que por esta vía ganará simpatías, lo que no mide es que en Morelos el enojo es muy fuerte contra el PRI y contra el gobernador... ¡Y él los representa a ambos!

Del lado del PAN también hay un error de cálculo. El panista es quien más pelea puede darle al futbolista porque representa la otra alternativa de cambio, pero se está convirtiendo en un candidato rosa que no aborda los temas que le duelen a la gente y se conforma con ser el contendiente de chocolate o el Plan B de Graco. Víctor Caballero está fuera de la agenda ciudadana, apuesta todo a las propuestas y olvida que el mal humor social es un aspecto que influye mucho a la hora de votar. La gente quiere escuchar propuestas, pero también está deseosa de que se ponga un alto a la impunidad. Víctor Caballero no ofrece nada para acabar con la impunidad ni para castigar a los corruptos.

Efectivamente Cuauhtémoc Blanco no tiene el mejor discurso político, ni tampoco ha hecho ninguna propuesta para el estado, pero es el único que se ha pronunciado abiertamente en el tema de la corrupción y también el único que promete meter a la cárcel a Graco; frente al enorme disgusto ciudadano eso es suficiente para tenerlo en el primer lugar de la simpatía electoral.

Para algunos analistas y ciertos grupos que presumen ser líderes sociales esa oferta no basta para concederle la confianza, pero para la mayoría de los ciudadanos (ahí están las encuestas y los grupos de enfoque) ese único ofrecimiento, cárcel a Graco, es suficiente para darle el voto.

El tema es frio, de cálculo y de estrategia. Pegarle al rival no está funcionando en las campañas; no les funciona a nivel nacional y tampoco les va a resultar en lo local. A nivel federal el problema de los candidatos presidenciales es que no han podido quitarle a López Obrador el discurso anti corrupción y en lo local lo grave es que todos han dejado que Cuauhtémoc Blanco sea el único que enarbole la bandera anti graquista.

Un elemento más: desde hace un par de años la imagen del gobernador de Morelos ha ido cayendo de manera permanente hasta convertirse hoy en el mandatario peor calificado del país. Esta situación es un ingrediente extra que se mezcla en la campaña: canaliza el enojo de la gente contra un gobierno y proyecta a quienes prometan actuar en su contra. En castellano: pegarle a Graco es una manera rápida de ganar votos.

¿Qué tendrían que hacer entonces los candidatos para alcanzar o vencer a Cuauhtémoc? Primero entender que al futbolista ya lo vacunó el régimen y por eso cada golpe que recibe lo victimiza. Ninguno de los otros candidatos ha tomado el discurso anti sistema del futbolista, ni mucho menos ha definido una estrategia que exponga los muchos errores que ha cometido como alcalde. En lugar de evidenciar sus yerros como autoridad, prefieren pegarle por su falta de cultura.

Al irse por el camino fácil, pegar, lo único que han logrado es hacer crecer al ex seleccionado nacional; pretender exhibirlo en un debate tampoco sería contundente, pues igual que López Obrador, Cuauhtémoc Blanco acudiría a la cita con un guión bien definido e instrucciones precisas de atacar a Graco y no caer en provocaciones.

Cuauhtémoc Blanco Bravo no es un candidato invencible, es más, hay muchos elementos para pensar que la elección se le va a complicar y que puede perder por sus propios errores. El punto es que sus adversarios son muy limitados, tienen muy mala estrategia o bien comparten intereses personales que les impiden arrebatarle el discurso anti corrupción.

A una semana de que inicie la carrera por la gubernatura todavía pueden suceder muchas cosas. El mar humor social es clave en la definición del voto.

  • posdata

La planilla que acompaña a José Luis Urióstegui en campaña es buena, la mejor quizá de todas las que se han presentado por los partidos políticos. Ahí hay una variedad muy importante de ciudadanos, gente representativa de la ciudad, de los sectores y sobre todo, conocedora e identificada con Cuernavaca.

La propuesta independiente de Urióstegui Salgado a la presidencia municipal de la capital ha ido creciendo poco a poco; primero fue la idea de un grupo de ciudadanos que se decidieron a incursionar en un ambiente distinto al suyo con la idea de cambiar las cosas; hoy son una realidad electoral que se ofrece como la alternativa democrática para quienes no confían más en los partidos políticos.

Hace algunas semanas los comentarios que escuchaba sobre la candidatura de José Luis Urióstegui eran duros, le cuestionaban no haber aceptado las ofertas de los partidos y aunque reconocían que es un buen candidato, no le concedían posibilidades de triunfo porque “no tenía la estructura de un partido”. Hoy las expresiones son diferentes: frente al declive de los partidos aparece un grupo de ciudadanos que caminan por la vía independiente, que ganan simpatías y comienzan a crecer en la intención de voto.

No se hasta dónde le puede alcanzar el esfuerzo a José Luis Urióstegui y a su planilla en esta campaña; efectivamente camina en desventaja, no tiene el dinero que tienen otros ni lo respalda un partido como a los demás. Lo que si veo en ese equipo es una convicción por participar, un deseo de cambiar las cosas y una representatividad social que no tienen ninguna otra planilla.

La de José Luis Urióstegui es la candidatura más sana y representativa de Cuernavaca; quienes integran ese proyecto representan un verdadero cambio.

Es más: en una de esas, José Luis Urióstegui se vuelve el candidato de facto de algunos candidatos a la gubernatura.

  • nota

Los problemas en Morena siguen: José Luis Borbolla no se ha podido registrar como candidato a la presidencia municipal de Cuernavaca porque quien fue registrado por Morena para apartar el espacio y no quedarse sin candidato, el ex secretario particular de Rabín Salazar, no quiere renunciar.

La pugna entre los seguidores del senador y el alcalde Cuauhtémoc Blanco son evidentes y advierten un problema serio al interior de la coalición Juntos Haremos Historia. Rabín no ha podido superar el hecho que no fue candidato y lo que se ve en Cuernavaca es consecuencia directa de ello.

Pero el problema no es sólo entre los morenistas y los cuauhtemistas; en el equipo del futbolista se respira un aire de tensión luego de que no pudieron registrar al ex árbitro profesional Gilberto Alcalá.

Sea por la división en Morena o por la problemática en torno al futbolista, lo real es que hasta el momento la coalición aún no tiene candidato. A poco más de tres semanas de que inicie la campaña municipal, Cuauhtémoc Blanco no tiene representante en la elección de Cuernavaca y ello va a incidir en la elección estatal.

La negativa de quien fuera secretario particular de Rabín Salazar a renunciar a la candidatura no es fortuita; el joven Christopher Bargagli Sandoval sabe que no tiene elementos para competir, ni estructura, ni recursos, ni ganas de hacerlo. Además entiende porqué fue registrado, pero obviamente tiene órdenes de no renunciar.

El candidato será José Luis Borbolla, pero lo será en medio de pugnas y un severo desgaste interno y externo.

¿Cuantos casos similares al de Borbolla en Morena habrá en el estado y en el país?

Ojo: en el 2015 Morena perdió porque lo venció Morena. Les puede suceder otra vez.

  • post it

No cesan las acusaciones en contra de la presidenta del Poder Judicial de Morelos, Carmen Cuevas. De principio a fin su gestión ha estado rodeada de escándalos, de señalamientos por actos de corrupción, por abuso de poder, por su tendencia partidista, por su favoritismo al momento de impartir justicia, por su arrogancia, por su mal carácter y por el divisionismo que ha provocado en ese poder.

Vienen tiempos de cambio en el TSJ Morelos y Carmen Cuevas buscará reelegirse en el cargo. Cuando pensábamos que Nadia Luz había sido una mala presidenta del poder judicial... llegó Carmen Cuevas.

  • redes sociales

En poco más de dos meses habrá un gobernador electo en Morelos. La noche del domingo 01 de julio sabremos quién será el sucesor de Graco Ramírez.

No hay mal que dure seis años... ni pueblo que lo aguante.

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