Incognitapro

SERPIENTES Y ESCALERAS

 
 

Los aspirantes a la gubernatura de Morelos han elevado la apuesta; para varios de los contendientes ya no se trata sólo de la victoria en las urnas, sino de la revancha personal. Sin límites, sin diálogo y sin acuerdos de ningún tipo, para algunos esta batalla puede terminar muy mal.

 

El ambiente electoral se está calentando y la apuesta de los equipos de campaña se comienza a elevar de manera sustancial. Para los ciudadanos la elección del próximo 01 de julio es importante por lo que representa la definición de un proyecto de gobierno que dé como la continuidad o signifique un cambio cambio; para algunos los políticos se trata de una contienda en la que se juegan todo, hasta la libertad.

Del año dos mil a la fecha la lucha política no ha podido quedarse en la etapa de campaña; después de la elección la pugna continúa y los enfrentamientos de poder se prolongan después de cada elección.

En algún punto de nuestra historia reciente los actores de la vida pública olvidaron que las campañas duran sólo unos meses y que después de la renovación de los poderes lo que sigue es el trabajo sin siglas partidistas. Los priístas no procesaron la derrota electoral, buscaron la revancha política atacando al nuevo gobierno y esa dinámica se ha replicado cada tres y seis años en todos los partidos políticos.

La del 2018 es una elección peculiar: la descomposición social y política domina el ambiente y el enfado social conduce todos los sentimientos alrededor de la política. Dicho de otra manera: la gente está muy enojada, pero también los militantes de los partidos lo están y en algunos casos el enfado es mayor porque se conoce todo lo que está en juego en este proceso electoral.

La lucha por la gubernatura está centrada en tres figuras: Cuauhtémoc Blanco, Víctor Caballero y Rodrigo Gayosso; el primero lleva la ventaja en las encuestas, el segundo tiene al equipo más organizado y el tercero presume la mejor estructura. Uno es popular y representa un cambio radical que incluye la persecución de los funcionarios corruptos; otro es más prudente, ofrece un cambio con rumbo y decisiones duras para detener la corrupción y acabar con la impunidad. El tercero habla de continuidad, de ajustes, presume los logros del gobierno y ahora hasta repite el discurso del gobernador. Más allá de estos tres personajes no hay nada.

La lucha en este nivel es feroz y todavía va a subir de tono. Cuauhtémoc Blanco definió desde hace mucho cuál sería el eje conductor de su campaña, promete meter a la cárcel al gobernador y actuar contra todos los funcionarios corruptos de este gobierno. El futbolista no se anda con rodeos, llama ladrón a Graco Ramírez, pillos a sus colaboradores y dice que los hará regresar lo que se robaron. El planteamiento de campaña de Cuau es simple, pero hasta ahora ha sido suficiente para tenerlo en el primer lugar de las encuestas.

Víctor Caballero lucha consigo mismo para salirse de su espacio de confort, de repente sube el tono y luce firme, pero su naturaleza le gana y termina siendo el hombre bueno y suave que todos conocen. En una campaña como la que vivimos las propuestas son importantes, pero no suficientes para ganar porque la bondad puede confundirse con tibieza. Caballero es quien está más cerca del futbolista, pero necesita ajustar su estrategia y mejorar el discurso para que la gente lo ubique como un candidato con propuesta, pero también como un hombre con carácter y la decisión para combatir los males que aquejan al estado.

Rodrigo Gayosso es el candidato con más dinamismo, el que más empuje tiene y al que más estructura lo acompaña. Al PRD lo ayuda la dedicación personal de su candidato, pero le pesa el desgaste que carga el gobernador. Rodrigo tiene un planteamiento muy claro de campaña, sabe que su fuerza radica en la estructura y la victoria depende de que el voto anti sistémico se divida. Gayosso entiende su circunstancia, sabe que remontar no es sencillo, pero concibe que tampoco es imposible. Si la estructura le responde y la votación se divide, Rodrigo Gayosso puede complicarle las cosas al primer lugar.

Pero la elección es más que una estrategia de campaña; lo que rodea al proceso electoral de Morelos es más agudo que lo que ocurre a nivel nacional; aquí la gente también está enojada con el gobierno y con su partido, se nota enfadada con la clase política, pero además predomina el descontento con el desempeño de algunos actores en particular.

La tensión en campaña es alta, se nota en los integrantes de los cuartos de guerra y también en los candidatos. En el caso de Cuauhtémoc Blanco es notorio el deseo personal del futbolista de tomar venganza personal del gobernador, de procesar a varios de sus funcionarios y de mostrar inmediatamente que tiene el poder.

Cuentan quienes están en ese equipo que al candidato no le emociona ejercer el poder de gobernador, ni mucho menos lo que implica ganar una elección, dicen que lo que realmente busca es ajustar cuentas con quienes le han perseguido desde el gobierno del estado, a quienes acusa de desviar recursos públicos de la reconstrucción y los que orquestan los ataques en su contra. El tema, afirman, ya es personal.

Basta observar el contexto de la elección para entender que algunos equipos están dispuestos a todo para ganar la contienda. Desde hace tiempo se rompieron las reglas, se acabaron las fronteras y se quitaron los límites. La que vemos es una lucha cuerpo a cuerpo en la que se vale todo y en donde el ganador podría ser el que más resista los ataques.

Visto el camino que han trazado algunos equipos es evidente que no habrá espacio de reconciliación ni existe interés de construir puentes de diálogo. Unos y otros apuestan por la victoria a como de lugar, a conservar o arrebatar el control del poder público y utilizar todos los elementos a la mano para aniquilar al rival.

La que vemos no es una elección de ideas, sino de sentimientos, la gente escucha las propuestas, pero reacciona cuando se habla de castigos. Quienes analizan las candidaturas por su contenido y sus proyectos saben que el futuro del estado no depende sólo de meter a la cárcel a una persona, pero la mayoría de la gente, por el profundo enojo en el que se encuentran, parecen estar decididos a votar por quien les ofrezca sangre.

Para definir una estrategia efectiva, primero se debe analizar el contexto de la elección. Las encuestas no votan y el ciudadano ya no es tan manipulable como algunos políticos lo creen.

Independientemente del resultado electoral ¿Cómo quedarán algunos funcionarios públicos y actores de poder el 2 de julio?

  • posdata

El dirigente nacional del Partido Encuentro Social dijo que a petición del alcalde Cuauhtémoc Blanco se cambiaría al candidato de la coalición a la Presidencia Municipal de Cuernavaca. De manera unilateral y sin mediar ningún instrumento democrático se sustituyo a José Luis Borbolla por Gilberto Alcalá, aunque hasta ahora sigue sin poder concretarse la orden.

La forma de operar al interior de la coalición no ha gustado a nadie, de ahí que se hayan presentado tantos problemas. Hugo Erick Flores informó que por acuerdo nacional la candidatura de Cuernavaca correspondía al PES y que atendiendo a un deseo del candidato a la gubernatura se cambiaría al abanderado en la capital.

Es evidente que a José Luis Borbolla no le gustó la decisión ni estuvo de acuerdo con ella, de ahí que no ha presentado su renuncia para poder registrar a Gilberto Alcalá. Comentan que al interior del equipo de campaña de Cuauhtémoc Blanco hay enfado con el dirigente estatal del PES, aunque no aclaran los motivos. También hay sospechas, dicen, porque Borbolla acordó con algunos personajes que no son bien vistos por el #TeamCuau.

Los días pasan y la coalición sigue sin tener candidato en Cuernavaca. Las diferencias internas y las ambiciones personales han impedido que las cosas caminen adecuadamente en un equipo que goza de la preferencia mayoritaria, pero carece de la habilidad para controlar sus emociones.

¿Hasta dónde podrá la coalición estirar los tiempos para definir a su candidato? ¿Quién querrá encabezar un proyecto electoral como el de Cuernavaca, donde las pugnas internas pueden acabar con la ventaja electoral?

  • nota

Observar el manejo de los recursos de la reconstrucción de las zonas afectadas por el sismo del 19 de septiembre del año pasado no es un asunto de carácter político electoral, es más bien un tema de justicia social.

Las cifras son exorbitantes, son más de 7 mil millones de pesos producto de créditos y orientación de recursos de otros programas.

Nunca antes en la historia de nuestra entidad habíamos vivido una situación similar; no hay antecedente en la época reciente de una tragedia de tales magnitudes ni tampoco de un suceso natural similar; de la noche a la mañana nos volvimos zona sísmica. Hay un Morelos antes y uno después del sismo del 19-S.

Precisamente por el tamaño de la tragedia y el impacto social que representa es que el asunto llama la atención y no puede ser olvidado. No se trata de echar leña al fuego o de lucrar con la tragedia, se trata de observar con mucha seriedad el asunto y dimensionar lo que representa.

Miles de casas resultaron dañadas, muchas de ellas están consideradas como pérdida total y miles de ciudadanos se quedaron en la calle. La tragedia fue enorme, llamó la atención mundial y provocó la solidaridad de cientos de miles de personas que de manera voluntaria llegaron por sus propios medios y con sus recursos a ayudar a las víctimas.

El sismo mostró la mejor cara de mexicanos, dejó ver la solidaridad y la fuerza de un pueblo que repentinamente fue golpeado por la naturaleza, pero cotidianamente resulta afectado por sus autoridades.

Por todo los anterior (y más) es que no se puede pasar por alto lo que se está haciendo con el dinero de los afectados; hay miles de personas que necesitan ayuda, pero también miles de millones dispuestos para atender el problema.

Los responsables del programa de reconstrucción en Morelos son dos personajes de mala reputación: Sergio Beltrán Toto y Alexis Ayala; el gobernador decidió nombrarlos a pesar de que sobre ellos (particularmente el primero) pesan muchas acusaciones de corrupción y malos manejos.

Siete meses después de la tragedia la crítica parece convertirse en verdad: los afectados reclaman ayuda, el gobierno federal dice que el gobierno de Morelos no ha aportado nada y la percepción pública es que se están robando el dinero.

Al gobierno le enoja que se toque ese tema, no quieren explicar lo que pasa y buscan detener la información. Muchos ciudadanos hablan del asunto, exigen una explicación y sobre todo demandan que el dinero se aplique.

El debate mediático divide opiniones, pero de fondo la necesidad sigue. Las víctimas ven la discusión, pero no reciben apoyo. A la vuelta del tiempo, cuando una nueva administración llegue, se revisarán las cuentas y confirmará el uso de los recursos.

Robar es malo. Robarse el dinero de los damnificados no tiene nombre.

  • post it

El tiro es derecho. La guerra sucia a todo lo que da y los descontones se han convertido en el pan nuestro de cada día en esta campaña

Estamos viendo una nueva etapa electoral que incluye la clásica publicidad, los aburridos discursos, la desagradable propaganda negra, los golpes en medios de comunicación, los esquiroles, el troleo, las fake news y el boicoteo de campaña.

Nuestros políticos están evolucionando. Digámoslo así: ahora son Ojetes 2.0

  • redes sociales

De los aspirantes a la gubernatura y a la presidencia municipal de Cuernavaca ¿Quién tiene el mejor manejo informativo de campaña?

  • es viernes

y Hoy Toca.

Comentarios para una columna alegre:

eolopacheco@elregional.com.mx

Twitter: @eolopacheco

Facebook: Eolopachecomx

Instagram: eolopachecomx

Ámbito: 
Local