Así como en el mito griego, Morena ha integrado a la mayor cantidad de personajes para dar batalla en las próximas elecciones, sin importar que provengan de otros partidos como el PRI o el PAN, incluso aunque algunos de ellos fueron severos críticos de su líder Andrés Manuel López Obrador
Para este 2018, Morena echó toda su carne al asador y se alió con personajes que antes eran sus adversarios, al mismo tiempo que hizo a un lado a fundadores del Movimiento; para ellos, heridas se han abierto donde antes solo se construía un proyecto de unidad y esperanza.
A las filas de Morena lo mismo se han sumado priistas que panistas, perredistas o pvemistas. Y no solo como simpatizantes o militantes, sino como candidatos a cargos de elección popular o como parte de la campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador.
Los nuevos simpatizantes entraron a Morena en un Caballo de Troya que le garantiza a ese partido millones de votos, pero también que la ideología y los proyectos de ese partido no sean los únicos que vayan a ponerse en marcha si llega al poder.
En caso de triunfar en los comicios, ¿qué tanto del proyecto original de Morena y de López Obrador se implementará a nivel federal y en los estados? Con tantos políticos que pertenecieron a otros partidos y que, incluso, eran contrarios a López Obrador, ¿no terminará imponiéndose el Caballo de Troya en algunas regiones del país? ¿No terminarán gobernando priistas, panistas o perredistas bajo el cobijo de Morena?
En algunas regiones del país, militantes de Morena han expresado su descontento con la postulación de políticos “recién llegados” a quienes identifican con actos de corrupción Gabriela Cuevas Barrón Germán Martínez Cázares morena: o con mala administración en gobiernos anteriores
La política de brazos abiertos adoptada por Morena para 2018 puede traerle el triunfo en las urnas, pero ¿podría traer también la decepción de los electores si los nuevos morenistas continúan actuando como cuando estaban en otros partidos?
Es la apuesta que López Obrador y su partido, han hecho para el proceso electoral del 2018, en el que se juegan el todo por el todo.
Desde antes de ser Morena, el movimiento de Andrés Manuel López Obrador luchó por deslindarse de todos los políticos que representaran a lo que han dado en llamar “la mafia del poder”. Ahora, algunos de esos personajes que pertenecían a la “mafia” se encuentran en sus filas y han accedido a candidaturas para puestos de representación o de administración pública.
Para integrarse al proyecto de Morena en 2018, varios políticos renunciaron a décadas de militancia política en un partido. ¿Cambiarán de ideología de un día para otro?
Panistas, del odio al amor
Quizá los casos más simbólicos son los de exmilitantes del PAN que en el 2006 eran enemigos jurados de López Obrador cuando defendían a Felipe Calderón Hinojosa y que ahora pregonan el proyecto del tabasqueño.
Tras renunciar a décadas de militancia en un partido, varios se han sumado al proyecto de nación de Morena, la duda es si coincidirán con la ideología del nuevo partido que los cobija
Se trata de Germán Martínez Cázares, quien fue militante de Acción Nacional desde 1988 y renunció en marzo de este año al partido que dirigió; Gabriela Cuevas Barrón, militante desde 1997 y hasta enero del 2018; y Manuel Espino Barrientos, panista desde 1978 y hasta 2011, cuando rompió con Felipe Calderón; Espino también fue dirigente nacional del albiazul.
Hoy, Martínez Cázares es candidato plurinominal al Senado; Cuevas Barrón es candidata plurinominal a la Cámara de Diputados; y Espino Barrientos está en la campaña de López Obrador como encargado de Enlace con la Sociedad Civil.
Del PAN salieron otros con militancia de años para integrarse a Morena. Entre ellos está Ricardo Sheffield Padilla, quien militó en el PAN desde 1993 y hasta marzo de este año, cuando ya tenía en la bolsa la candidatura a gobernador de Guanajuato por la coalición Morena, PT, PES.
Joaquín Díaz Mena, hoy candidato de esta coalición al gobierno de Yucatán, fue militante del PAN desde el año 2002 y hasta marzo pasado.
Díaz Mena fue colocado en la candidatura a gobernador en sustitución de Rogerio Castro Vázquez, a quien se la habían otorgado en un principio.
Castro es diputado federal de la actual Legislatura y maestro de educación básica en escuelas de su estado; él sí, miembro fundador de Morena.
En Nuevo León, dos expanistas también son candidatos al Senado por Morena: Álvaro Suárez Garza, conocido como “5X”, que va en fórmula con Judith Díaz.
Priistas —y aliados— de cepa
A López Obrador también se han unido priistas que fueron militantes del tricolor durante años y que ahora fueron arropados con candidaturas por la coalición que conforman Morena, PT y PES.
Miguel Ángel Chico Herrera es uno de ellos. Comenzó a militar en el PRI a los 17 años de edad; renunció a ese partido a sus 57 años.
Chico Herrera. Hoy, es candidato a diputado federal por el distrito 15, de Guanajuato.
Otro priista de cepa que dejó al tricolor fue Canek Vázquez, identificado como un personaje muy cercano a Manlio Fabio Beltrones.
Vázquez fue militante del PRI desde 1994 y hasta este año, cuando anunció su salida del tricolor para incorporarse a Morena.
Morena entregó también varias candidaturas al Senado a expriistas de años; incluso, a un exgobernador.
Se trata de José Antonio Álvarez Lima, quien fue gobernador priista de Tlaxcala de 1993 a 1999. Su nombre para la lista plurinominal al Senado salió seleccionado por la tómbola que utiliza Morena para elegir a una parte de sus candidatos.
La fórmula de candidatos al Senado que competirá por Morena en Puebla, Alejandro Armenta Mier y Nancy de la Sierra Arámburo, también son dos expriistas.
En Tamaulipas se repite el fenómeno. Américo Villarreal Anaya, quien también renunció a PRI, partido al que perteneció también su padre, el exgobernador de esa entidad Américo Villarreal Guerra.
Del PVEM hubo un salto a Morena que llamó la atención: el de Eduardo Ramírez Aguilar, “El Jaguar Negro”, quien renunció a ese partido después de que el PRI impuso como candidato a gobernador a Roberto Albores Gleason y de que el Verde no pudo romper su alianza con el tricolor.
Hoy, Ramírez Aguilar es candidato al Senado por la coalición de Morena, PT y PES.
‘Infiltrados’ de izquierda
A Morena también han llegado personajes de partidos de izquierda que aunque en el pasado criticaron a Andrés Manuel López Obrador, ahora son candidatos cobijados por Morena.
Uno de esos casos es el de Luis Miguel Barbosa, candidato a la gubernatura de Puebla, quien hace unos años llamaba a López Obrador “populista y simulador”.
Otro candidato es Carlos Lomelí Bolaños, quien perteneció al PRD y a Movimiento Ciudadano, y que ahora es candidato a la gubernatura de Jalisco.
“Nosotros hemos luchado por años y en este 2018 nos hemos encontrado que han sido postulados lo que nosotros llamamos ‘infiltrados’, porque están infiltrados en candidaturas de primer nivel”
Lomelí Bolaños no solo ha sido cuestionado por sus brincos políticos de partido en partido, sino por su actividad como empresario, pues ha hecho negocios millonarios vendiendo medicinas al gobierno de Jalisco; y porque estuvo relacionado a una red de lavado de dinero a través de una empresa que fue fichada por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos.
¿Peligro para Morena?
Personajes cercanos a Morena tienen visiones encontradas sobre lo que significa que este partido haya hecho alianzas con quienes antes eran sus adversarios y que, incluso, hoy tenga a estos personajes como candidatos o como cercanos a su candidato presidencial.
Hay quienes ven en ello un peligro no solo para el partido, sino para el país; y hay quienes creen que no tendrán influencia alguna si Morena gana las elecciones.
Para Andrés Eloy Martínez Rojas, quien fue diputado federal entre el 2012 y el 2015 de la bancada de Morena — primera Legislatura en la que se conformó ese grupo parlamentario—, ha sido un error que se haya permitido la entrada indiscriminada a personajes con un pasado político tan arraigado.
“(López Obrador) no está ofreciendo, pactando o negociando cargos específicos y mucho menos modificaciones a su plan de gobierno”
“Hay riesgo de que se desdibuje el proyecto político de Morena, proyecto que Andrés Manuel López Obrador ha construido a lo largo de varios años con personas que estuvieron promoviendo los ideales democráticos.
“Nosotros hemos luchado por años y en este 2018 nos hemos encontrado que han sido postulados lo que nosotros llamamos ‘infiltrados’, porque están infiltrados en candidaturas de primer nivel, como gubernaturas, hasta otras como a las presidencias municipales, y vemos que se les está dando preferencia a mucha gente que traen antecedentes de corrupción, que no traen un apego con la gente, que no tienen un liderazgo popular genuino”, afirmó Eloy en entrevista.
El peligro, explica Eloy Martínez, radica en que si estos candidatos recién llegados ganan las elecciones y llevan a cabo malas prácticas de gobierno, la ciudadanía pensará inmediatamente que Morena es como los demás partidos. Eso podría terminar con la idea de que Regeneración Nacional construiría un gobierno diferente.
La llegada de nuevos integrantes a Morena podrían poner en riesgo el plan de nación de López Obrador en algunas zonas del país, lo que podría restarle credibilidad y ser cuestionado por la ciudadanía
En cambio, para John Ackerman, investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y abierto simpatizante de Morena, el hecho de que haya tantas personas nuevas en el movimiento no afectaría en nada la labor de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, en caso de que ganara las elecciones.
“Andrés ha sido muy claro cuando dice que las puertas de Morena están abiertas a quienes quieren participar generosamente con la transformación del país, pero que él no está ofreciendo, pactando o negociando cargos específicos y mucho menos modificaciones a su plan de gobierno.
“No tendría que haber ninguna afectación a su plan de gobierno ni a su visión del país. Y se ve muy claramente desde el PES, por ejemplo, cuya alianza se dio en los días en que AMLO presentó a su gabinete y no hay nadie en el gabinete que refleje los puntos más preocupantes de la plataforma del PES con respecto a derechos sociales”, expuso el académico.
Ackerman sostuvo que López Obrador está adelantando una tarea de unidad en el país, pero esto no significa que vaya a adoptar las ideas o los principios de quienes se suman a su proyecto.
“Él está sumando apoyos, está haciendo lo que hacen todos los presidentes, apostándole a la unidad del país, solo que normalmente estos procesos ocurren después de las elecciones”, asentó.
El catedrático reconoció que el reto de Morena y los otros partidos de la coalición estará a nivel local, donde no solo el partido sino los ciudadanos deberán vigilar la actuación de quienes lleguen a cargos de elección popular para evitar que lleven a cabo malos actos de gobierno.
Personajes cercanos a Morena tienen visiones encontradas sobre lo que significa que este partido haya hecho alianzas con antiguos adversarios
“El proyecto de Morena y de Andrés en particular es el de establecer un Estado de Derecho en el país y todos los ciudadanos debemos participar en esta regeneración y reconstrucción de la Nación. Esto es tarea de todos.
“Morena como tal es un partido nuevo que está creciendo muy rápidamente y sí tiene el reto que tiene cualquier adolescente: crecer muy rápido y no estar todavía con todos los mecanismos de experiencia como para esa gran responsabilidad. Entonces, pues sí, Morena tiene que madurar, tiene que crecer y tiene que fortalecerse y el gran objetivo deberá ser que Morena no se convierta en otro PRD”, indicó Ackerman.
El especialista insistió en que la primera precaución que debe tener el partido es evitar que lleguen a ser candidatos personas que tengan algún mal antecedente para cuidar de mejor manera al partido y al movimiento de López Obrador.
Fundadores de Morena han visto que políticos provenientes de otros partidos son tomados en cuenta antes que ellos para algunas candidaturas