Sabaré de un fandango
Con el encanto de quien ha llegado a una resolución poco menos que contundente e inobjetable, la junta de dueños del futbol mexicano llegó a la conclusión de que lo que hace falta para subir el nivel de la Liga es llenarla de extranjeros.
Una especie de nacionalismo al revés.
Seguro que eso contribuye a la generación de nuevos valores Bacardí del pambol.
Lo que deberían de prohibir es que los jugadores se quiten la playera para celebrar los goles. Ya vimos que los americanistas traen unos tatuajes muy gachos como inspirados en los Maras Salmaruchan.
Así, todo parece indicar que los mexicanos no bastan para darle relieve a la competición y es indispensable reemplazarlos por naturales de otras tierras donde sí saben lo que es el clásico pasesito a la red.
O sea que si algo nos sobra son mexicanos y no todos son necesarios. Por alguna extraña razón como que hay una línea de pensamiento que establece que somos demasiados y que por eso no vale tanto la pena preocuparnos por los que de pronto no están, los que desaparecen misteriosamente y que luego por un arrebato de la providencia desafían todos los protocolos de la impunidad y se materializan en una fosa como en Telelcingo. Una de las tantas que tienen como queso gruyer al territorio nacional y que por su volumen y cantidad no son prioridad realmente para los gobiernos federales ni estatales.
Si somos un chingo y seremos más, para qué agüitarnos. Por eso en Tetelcingo las autoridades que atinadamente responden al llamado del nada grato de Graco, se tomaron el tema de la narcofosa con una calma chicha de campeonato.
Por eso llamó la atención que el fiscal morelense reconociera que toda esta situación (jugar al acitrón de un fandango, sango sango, sabaré, con cadáveres pasándolos de un agujero a otro) era fundamentalmente producto de la negligencia.
No, no creo que haya sido negligencia ni que tuvieran una contingencia ambiental como las de la Ciudad de México, de esas que por cada punto Imeca vas perdiendo lucidez como burócrata de la Came. De seguro que los funcionarios de Morelos tienen cosas más importantes que hacer que meterle espíritu humanista y científico a la investigación forense.
O deben estar preocupados porque el góber cumpla su sueño de ser presidenciable con el favor del Instituto Chuchístico de Verano. No vaya a ser que tengan que comprar votos como el PRD de la CDMX. O hacer campañas sucias de odio y de rencor como las que ahora abundan de manera ya francamente predecible.
Somos demasiados mexicanos y es normal que los encargados de la seguridad y la justicia no puedan estar en todo. Están como el niño de la película Sexto sentido, que ve gente muerta, pero no los pelan.