El borrachazo del PRI
Mal y de malas, así anda el PRI en Morelos. Lo ocurrido el martes pasado al dirigente estatal de ese partido es el reflejo de la campaña a la gubernatura; la imprudencia, la arrogancia y la torpeza son los elementos que caracterizan a quienes están hoy al frente de ese partido.
Las escena protagonizada por el presidente del comité directivo estatal del PRI al chocar su auto cuando conducía en estado de ebriedad es la cereza de un pastel de errores y equivocaciones. El incidente llamó la atención, se multiplicó en las redes sociales y ganó espacios en medios locales y nacionales. El choque le costó la presidencia a Alberto Martínez y representó un golpe más para la candidatura de Jorge Meade Ocaranza. El priísmo anda mal y de malas.
Algunos sostienen que el hecho de tránsito en donde estuvo involucrado Alberto Martínez es algo que puede ocurrirle a cualquiera; falso. Lo que sucedió el martes pasado no es algo cotidiano ni mucho menos un asunto menor: el diputado iba en completo estado de ebriedad y actuó con prepotencia luego de haber chocado. Para fortuna de todos, los daños solo fueron materiales, pero vista la borrachera que se cargaba el priísta las cosas pudieron ser mucho peor.
Entendamos algo: chocar borracho no es algo que le pueda ocurrir a cualquiera (para eso hay que estar borracho y ponerse a conducir); en todo caso ser víctima de un borracho al volante sí es algo a lo que estamos expuestos todos y muchos han pagado con sus vidas este tipo de imprudencias.
Pero más allá de los lamentables hechos y la penosísima actitud del presidente del PRI en Morelos habría que revisar lo que ocurre en ese partido. Alberto Martínez era (en ese momento) el dirigente estatal del Revolucionario Institucional y se le veía en todo momento junto al candidato a la gubernatura Jorge Meade Ocaranza. Los hechos ocurrieron en pleno proceso electoral, un martes por la tarde, en día hábil y en una de las avenidas principales de la capital del estado.
Es evidente que el dirigente no estaba en un acto político ni venía de una reunión de trabajo, pero también es visible que el ánimo que aqueja a Alberto Martínez es cada vez más notorio en muchos militantes de ese partido. En el priísmo de Morelos se percibe un aire melancólico: saben que la campaña de su candidato presidencial no levanta y están convencidos que en el caso de Morelos la contienda está perdida.
Alberto Martínez no es una gente cercana a Jorge Meade, pero ha estado a su lado desde que lo designaron candidato. Es más: La Pave (como llaman también a Martínez González) intentó renunciar a la dirigencia unos días después de que Meade fue electo candidato porque no estaba de acuerdo en el agandaye del gumaco, pero lo frenaron desde México.
Las diferencias entre Alberto y Jorge eran sabidas desde hace tiempo; lo mismo ocurre entre el candidato y la secretaria general del partido Maricela Velázquez. Jorge Meade ha hecho insufrible el ambiente en el partido, se caracteriza por la imposición, por la soberbia y por el oportunismo. Dentro del PRI afirman que el candidato tricolor ya pactó la elección y lo que busca es hacer negocio con la derrota, de ahí que su discurso es sólo contra Cuauhtémoc Blanco.
Aunque parecieran cosas distintas, el incidente de Alberto Martínez y lo que sucede en la campaña del PRI van de la mano; Lapave ya no tomaba, pero retomó el gusto por el alcohol en este proceso electoral, dicen que por la presión y los constantes conflictos de carácter político. El dirigente sabe que es un cero a la izquierda, una figura decorativa sin peso político ni influencia de ningún tipo; a pesar de ser la cabeza del PRI en el estado a Alberto Martínez no le cumplieron ninguna de sus peticiones ni le dieron candidaturas a nadie de su gente.
Pero Alberto Martínez tampoco es inocente de lo que ocurre, su dirigencia se planteó como un espacio para la renovación del partido, para la apertura a nuevos cuadros y la reorientación del camino. Como diputado Alberto criticó varias veces la pasividad de Rodolfo Becerril y su entreguismo con el gobierno, afirmó que de llegar Maricela el partido se convertiría en un satélite del PRD y ofreció ser el transformador de la institución, pero lo primero que hizo cuando fue designado presidente fue poner a su lado a Francisco Moreno y convertirlo (junto con Mario Chávez) en su equipo de confianza. Ahí están los resultados.
Los priístas de Morelos parecen cargar con una maldición política: sus dirigentes carecen de valores, de convicción, de capacidad, de ideales y de lealtad. Es imposible que un partido que no es capaz de solucionar civilizadamente sus problemas pueda ofrecerle a la ciudadanía un mejor futuro. Lo de Alberto Martínez es un hecho lamentable para el priísmo, porque exhibe la mediocridad de su dirigencia; pero la candidatura de Jorge Meade es mucho peor, porque representa la entrega absoluta de ese partido a las peores causas de la sociedad.
Antes del borrachazo de Alberto Martínez el PRI en Morelos iba en tercer lugar de la carrera por la gubernatura, más cerca del cuarto lugar que del segundo. Entre los conflictos internos, la falta de convicción en la militancia, la poca consistencia de la campaña, la simulación en el equipo del candidato y los profundos intereses económicos que mueven a Jorge Meade Ocaranza el destino del tricolor en Morelos está sellado.
La única duda que flota en el ambiente después de lo ocurrido el martes con Alberto Martínez es si su borrachera fue por irresponsabilidad o por depresión.
- posdata
Independientemente de coyunturas políticas y tiempos electorales, el tema de la reconstrucción de las zonas dañadas por el sismo del 19 de septiembre debe observarse con cuidado. Fueron alrededor de 11 mil casas afectadas y se han destinado más de 7 mil millones de pesos para la atención de la tragedia; a casi ocho meses del desastre la situación para los afectados no ha mejorado.
La situación es compleja para todos: para los damnificados porque su patrimonio fue afectado y en muchos casos perdieron de golpe todas sus posesiones; para el gobierno porque la presión social es mucha e impactará en las elecciones; y para los funcionarios encargados del tema porque la administración de los recursos será revisada por la próxima administración (gane quien gane) y el manejo del dinero se convertirá en el punto desde el cual comenzará la búsqueda de culpables del gobierno saliente.
El asunto no es superficial, sino de fondo, hablamos de siete mil millones de pesos y del patrimonio de miles de familias; no son apoyos de coyuntura ni utilitarios de campaña. Más aún: se trata del peculio de miles de paisanos, del lugar donde vivirán y donde muy probablemente quedarán expuestos a nuevos movimientos telúricos.
Lo dicho esta semana por el colegio de ingenieros civiles de Morelos, los profesionales de la construcción, llamó mi atención: las casas se están reconstruyendo sobre los cimientos de las viviendas que colapsaron, es decir, la edificación es deficiente y pone en riesgo a sus futuros habitantes. Un día después el gobernador de Morelos dijo que eso era falso.
Pero la duda queda ¿Por qué los profesionales de la reconstrucción dirían algo así? ¿Qué ganan al denunciar que se están haciendo mal las cosas? ¿Cuál es el objetivo de hacer un señalamiento tan preciso, pero sobre todo en un tema tan delicado como ese? ¿En verdad son parte de un juego político, como lo afirmó Graco Ramírez? ¿Será que los ingenieros se prestan al golpeteo entre candidatos, como lo hace suponer el gobernador?
El problema en este tema no es inmediato, porque conforme avanza la construcción de las zonas afectadas los vicios de construcción quedarán ocultos. Lo grave vendrá después, si es que se repite el sismo o las autoridades del próximo gobierno deciden hacer una auditoría técnica y económica a la obra. En el mejor de los casos habría sanciones administrativas o penales contra los que pudieran haber malversado el dinero o incurrido en un fraude estructural; en el peor, si la tierra se mueve de nuevo y las casas colapsan, la tragedia sería mayor.
Al gobierno estatal le molesta que se hable de la reconstrucción y supone que con el solo desprecio a las acusaciones resuelven las cosas. El Colegio de Ingenieros Civiles del Estado de Morelos denuncian que la obra de reconstrucción tiene un sobreprecio del 40 por ciento, pero sobre todo que las casas se están haciendo mal; el gobernador dice que se trata de un ataque político. ¿A quién le creemos?
Si los candidatos observan lo que pasa con la reconstrucción de las zonas afectadas por el sismo y recuerdan el impacto que tuvo ese hecho en el ánimo ciudadano y en la imagen del gobierno estatal, pronto le entrarán al tema y lo meterán al discurso de campaña. Si la próxima administración quiere demostrar que no permitirá la corrupción y desea dar un ejemplo de lucha contra la impunidad, la reconstrucción es el platillo más apetitoso.
El próximo gobernador, quien sea, necesita dar un fuerte golpe en la mesa para mantener su bono democrático, ese golpe tiene que ser en contra de la corrupción y sobre todo en contra algunos de los integrantes del gobierno actual. Si no lo hacen, lucirán como cómplices y el sentimiento de enojo se les volverá en contra.
La fórmula es simple: el mal humor social, el desgaste del gobernador y el deseo de revancha de la gente obligará al próximo gobierno a actuar de inmediato. Sobre todo en un caso tan doloroso como la reconstrucción.
- nota
Víctor Caballero ha replanteado su discurso de campaña, elevó el tono y se metió a la lógica de Cuauhtémoc Blanco. El último mensaje del médico sobre el museo Juan Soriano dejó de ser rosa; de golpe el candidato del PAN y MC se volvió duro contra Graco Ramírez y advirtió que como gobernador tomará acciones en contra de las decisiones del regimen actual.
El panista parece haber entendido que aunque la propuesta es importante, hoy la gente reclama justicia. El nuevo discurso del candidato podría representar también el replanteamiento de su estrategia: Caballero es el candidato de quienes buscan un cambio, pero no están convencidos de lo que representa Cuauhtémoc.
El punto es que incluso quienes quieren un cambio más prudente, esperan que la próxima administración aplique la ley contra quienes han cometido excesos desde el gobierno.
- post it
Me lo escribe un querido amigo a propósito de la inauguración del nuevo museo de arte sacro en la Catedral de Cuernavaca:
“En la celebración dominical en la capilla abierta de Catedral comentaban los fieles mientras se tapaban la nariz: huele a azufre.
Y es que los mal pensados decían que por ahí había estado el gobernador de Morelos en la inauguración de su ateo museo (éste si con obra).
La verdad es que olía así porque están restaurando la Catedral... o quizá si dejó una estela del fétido olor porque todo lo que huele a Graco apesta.
- redes sociales
Nueva moda en redes sociales: publicar fotos del rival político al lado de Alfonso Miranda. Ahora que el ex alcalde y candidato de la coalición Juntos Haremos Historia está detenido por delincuencia organizada ya nadie quiere aparecer a su lado.
Un dato: desde hace varios años Alberto Capella dijo que Miranda Gallegos andaba en malos pasos y que se lo iba a probar. Resulta que al parecer sí anda en malos pasos, pero se lo probó la federación.
¿O fue plan con maña que actuara la PGR para que no lo dejara libre un juez de Morelos?
- es viernes
Es urgente que los hombres entendamos que las mujeres son insumergibles e indestructibles; son, como las nombra una película no demasiado buena pero dedicada a ellas: “Magnolias de Acero”.
Poseen las aromadas características de una flor, pero también la enorme resistencia del metal; todo lo embellecen y todo lo resisten. Inútil, absurda e inmoral la exacerbación de la violencia masculina contra la mujer, es una canallada que lo único que esta mostrando es lo amenazado y temeroso que se siente un hombre frente a una mujer que ha decidido mostrarse, aprender, prepararse y asumir su libertad.
Mientras mas las golpeemos, más apretaran el paso rumbo a su autonomía.
Hoy toca.
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