Incognitapro

SOMBRERAZOS

ÁNGEL COLÍN LÓPEZ: CIEGO, SORDO Y MUDO

La noche de este miércoles fue asesinado en Amacuzac el ex alcalde y ex diputado local Andrés García Jaime. En Cuautla ya suman varios días de caos y bloqueos, provocados por trabajadores del Ayuntamiento que reclaman salarios y respeto a sus derechos laborales, situación a la que parece, se encamina el municipio de Ayala con empleados corridos por cuestiones electorales.

 

En Jiutepec ni la pegajosa canción que canta y baila el regordete alcalde en proceso de reelección, ha logrado ocultar la ola de ejecuciones que se han incrementado incluso a plena luz del día y en gran parte del municipio. Y ni que decir de las obras inconclusas por falta de recursos que se han convertido en tema de salud, por ejemplo en colonias como La Unidad Habitacional La Rosa, El Edén y Civac.

 

Este miércoles en Cuernavaca, una vialidad principal del Centro como lo es la calle Galeana, estuvo bloqueada al menos seis horas por maestros exigiendo el pago y bonos por el Día del Maestro. Además, una candidata a diputada por Morena, acusó ayer mismo en sus redes sociales haber sido víctima de agresiones en el poblado de Ahuatepec.

 

De los órganos electorales ni qué decir: tanto el Impepac, como el Tribunal Electoral están asfixiados en lo económico y en credibilidad. Una senadora acusa que desde Morelos un panista ha anunciado la ejecución de Andrés Manuel López Obrador, situación desmentida por el PAN Morelos. Los presidentes de los partidos políticos acusan que no han sido convocados por el secretario de gobierno para acordar en torno al proceso electoral, temas como la seguridad de los candidatos, de los centros de votación, del papel de los cuerpos de seguridad el día de la elección, entre otros.

 

En el Poder Judicial, un grupo de trabajadores jubilados cumple tres semanas en protesta exigiendo el pago de salarios desde hace seis meses. En el Legislativo estatal, la nueva sede a pesar de haber sido inaugurada desde el mes de febrero por el mismo gobernador, es inoperante y aún continúa su construcción.

 

Ni que decir de los pendientes por los daños causados por los sismos de septiembre pasado. O el compromiso con la transparencia, que al parecer está en tregua al no actualizar información pública de oficio.

 

Y ante todo esto, ¿dónde está la mano del secretario de gobierno? ¿Dónde está un mensaje de certidumbre a los morelenses? ¿Qué debe ocurrir para que haga algo?

 

No es exagerado afirmar que la inoperancia del actual secretario de Gobierno estatal, de nombre Ángel Colín López, ha puesto en riesgo el actual proceso electoral en el estado de Morelos.

 

Tras ser abogado litigante, Colín López asumió la titularidad de la dirección general de Gobierno el 16 de agosto del año pasado. Y apenas 136 días después, esto es, el 1 de enero de este año, tomó protesta como responsable de la política interna del estado, de conducir las relaciones del Ejecutivo con los otros poderes y los ayuntamientos, de la coordinación del gabinete estatal, entre otras atribuciones propias del Secretario de Gobierno.

 

En lo inmediato, tras asumir el cargo mostró “su limitado estilo personal de ejercer el poder”: se acomodó y acomodó a los suyos, limitó sus encuentros con medios de comunicación llegando al extremo de huirles o fingir llamadas en su móvil para evitar dar entrevistas, desconoció acuerdos del anterior titular incluso con personal a su cargo, no procuró e incluso destruyó los escasos puentes de comunicación con actores políticos de oposición, quedó sometido a la voluntad, acciones y decisiones del real operador político del actual gobierno estatal, que es Alberto Capella Ibarra, entre otros hechos que hoy todos lamentamos.

 

En pleno proceso electoral (etapa que muchos sugieren que es la fiesta de la democracia) amenazan al estado de Morelos nubarrones de descomposición política, prevalece un ambiente de inseguridad, se percibe un clima de persecución y señalamientos contra quien disiente y se opera no política, sino electoralmente desde los espacios de gobierno, ante la omisión, complicidad e inoperancia del responsable de la política interna en el estado, que todo indica que no ve lo que ocurre en Morelos, no escucha las voces que reclaman su intervención y calla ante todo.

 

 
Ámbito: 
Local