Crónica se une, de incógnito, a una brigada que, pago de por medio, recorre Iztapalapa para hacer la campaña callejera del Frente. Si les preguntan, díganles que son voluntarios, ordena Gil, el coordinador, antes de salir, además de indicar lo atractivo para el ciudadano (y votante): “El volante morado es el más importante” dice en relación al que este miércoles la propia Barrales mostró en el debate
"Lo que hacemos son visitas domiciliarias, llegamos a preguntar si conocen a Alejandra Barrales; si la respuesta es no, se les da la información. Traemos volantes, pero el morado es el más importante porque dice que les va a dar a las madres de familia 2 mil 500 pesos al mes, que esto la Jefa lo quiere meter como ley en la Ciudad de México”, instruye Gil, uno de los coordinadores de brigada.
El volante aludido es el mismo que estos promotores pagados verán en TV, durante el debate un día después, donde estaría la propia Barrales. La tarjeta pa’las Jefas con 2 mil 500 pesos precargados con recursos públicos.
Este día van cinco autos a perifonear (pasear bocinas que, a todo volumen y encima de los toldos, emiten la canción de La Jefa Barrales) y permiten el traslado de las personas que volantearán y harán campaña en Iztapalapa por 200 pesos diarios. Crónica se suma de incógnito,
Para empezar la jornada, hay que presentarse en la colonia Leyes de Reforma, donde está el punto de reunión. Más de 50 personas; muchas mujeres, todas las edades, embarazadas, con bebés de meses en brazos o un poco mayorcitos. Si los niños tienen más de diez años, también ayudarán, al menos a tocar puertas y entregar folletos.
10:30 am, el punto de encuentro es un cuarto de bodega: resguarda gorras, playeras, millares de volantes y listas de encuesta.
La cincuentena de promotores de Por la CDMX al Frente, deben repartir los volantes y hablar a favor de Barrales, la candidata a Jefa de Gobierno, y de Karen Quiroga, la aspirante a comandar esta delegación (pobre en economía, rica en votos): “Ya sabes, le vas echando verbo, verbo que no se salga de lo ordinario, no prometer de más, la Jefa quiere que estén bien y la chingada, bla, bla, blá… Les dices que sí, como dato, te podría proporcionar su nombre, que es para que corrobores que sí visitaste las casas”, instruye Gil. Después de la inducción, los coordinadores entregan una playera y una gorra para que el “voluntario” se uniforme.
Todos suben a los vehículos sin saber el destino que llevan; se dividen en grupos que tendrán una camioneta asignada. Cada vehículo lleva bocinas en el toldo y una consola de sonido. Antes de partir, ya han comenzado a sonar las canciones que acompañarán la jornada y que se repetirán sin parar: “A-A-A-Anaya” y “Con Barrales vamos al Frente...”
El pago de 200 pesos por día es lo que atrae a Jorge, adolescente de 13 años y sobrino de la coordinadora Mari. Dice haber cobrado su primera quincena de 2 mil pesos (diez días efectivos trabajados).
Carlos, de 19 años, que por “desmadre” dejó la prepa, menciona que el dinero le es útil para ahorrar, para regresar a la escuela; el chico quiere una carrera técnica en Enfermería.
VOLUNTARIADO. Gil advierte que si durante la visita y el recorrido alguna persona pregunta de dónde son o para quién trabajan, la única repuesta que deben dar es “que son voluntarios”. Traslado a la colonia que se perifoneará y empieza el jornal para ganar 200 pesos. Una a una se tocan todas las puertas, con la esperanza de que abran y puedan llenar en el menor tiempo posible las “listas de consulta” (el control para saber que el “voluntario” se ganó sus 200 pesos).
Si ven pasar a algún transeúnte, deben abordarlo, pedirle su nombre, su dirección, preguntarle si conoce a Alejandra Barrales...
En donde se les permita, hay que colgar mantas, dejar la imagen de los candidatos del Frente. Hasta en el manteado hay que seguir las instrucciones de Gil: “Mientras más arriba nos dejen, más chingona se ve, hay que tomarles foto”.
Se emprende el camino rumbo al Cerro de la Estrella, a la colonia El Manto: un trayecto de 20 minutos. A la llegada se asignan tareas, se juntan los equipos y se les da la ruta que seguirán a pie; se dota a los equipos de las lonas con la imagen de los candidatos y los volantes que deberán repartirse. Todos deben regresar a un punto de recogida en un par de horas.
El principal riesgo en este trabajo es toparse con simpatizantes de Morena. “Nos ha tocado pelear con gente que hace lo mismo que nosotros, pero para El Peje”, declaró un voluntario sobre ese tema.
Después de las primeras horas de colocar lonas, regalar playeras, gorras y bolsas para el mandado con el rostro de Barrales serigrafiado, los coordinadores dan la orden a los choferes de reunir a la tropa y llevarla hasta una tienda. La tarde está comenzando sin que el sol afloje.
Los voluntarios empezaron a comprar refrescos, papas. Aparece también —de entre los integrantes de una brigada— doña Maru, veterana de estas lides, con una bolsa de tortas. Perifonea a los perifoneadores: “de a 10 pesos las tortas pa’aguantar; tengo de jamón, queso de puerco, con chile del que te gusta, lleven las tortas”.
Así se va la primera parada técnica de hidratación y descanso. Dura poco más de una hora. Algunos optan por quedarse dentro de las camionetas para descansar; otros, por el intenso calor, se refugian en las banquetas con sombra. Los coordinadores están decidiendo entonces el segundo destino.
“Vámonos, cada quien a sus camionetas”, ordenan al fin. La camioneta en la que Crónica viaja de incógnito emprende el camino a casa de uno de los coordinadores. Allí se puede entrar al baño, algo importante cuando hay niños involucrados.
El segundo destino es alcanzado posteriormente, ya con la tarde entrada, y es en la colonia El Santuario, de calles inclinadas y callejones sin salida.
Otra vez horas de tocar de puerta en puerta. El barrio está caliente, un grupo de jóvenes lanza burlas al paso de los uniformados brigadistas: “Viva el partido verde”.
“Tienen que caminar en zigzag hasta llegar a la Avenida de Ermita, allí los recogerá su camioneta en la que venían”, indica el coordinador. En eso se irá la tarde.
En los rostros se nota ya que el sol ha estado pleno. Deshidratado debe haber más de uno. Sudor en la frente, movimientos de pies para relajarlos, botanas que pasan de mano en mano. Es una jornada dura y los descansos son aprovechados al máximo, como hacen los deportistas de alto rendimiento cuando sus fuerzas se están agotando.
Se dan las 8 de la noche y aún los “voluntarios” se están reagrupando. Ha sido una caminata larga, una jornada agobiante. Quedan 25 días más en los que se puede perifonear antes de las elecciones; equivalen a 5 mil pesos o 2 tarjetas Pa’la jefa.