José Antonio Meade no se siente solo en su campaña electoral. Ve detrás de sí a un priísmo activo que defiende su proyecto de país a futuro.Asegura que no hay “brazos caídos” entre los priístas y tampoco espera una traición desde el tricolor, porque el partido octogenario está convencido, afirmó, de que él es la mejor opción y lo puede mantener en el poder.
Durante un foro organizado por El Gran Diario de México, en el que estuvieron presentes los columnistas Héctor de Mauleón, Francisco Martín Moreno y Salvador García Soto, el candidato presidencial apostó que en la medida en que todos los aspirantes priístas en el país terminen de arrancar campañas, su propuesta llegará a todos los rincones del país y el convencimiento será mayor.
Lo que propone Andrés Manuel López Obrador, dice, “sin ninguna ambigüedad, nos va a echar para atrás 20 años”.
Está seguro de que el proceso electoral y la depreciación del peso frente al dólar sí tienen relación. Y es que el nerviosismo comienza a permear, asegura, por los personajes que están en contienda.
El PRI
Meade fue elegido candidato simpatizante del PRI para contender por la Presidencia de la República, para lo cual el partido tricolor tuvo que modificar sus estatutos. Hoy, Meade Kuribreña está cierto de que el partido que lo postuló está con él en toda su estructura, hay ánimo y los cambios hechos fueron necesarios y oportunos.
Las modificaciones, asegura el candidato, generaron una mejor sinergia en la campaña y se hicieron después de haber llevado a cabo evaluaciones.
“Lo que estamos pulsando es que hay entusiasmo, que cayó bien [el cambio] y nos permite poder traducir de mejor manera, ese era el valor importante. ¿Qué permite el cambio hoy? Permite decir que cuando empezaron las campañas de todos los cargos era un momento oportuno para definir qué quería decir la coalición, desde el punto de vista electoral y por lo tanto la posibilidad de decir: ‘Esta es la plataforma con la que vamos a caminar y este es el candidato con el que vamos a caminar’”, expresa.
La decisión de remover a Enrique Ochoa de la dirigencia nacional del PRI, defendió, fue del candidato, porque a pesar de no ser priísta, es el aspirante y su voz es importante dentro de una coalición que tiene un rumbo y unidad interna.
La prueba de que no existen brazos caídos, expresa, es que al interior, al menos del PRI, no hay bajas importantes entre sus filas: ex dirigentes nacionales apoyan su candidatura, ex senadores, ex secretarios de Estado, ex diputados, ex gobernadores y de ello no puede presumir —celebra— el PAN, por ejemplo, en donde sus dos ex mandatarios se alejaron y al menos dos ex dirigentes nacionales se fueron con Morena.
“Ex presidentes del partido están todos involucrados, grandes figuras del PRI en coordinaciones regionales: ex gobernadores, ex secretarios, ex subsecretarios, es una gran participación en cada uno de los encuentros. Yo sí veo un priísmo que está activo, no solamente defendiendo un legado, una visión de futuro y los veo bastante cohesionados; no descansando sólo en lo que estoy viendo. Evidentemente hubiera habido espacios para el priísmo fuera, hubo invitaciones abiertas y expresas, y lo que estamos viendo es más bien manifestaciones de apoyo, pero además comunicados, en gestión activa”, menciona.
Presume que ahí está Miguel Ángel Osorio Chong en la coordinación de las campañas de los candidatos al Senado.
“Y en su interés está que a los senadores les vaya bien en su contienda. ¿Creen que tiene para Osorio algún sentido hacer una campaña diferenciada? Por supuesto que no, ahí está la campaña y la hace con alegría y entusiasmo, con diálogo cercano. Ahí están los coordinadores regionales: Beatriz [Paredes], Mariano González Zarur, Carolina Viggiano, Manlio Fabio [Beltrones] y ahora Joaquín Hendricks, es una buena nuestra de ese priísmo.
José Antonio Meade dice que no teme a traiciones porque el mejor destino para los priístas es ganar y el tricolor está convencido de que va a obtener el triunfo.
“Comicios sí afectan tipo de cambio”
El candidato presidencial está seguro de que en un proceso electoral el tipo de cambio varía por el nerviosismo que llega a generarse sobre el posible ganador.
Apenas hace una semana y media, expone, se vendía un dólar en unos 17 pesos y esta semana se elevó a 20 pesos.
“Si uno revisa la historia reciente podría no tomar mi palabra como referencia. Las tres elecciones —2006, 2012 y la del año pasado en el Estado de México— a mi juicio ponen de relieve que sí hay relación entre el personaje y el tipo de cambio.
“En 2006 y 2012, previo a la elección, vimos un proceso devaluatorio y yo creo que el caso más claro lo vimos el año pasado en la elección del Estado de México, que se estimaba mandaría señales de cómo podría decantarse. Fue una elección que se pensaba estaba definida, resuelta, que la gente estaba enojada y esa elección la iba a ganar Delfina [Gómez]. Con el anuncio de que la elección no la ganó ella, el tipo de cambio se apreció 50 centavos”, asevera.
Meade Kuribreña, dos veces secretario de Hacienda y Crédito Público en dos administraciones distintas, asegura que comienza a haber nerviosismo. La elección, apunta, no es un tema de mercados pero sí de ver qué compromisos existen con las finanzas públicas sanas y la capacidad de generar crecimiento en el país.
“Si uno ve un compromiso con finanzas públicas sanas y una agenda de crecimiento que permita pensar que el país tiene un mejor destino, eso tiende a reflejarse en un tipo de cambio preciado”, advierte.
Es claro al exponer que las elecciones tienen consecuencias y la economía no escapa a ello. Los efectos, destaca, se verán con mayor claridad conforme se acerque la fecha de la elección, cuando la población vaya a las urnas a elegir el próximo Presidente de la República.
“Las consecuencias de esta elección hoy empiezan a cambiar el entorno electoral y deben llevar al electorado a reflexionar. Hoy vemos que el entorno es diferente al de hace 15 días”, advierte.
Las elecciones y su resultado, considera, se decantan con base en lo que la gente escucha y con lo que se informe el mero día de la jornada electoral y en ello va inmersa la fluctuación del tipo de cambio.
Paciencia ante salida de Zavala
El candidato de la coalición Todos por México (PRI-PVEM-NA) habla poco sobre la salida de Margarita Zavala de la contienda electoral.
La decisión de la ex panista, expone, es uno de esos eventos y circunstancias que habrá que ver cómo se decantan. Es necesario esperar, añade, a ver qué definen su equipo y ella misma.
“Más allá de eso, habrá que ver quiénes y qué definen los que veían en Margarita una alternativa de esperanza, una alternativa de una voz independiente una voz diferente.
“Tomará tiempo ir decantando cuál es el impacto en la contienda y me parece que es interesante también reflexionar que se pierde una voz valiosa en la contienda, se pierde una voz que daba a la contienda una voz independiente, una perspectiva diferente y una alternativa que era interesante respecto a las otras que estaban. Yo creo que enriquecía el debate democrático y el camino a la elección y nos debe llevar a reflexionar cómo quisiéramos construir una democracia en donde más de esas voces tuvieran un contexto de mayor equidad y de mayor posibilidad de participar”, manifiesta.
Meade no se atreve a decir si quiere a Margarita en su equipo o no, simplemente le aplaude su decisión y expresa su respeto hacia ella. Además, hace énfasis en el agradecimiento que tiene hacia el ex presidente Felipe Calderón, quien le dio la oportunidad de ser secretario de Estado en dos carteras (Energía y Hacienda). Espera que el ex mandatario panista esté también agradecido con él a partir de que entregó buenas cuentas y no tiene nada que reprocharle.
No reniega de EPN
Al preguntarle sobre su relación con el presidente Enrique Peña Nieto, y si renegaría de él, el candidato presidencial del PRI-PVEM-NA afirmó tajante que no. De quien hay que distanciarse, señaló Meade, es de Andrés Manuel López Obrador y de Ricardo Anaya, porque son los que aparecerán en las boletas electorales y a quienes la gente mira.
También, agrega, hay que renegar de la inseguridad, la pobreza y la corrupción, que son los problemas que aquejan al país.
Rememora que en el pasado sí había que deslindarse del presidente en turno, porque no había contendientes.
“Cuando el presidente [José] López Portillo estaba en campaña, se deslindaba del presidente [Luis] Echeverría, no había contra quién deslindarse, hoy sí, hoy te
deslindas de Andrés [Manuel López Obrador] y Ricardo [Anaya], inseguridad, corrupción, pobreza, esos son los temas y perfiles en la boleta”, menciona.
Exclama, además, que hay Meade antes de Peña y habrá Meade después de Peña, porque él tiene una historia de vida y cree en un proyecto en el que ha trabajado.
“Yo sí creo en la reforma educativa y lo digo, creo en la reforma energética y lo digo, y en una reforma de competencia, creo que la seguridad está mal y lo digo, creo que la pobreza podemos ser mejor y lo digo, esas son las definiciones que hay que tomar en cuenta”, indica.
No cree en encuestas
El candidato del PRI, PVEM y Nueva Alianza no cree en las encuestas. Las ve todas, pero insiste en que éstas no son las que definen la elección, es la jornada electoral y la conciencia de cada persona.
“La campaña se va a ir moviendo diario. Decía un político viejo y experimentado que en política las cartas se mueven todos los días y eso es cierto siempre, pero es cierto particularmente en una elección [en la que] nos encontramos con noticias, con eventos, con circunstancias, con debates que pueden hacer que la campaña gire, cambie, se matice, en donde nos concentremos en diferentes temas y en distintas circunstancias”, menciona.
Las encuestas, agrega, arrojan una elección competida, en donde hay un puntero que está consolidado, incluso antes de que comenzara el proceso electoral, pero desde esa perspectiva no se aportan mayores elementos que una dinámica que en competencia se mueve.
“La encuesta no refleja intención de voto, reflejaría esto si la elección fuera hoy y no lo es. Si uno revisa las encuestas llama la atención que es algo que, a mi juicio, en justicia y equidad debiera transparentarse: cuántas llamadas tengo que hacer antes de que alguien esté dispuesto a contestarme la pregunta; una vez estando dispuestos a aceptar la encuesta la contestaron y cuántos de los que la contestaron dijeron no tener opinión; calculando en algunos casos de alguna definición de un pulso de país con base en 600 encuestas o 700 cuestionarios repartidos en 32 entidades federativas y pensando que eso captura la emoción de un electorado de 88 millones, se antoja poco”, detalla.
Bajo esa lógica, para Meade el puntero en una encuesta no necesariamente gana una elección. La elección se gana, apunta, con la reflexión que hace cada votante el día de la jornada electoral e incluso los días previos, lo que ve y lo que escucha.
Anticiparse al proceso electoral
El cinco veces secretario de Estado en dos administraciones distintas pone sobre la mesa que él enfrenta una contienda en la cual comenzó a dar la batalla hace cinco meses. Ello, dice, frente a un personaje que lleva más de 12 años recorriendo el país (López Obrador) y otro que hace año y medio inició su caminar electoral (Ricardo Anaya).
Todo ello, reclama, representa evidentes actos de campaña que la autoridad electoral no ha querido ver por un modelo de comunicación política que no funciona como debiera. Claramente, defiende, hay una inequidad estructural.
Pone de ejemplo que si en noviembre de 2017 él hubiese utilizado sus redes sociales para revelar su intención de participar en el proceso electoral de 2018, hoy no sería candidato porque hubiese sido acusado de actos anticipados de campaña.
“Todo el modelo de comunicación política, desde mi perspectiva, es un modelo fallido, no ha garantizado equidad en la contienda de manera estructural. El reto, dado esa inequidad de origen, es cómo construimos y aprovechamos para que de aquí a que termine la campaña y todos los días previos, se generen mejores condiciones”, cuestiona.
José Antonio Meade destacó que se debe tomar en cuenta que este será el periodo de campañas más corto en la historia del país, de ahí que considera su desventaja frente a dos contrincantes que tienen más de un año en contienda.
“Ese ánimo de querer asumir que la elección está decantada nos regresa al modelo de equidad y nos llevaría a pensar que el más conocido al principio de la contienda es el que va a ganar y ese no es el caso, hay que dejar que esto decante”, afirma.
Cuestionado sobre la percepción de una sociedad que grita enojo, José Antonio Meade no lo percibe como tal.
Se sobredimensionan las cosas, expresa, es necesario dejar que las cosas caminen y que la gente elija a partir de sus intereses.
“Hay percepciones que se están viendo por la narrativa que se da(...) Más allá de lo que digan las encuestas, hay ambientes que se pulsan en la gente, en la sociedad y eso no se oculta”, asevera el candidato tricolor.
Al referirse al sector empresarial, José Antonio Meade atina a decir que éste gremio no ha tomado su decisión, porque hay hombres de negocios que simpatizan con uno y con otro.
“Hay que esperar”, concluye.