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OBSERVADOR POLÍTICO

 
 

Desde hace tres años en reportes de inteligencia del gobierno federal, se dio a conocer que en más de 200 municipios de 22 estados del país, el narcotráfico pudo financiar campañas electorales. Sin embargo, desde hace muchos años atrás y hoy más que nunca, está latente el riesgo de que el crimen organizado avance particularmente en zonas de alta marginalidad. En Morelos, esta historia se hizo realidad con la denuncia pública –que no ante la Fiscalía- de Alberto Capella, jefe policiaco que acusó que varios alcaldes de la zona sur habían sido financiados por el hampa en sus campañas.

CIUDADES INFILTRADAS.- Según datos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Procuraduría General de la República (PGR), ciudades como Ciudad Juárez, Monterrey, Hermosillo y Tijuana, es donde la delincuencia organizada se ha apropiado de las campañas de algunos candidatos. Todo esto tiene que ver con la disputa de las plazas en cada uno de los estados de la república mexicana. Tristemente, conforme ha ido avanzando el tiempo se han ido integrando entidades como Tamaulipas, Veracruz, Sonora, Coahuila, Baja California, Durango, Chihuahua, Nuevo León, Sinaloa, Guanajuato, Tabasco, Jalisco, Zacatecas, Estado de México, Hidalgo, Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Colima, Quintana Roo, Yucatán y Puebla. Y hoy, tristemente, los principales actores políticos están metiendo a la delincuencia en las campañas y esto puede resultar muy peligroso para Morelos.

De ahí la necesidad de que los contendientes analicen y recapaciten en sus declaraciones, todos sin excepción. Es urgente, pues, que los abanderados se moderen y contribuyan a las propuestas para ganarse la confianza del electorado, a través de reuniones, visitas y encuentros pero dejando de lado la confrontación que poco a poco se ha ido intensificando porque esto no le hace nada bien al Estado, el cual por cierto, se ha visto afectado por los crímenes que constante y permanente se registran en el territorio morelense. Hoy, lo que la sociedad demanda y exige es saber cómo le harán para resolver sus problemas en todas las áreas los candidatos que de ganar, los pongan en marcha y dejen ya de estarse peleando. Lamentablemente parece que esta es la estrategia que se empieza a utilizar entre los diferentes abanderados, quienes se acusan mutuamente de campañas negras. El llamado, a todos sin excepción es a la prudencia, a dejar de lado la crítica para buscar la propuesta porque amenaza con desbordarse con este tipo de ataques entre los contendientes ya en el cierre de las campañas rumbo al primero de julio.

PRI Y LA CUEVA DE ALI BABÁ.- Este fin de semana los operadores políticos del PRI en los 33 municipios del estado se quedaron sin su respectivo pago, el motivo, el robo –quizá fue auto robo- de tres millones de pesos y donde los conocedores del tema, reafirman que solo sabían dos personas de la llegada de este dinero proveniente del Comité Ejecutivo Nacional: Jorge Meade Ocaranza, el candidato a gobernador y el delegado en funciones de presidente, Antonio Lujo. Sin embargo, por ser dinero no claro, no pueden hacer nada y por tanto, trataron de minimizar el hecho y han ocultado el posible auto robo. Esta es la historia que se vive en el PRI, donde están tratando de hacer creer que hacen campaña y el dinero está quedando bien resguardado para cuando pierdan la elección el uno de julio. Después, ya con recursos vendrá el apoderamiento –que ya empezó- de lo que queda del viejo edificio del PRI para quedarse con las prerrogativas y dentro de tres años, decidir e influir en las entrega de las candidaturas a los diferentes cargos de elección popular. 

PABLO SERGIO, EL HOSTIGADOR.- Desde la llegada a Morelos de Pablo Sergio Aiespuro Cárdenas como vocal Ejecutivo del INE, todo lo que había construido Dagoberto Santos Trigo, lo echó a la borda. Las buenas relaciones y la cordialidad de la que siempre gozó se fue al vació con la llegada del norteño, en gran medida por su afición a las bebidas etílicas, que tal parece, le ha provocado severos problemas a su páncreas por el consumo a granel.

Y es que, para nadie es un secreto su afición a las costumbres del dios Baco. Sin embargo, ser un alcohólico empedernido no tendría en lo absoluto qué sorprender a nadie, lo grave, lo triste y preocupante es que se conjuga con su alto nivel de soberbia, puesto que en muchas de las ocasiones actúa así, bajo los efectos del alcohol. Insisto, el que sea adicto al trago es el problema. Si él desea comprimir su páncreas, muy su gusto. Lo preocupante es que la vicisitud reside en la toma de decisiones de carácter institucional. 

A manera de ejemplo, cuando los consejeros electorales del Consejo General, Roberto Ruiz Saldaña y Pamela San Martín Ríos y Valles visitaron Morelos, Aispuro Cárdenas mostró su ansiedad por las bebidas etílicas y les sugirió detener el vehículo oficial en un Oxxo, para comprar cervezas. Ellos se negaron. Él evidenció -otra vez- su adicción. Sin importar que venían de una gira por la zona cero, el área que quedó devastada en Jojutla por el sismo del 19 de septiembre del año pasado.

¿Cómo puede una autoridad de ese nivel mezclar su adicción con el mando del proceso electoral 2018, el más complejo de la historia? Esto no parece importarle a Pablo Sergio Aispuro quien sí lo hace. Quizá más preocupante aún es su forma de tratar al personal del Instituto Nacional Electoral, al que acosa, inventa, acecha, persigue, amenaza, hostiga, manipula y engaña con psicología barata para despedir a quienes no son de su agrado. Ejemplos hay varios. Y muchos de estos están a punto de salir a la luz pública para desenmascarar a un personaje que se siente todo poderoso por utilizar recursos federales de una institución que tendría que ser noble como el INE. Hoy, este personaje de triste y negro historial –ya fue señalado ante sus jefes en la CdMx- condiciona, el pago del finiquito de un trabajador. De esto y más, mucho más les platicaré, amables lectores, en mi próxima entrega.

 

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