La erupción es la segunda más violenta del país después de la ocurrida en 1974, con al menos 65 muertos y 46 heridos. Hay mil 877 evacuados y un número indeterminado de desaparecidos
La violenta erupción del volcán de Fuego en Guatemala este domingo dejó ya un balance de 65 fallecidos, en su mayoría muertos por asfixia y graves quemaduras, de los que sólo 13 han sido identificados. Según el último balance hay: 46 heridos, varios en estado crítico; mil 877 personas alojadas en albergues y un número no precisado de desaparecidos.
Eddy Sánchez, director del Instituto de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh), declaró que la erupción del domingo fue la segunda más violenta de la historia en el país centroamericano. Explicó que existe similitud con una “gran erupción” en 1902 del volcán Santiaguito, al occidente del país, mientras que “la más violenta de la historia” fue también en el volcán de Fuego, en 1974.
En esa ocasión se percibieron más daños “a la agricultura por el cubrimiento de cenizas, pero en esta ocasión fue un flujo de lava y material piroclástico [gases y nubes ardientes de polvo y arenas volcánicas] que descendió mil 500 metros por la ladera suroriental de la montaña, el que provocó el segundo evento de mayor magnitud de la historia.
Estado de calamidad. En un recorrido por la comunidad de El Rodeo, en el departamento sureño de Escuintla, una de las áreas más devastadas, el presidente Jimmy Morales dijo que su gobierno ha declarado el estado de calamidad pública con el fin de atender la emergencia y reparar la infraestructura dañada por las toneladas de roca y ceniza que cayó sobre las poblaciones, cultivos y pobladores.
Acompañado de su esposa, Patricia Marroquín, Morales hizo un llamado a la calma, a la serenidad, y también pidió “paciencia” a los habitantes. Dijo que se cuenta con cocinas móviles del Ejército para dar alimentos calientes a los damnificados, y que hay suficiente agua potable y, “bendito sea Dios”, también provisiones para cubrir la emergencia.
Temor a lluvias. Según el Instituto Nacional de Vulcanología, el coloso de Fuego ha vuelto a su normalidad, pero aún mantiene explosiones moderadas, con lo que no se descarta que se registre una nueva erupción.
El ente científico alertó que las barrancas de las faldas del volcán están llenas de material incandescente y que la principal amenaza son las lluvias que pueden provocar avalanchas hacia las comunidades asentadas en sus alrededores.
La erupción del volcán provocó el cierre el domingo del aeropuerto internacional La Aurora, de la capital, y la cancelación de al menos 14 vuelos comerciales. Las operaciones fueron reanudadas este lunes con un puente aéreo de ayuda humanitaria para los afectados, pero también se dio luz verde para los vuelos internacionales, luego de que las brigadas limpiaran la pista de aterrizaje hasta donde cayó la ceniza del volcán.