Cualquiera podrá comprar el agua de ríos, arroyos y embalses de estas zonas y utilizarla para agricultura, ganadería, industria e incluso para proyectos turísticos

Concesiona México agua de 10 zonas hidrológicas | La Crónica de Hoy

[ Primera parte ]

Ante la necesidad de agua para diversos usos y en un afán por impulsar un desarrollo que en lo posible sea sustentable, desde el 6 de junio se liberó el uso de los afluentes de las diez principales regiones hidrológicas del país para ser concesionadas al mejor postor.

 

Quien desee utilizar el agua de los ríos, arroyos y embalses para la agricultura, la ganadería, la industria e incluso para proyectos turísticos, puede solicitar una concesión en zonas de Chiapas, Tabasco, Campeche, Veracruz, Guerrero, Tamaulipas, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Estado de México, Querétaro, Guanajuato, San Luis Potosí, Aguascalientes, Durango, Jalisco, Nayarit, Zacatecas y Colima.

De acuerdo con los decretos por los que se suprime la veda en las cuencas hidrológicas, entre los propósitos de liberar el uso del líquido es para un manejo sustentable del mismo y modernizar los servicios de agua.

La Comisión Nacional del Agua (Conagua) señala que con los decretos del agua se reserva un volumen de agua para uso ambiental y público urbano de 170 mil 379 millones de metros cúbicos, lo que significa garantizar el líquido suficiente para más de 18 millones de mexicanos que aún no han nacido. 

Además se conserva la conectividad hidrológica entre las cuencas de cada una de las regiones, asegurando el flujo del agua que sostiene a más de 20 mil especies de flora y fauna.

El retiro de las vedas, señalan los decretos, se hizo con base en la recomendación emanada de estudios técnicos hechos por la Comisión Nacional del Agua.

Algunas vedas, hoy suprimidas, fueron decretadas en la década de los treinta del siglo pasado, cuando la población era de apenas la séptima parte de lo que es hoy.

Horacio Rubio Gutiérrez, gerente de Ingeniería y Asuntos  Binacionales del Agua, de la Conagua, dijo, en entrevista con Crónica, que la prohibición de usar el agua de las cuencas hídricas no se hizo de una manera inteligente, que permitiera desarrollar gradualmente a la sociedad, ya que era una prohibición total para usar esa agua.

Actualmente en el país hay 757 cuencas que comprenden 37 regiones hidrológicas.

De ese total, 17 son compartidas por Nuevo León y Tamaulipas en lo que se conoce como la Región Hídrica número 25, vedada desde 1931, donde  está el área natural protegida Laguna Madre y Delta del Río Bravo.

De ahí que, señala el decreto de liberación de agua, para promover la conservación de los ecosistemas acuáticos, hábitats y especies de la región se dejará un volumen de 713.759 millones de metros cúbicos anuales.

Rubio Gutiérrez señaló que con el uso libre del agua, se deja al medio ambiente en todas las cuencas no el mínimo, sino el volumen óptimo, “lo justo, para que se siga sosteniendo en la magnitud que se venía sosteniendo desde hace años”.

La región hidrológica número 30, Usumacinta-Grijalva, que abarca los estados de Chiapas, Oaxaca, Veracruz, Tabasco y Campeche, es una de las zonas más ricas en materia de biodiversidad.

Resaltan los parques nacionales Laguna de Montebello, Cañón del Sumidero y Palenque; las reservas de la biósfera Montes Azules, El Triunfo, Lacan-Tun Pantanos de Centla, así como las zona de protección forestal, de flora y fauna Cascada de Agua Azul y Chan Kin, y los declarados Monumentos Naturales Bonampak y Yaxchilán.

De las 83 cuencas que tiene esta región hídrica, 81 están liberadas para concesión, aunque con alguna reserva parcial para destinarse a uso doméstico y público urbano, cuando así lo requieran los estados involucrados, hasta por un volumen total de 400.117 millones de metros cúbicos anuales.

También se establece una zona de reserva parcial, en 74 cuencas, para destinarse al uso ambiental o conservación ecológica.

“En materia ambiental, en el Consejo de Cuenca del Grijalva-Usumacinta nos dijeron, vamos a apartar el 99.5 por ciento del agua para el medio ambiente en la cuenca alta, en la Selva Lacandona; en la cuenca media el 90 por ciento, y así se irá hasta el mar.

“Para lo que queda libre hay que tener un Plan de Manejo para garantizar el tema de no contaminar o de no invadir espacios que son de la naturaleza”, dijo el funcionario.

Los Planes de Manejo, a decir de Rubio Gutiérrez serán hechos por los Consejos de Cuenca, acompañados por la sociedad civil y la academia.

Sin embargo, lo Planes de Manejo se emitirán después de haber sido entregadas las primeras concesiones.

De acuerdo con la Ley de Aguas Nacionales, “La Autoridad del Agua deberá contestar las solicitudes (de concesiones) dentro de un plazo que no excederá de 60 días hábiles desde su fecha de presentación y estando debidamente integrado el expediente”. 

El otorgamiento de una concesión o asignación, establece la Ley, tomará en cuenta la disponibilidad media anual del agua, que se revisará al menos cada tres años.

Respecto al tiempo que se otorgan las concesiones, la Ley señala que no será menor de cinco años ni mayor de treinta años, de acuerdo con el uso, el desarrollo, el beneficio social y el capital invertido o por invertir.

Aunque se estimó la cantidad de agua a concesionar por cuenca, no hay una cifra previsible de cuántos títulos de concesión podrían entregarse.

Rubio Gutiérrez expresó que al quitar la prohibición total del uso de cuencas hídricas, se reservó entre 40 y 60 por ciento para el medio ambiente y entre ocho y diez por ciento para los mexicanos que vivirán de ahora y hasta dentro de 50 años.

“Se hizo el cálculo de población de aquí a 50 años y de cuánta agua consume un ser humano por año, por el número de mexicanos dentro de 50 años, y ese dato se convirtió en agua y se apartó”, explicó.

Pero los decretos que liberan el uso del agua, no prevén cómo garantizar que el líquido que se dejará para futuras generaciones será de buena calidad, no contaminado.

Sólo indican que la Conagua vigilará que se conserven las condiciones de cantidad, calidad y régimen hidrológico requeridas para cumplir con la reserva y, en su caso, emitirá lineamientos y reglas adicionales para normar las condiciones de emergencia y escasez extrema, con el objeto de regular el uso, explotación o aprovechamiento de las aguas.

Rubio Gutiérrez dijo que una posible contaminación podría “diluirse” en el amplio caudal de los afluentes.

“La carga de contaminantes será corta respecto a la capacidad del río de asimilar contaminantes y diluirlos a lo largo de su trayecto; eso fue una de las medidas colaterales, una de las ventajas colaterales, que obtuvimos al hacer estos decretos de los ríos más caudalosos del país donde había vedas”, señaló.

Tampoco habrá problema con el cambio climático, aseguró el funcionario de Conagua, ya que, por ejemplo, en caso de una prolongada y severa sequía, los volúmenes de reserva permitirían establecer alguna estrategia, en tanto pasa la contingencia.

“El cambio climático no quita el agua, simplemente la desplaza en el tiempo, la adelanta o la retrasa; en este sentido, si hubiera un cambio muy importante en la manera en que el agua escurre en México, el agua que apartamos para el medio ambiente va a servir como un gran resorte.

“Como esa agua no es de nadie y es de todos, porque es del medio ambiente, nos permitiría establecer alguna estrategia de qué hacer, porque sí hay agua escurriendo”, dijo.