Incognitapro

SERPIENTES Y ESCALERAS

 
Comenzaron los cierres de campaña y los candidatos se preparan para la elección. Lo que se necesitaba para ganar debió hacerse en estos meses o ya no se hizo, los que vienen son días para afinar lo que sucederá el día de la jornada electoral. De principio a fin el candidato puntero fue Cuauhtémoc Blanco y todas las encuestas lo colocan como el favorito para ganar la elección. Si no ocurre algo extraordinario, la noche del próximo domingo sabremos quién es el sucesor de Graco Ramírez.

 

El próximo domingo se llevarán a cabo las elecciones en México; ese día los morelenses elegiremos Presidente de la República, Gobernador de Morelos, senadores, diputados federales, alcaldes y diputados locales. El miércoles concluyen las campañas proselitistas y habrá un silencio político cuyo propósito es que el ciudadano reflexione su voto, analice lo que vio y escuchó durante las campañas y tome la mejor decisión. Si no ocurre algo extraordinario, la noche del domingo sabremos quienes serán nuestros próximos representantes populares y qué podemos esperar del futuro de nuestro país y de nuestro estado.

Los últimos dos meses han sido de intenso debate electoral en el país; a lo largo de todo el año, pero particularmente en las últimas ocho semanas la discusión política ha prevalecido en todos los espacios públicos y privados de México. La contienda que estamos viviendo puede ser determinante en el rumbo de la república y también del estado; en lo federal estamos ante la coyuntura de dar un viraje radical en el gobierno o apostar por la continuidad. Localmente el panorama es muy parecido.

En Morelos la lucha por la gubernatura está centrada en tres candidatos: el de la coalición Cuauhtémoc Blanco, quien desde el principio ha encabezado las preferencias electorales, el del PAN Víctor Caballero, quien se mantiene en la segunda posición y el del PRD Rodrigo Gayosso, que está en tercer sitio, pero ha mostrado una sólida estructura electoral para ir a la contienda.

A una semana de que se instalen las urnas comienzan a darse las declinaciones; a mediados de la semana pasada el voz-cero del candidato del PRI en Morelos tuvo la ocurrencia de afirmar que cinco de los ocho candidatos (Caballero, Demédicis, Nadia, Vera y Rojas) declinarían a favor de Jorge Meade, cosa que de inmediato fue desmentida por casi todos los aludidos. Ayer por la mañana el ex rector Alejandro Vera hizo pública su declinación a favor de Cuauhtémoc Blanco, a quien por cierto reiteradamente tildó de ignorante, de ocurrente y de payaso.

En la recta final de la carrera electoral en Morelos la contienda parece haberse reducido a dos candidatos: Cuauhtémoc Blanco y Rodrigo Gayosso; el primero tiene una amplia ventaja en las preferencias electorales y el segundo parece estar apostando su futuro a la fuerza de su estructura electoral el día de la elección. Víctor Caballero, aunque es el segundo lugar en las encuestas, se desfondó desde hace un par de semanas cuando sus patrocinadores le retiraron el apoyo y se quedó sin recursos económicos para cerrar la campaña.

Cuauhtémoc Blanco concluye el proceso electoral con una notoria ventaja en la preferencia electoral y la percepción mayoritaria de que ganará la elección a pesar de los constantes ataques que ha sufrido de parte del gobierno estatal y de los diputados de la legislatura morelense. El futbolista resistió los embates de sus adversarios y utilizó esa campaña para victimizarse y responderles en el mismo tono.

Rodrigo Gayosso cambio varias veces de estrategia a lo largo de su campaña, comenzó con un planteamiento de reconciliación y al final cerró con un discurso duro y de ataque directo. Lo que no modificó el perredista fue su plan de construir un fuerte andamiaje electoral conformado por figuras de todos los partidos y personajes de todas las corrientes ideológicas. Rodrigo ha integrado a su proyecto a militantes de todos los partidos en todos los municipios y su fuerza radica en el capital político que le aportan candidatos de distintas siglas. Tiene, por decirlo de alguna forma, un Frankenstein electoral.

La apuesta de ambos personajes es diametralmente opuesta; el primero basa su fuerza en el hartazgo social, en el enfado ciudadano con el gobierno de Graco Ramírez, en la simpatía popular que hoy despierta Morena y en el carisma propio. Para el ex seleccionado nacional la campaña ha sido compleja porque ha tenido que aguantar mucha presión y ataques, porque lo han intentado boicotear de diferentes formas y en más de una ocasión trataron de anular su candidatura. En campaña Cuauhtémoc Blanco hizo una sola propuesta: encarcelar a Graco Ramírez y a su gente más cercana. Con eso fue suficiente para que la gente lo apoyara.

El segundo intenta refrendar el triunfo de su partido con su fuerza estructural y sus recursos económicos. Rodrigo Gayosso quiso ser el candidato del Frente en Morelos, la alianza nacional conformada por el PRD, el PAN y Movimiento Ciudadano; al no lograrlo incorporó a su proyecto a un partido local y luego obtuvo el apoyo de facto del Partido Verde, que previamente rompió con el PRI. A lo largo de la campaña el perredista ha mostrado el poderío de su estructura con eventos multitudinarios y una visible robustez económica, lo cual no le ha ayudado a mejorar su posición en las encuestas, aunque le permite mantenerse con vida en la contienda.

El tono de los discursos y el ánimo de los candidatos punteros advierte lo que vendrá después de la elección; tanto Cuauhtémoc Blanco como Rodrigo Gayosso han dejado claro que no habrá tregua ni negociación, que se trata de un duelo personal y que el ganador no sólo se llevará la gubernatura, también actuará de manera personal en contra del rival. Ninguno de los dos abrió canales de diálogo, ni tampoco ha dado muestras de querer conciliar: Rodrigo se ha manifestado como un enemigo personal del futbolista y Cuauhtémoc ha dejado claro que no hay forma de pactar o negociar con quienes, dice, han lastimado a Morelos y lo agredieron en lo personal.

La campaña que estamos viviendo ha sido sucia en propaganda, pero extremadamente dura en lo que se refiere a posturas personales. La publicidad negra ha estado presente en todos los equipos de campaña, pero el posicionamiento personal de los candidatos Blanco y Gayosso no tiene antecedente en Morelos. Uno y otro lo han dejado claro: es una batalla personal y hasta donde tope; quien gane no se conformará con el triunfo, perseguirá al otro y lo meterá a la cárcel.

La que viene no será una jornada electoral sencilla.

  • posdata

Qué Cuauhtémoc no asista al debate es una muestra clara y contundente de que no tiene la posibilidad de gobernar, que no es capaz de confrontar las ideas, que no es capaz de exponer sus propuestas de gobierno, que no es capaz de convencer a los ciudadanos a través de la palabra a través del diálogo. Alguien que aspira a gobernar un estado debe conocer el estado y debe tener la capacidad para poder comprender los problemas, asimilarlos y dar respuestas bien  sustentadas.

Si te mueves con 200 palabras en el mundo es claro que tu comprensión de la problemática y de la situación que estamos viviendo en el estado va a ser muy pobre y las soluciones van a ser muy deficientes.

Algo que lo ha caracterizado (a Cuauhtémoc Blanco) es que ha sido un gobernante que bajo el pretexto de que el gobernador no lo ha dejado hacer nada, no ha resuelto problemas de servicios públicos, no ha resuelto el problema de inseguridad y la ciudad está en un completo abandono. Morelos no se merece cerrar con un gobierno como el de Graco Ramírez y abrir con un gobierno como el de Cuauhtémoc Blanco

Lo anterior lo dijo hace un par de semanas el ex rector Alejandro Vera Jiménez, quien a lo largo de la campaña electoral fue un severo crítico del futbolista, lo puso al mismo nivel del gobernador Graco Ramírez e insistentemente le llamó ignorante, improvisado, ocurrente y payaso. Parte de la campaña del abanderado aliancista fue explotar la falta de preparación académica del futbolista y su residencia; varias veces Alejandro Vera se prestó al juego de Rodrigo Gayosso y al de Graco Ramírez, replicó sus discursos, copió sus frases y enfocó sus baterías en contra del abanderado de la coalición en Morelos.

Recordemos que a Alejandro Vera lo buscó Morena para que fuera su candidato a la gubernatura y luego estuvo muy cerca del PRI con la esperanza de que lo hicieran candidato a gobernador. Los problemas financieros de la UAEM, pero sobre todo los errores personales cometidos por el ex rector en sus primeros intentos de incursionar en política le cerraron las puertas y lo dejaron sin una opción real de competir con posibilidades de triunfo. Vera Jiménez anunció que sería el candidato del Partido Humanista, unos días antes de que iniciaran las campañas estuvo en tratos para declinar por Víctor Caballero en el PAN y luego apareció como candidato de Nueva Alianza. A una semana de la elección el catedrático declina por la coalición en un intento de disimular su fracaso electoral y para tratar de obtener algo en el nuevo gobierno.

A la coalición le cae bien la suma de Vera porque le ayuda a fortalecer la percepción de triunfo. El ex rector no tiene votos que aportar a Cuauhtémoc Blanco (ni este los necesita), pero la dimisión rompe con la hipótesis priísta de formar un frente amplio en su contra. En los próximos días otros candidatos podrían seguir el camino del abanderado aliancista.

Alejandro Vera Jiménez fue un buen rector, pero un mal administrador y es un pésimo político. En algún momento el universitario parecía la oferta más sólida para gobernar el estado, pero el tiempo mostró que el académico no pasó de la lucha social focalizada ni fue capaz de armar un buen equipo de trabajo. Alejandro Vera salió mal de la universidad, en unos meses perdió el liderazgo que tenía y al irse a campaña por un partido tan mediocre como Nueva Alianza demostró que lo suyo no es la política ni la administración pública.

A Alejandro Vera hay que agradecerle lo que hizo por la UAEM, su esfuerzo al incrementar la matrícula, al duplicar la infraestructura y encabezar la lucha de las víctimas de la violencia; también hay que reprocharle su pésima administración y la quiebra financiera de nuestra universidad. Su dimisión por Cuauhtémoc Blanco es generosa, pero no puede ir más allá de un acto político.

El futuro del ex rector debe estar en la academia, no en el servicio público.

  • nota

La cancelación de la candidatura de José Luis Borbolla es un duro golpe para la coalición en Cuernavaca; sin Choche en la contienda, el panorama se le abre al candidato del PAN Javier Bolaños.

Al final de la semana pasada trascendió que el equipo del panista estaba en pláticas con Borbolla para incorporarlo a su proyecto; Bolaños sabe que Borbolla era la diferencia para ganar y perder la capital, pues aunque la fuerza de Morena en Cuernavaca es importante, sin un candidato como José Luis los números se reacomodan a su favor.

Puede ser que la sola inercia de Morena conceda el triunfo a la coalición en Cuernavaca, pero si Bolaños ficha a Borbolla y suma a las estructuras con las que Choche venía trabajando, es muy probable que la capital se vuelva a pintar de azul. Ni Marisol Becerra ni Antonio Villalobos tienen los elementos ni la estructura necesaria para ganar la elección y apostar a ganar una contienda sin  candidato es sumamente complicado.

Recordemos algo: la candidatura de Borbolla era apoyada por la gente de Rabín Salazar y ese grupo no quedo contento con el fallo del Trife.

Otro de los que se benefician con la destitución de Borbolla es José Luis Urióstegui, quien en un principio iba a ser el candidato de Morena.

  • post it

Semana clave para todos los candidatos. El manejo de la estructura y también de la percepción son claves antes, durante y después de la elección.

  • redes sociales

Los triunfos de la selección mexicana alegran a la gente y eso influye en el ánimo del ciudadano al momento de votar. Lo dicen los expertos.

Comentarios para una columna optimista:

eolopacheco@elregional.com.mx

Twitter: @eolopacheco

Facebook: Eolopachecomx

Instagram: eolopachecomx

Ámbito: 
Local