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SERPIENTES Y ESCALERAS

 

 

La del domingo es una elección muy importante para México y para Morelos. Hay que salir a votar, hay que hacerlo con libertad y plena conciencia de la importancia que representa. Más que pensar en quien gane las elecciones, hay que estar decididos a ayudar todos a que nuestro estado y nuestro país salgan adelante.

 

El próximo domingo 01 de julio acudiremos a las urnas a votar, en Morelos elegiremos Presidente de la República, Gobernador, alcaldes y legisladores; cruzaremos seis boletas electorales con casi una docena de nombres en cada una. La jornada cívica es muy importante para el estado y para el país, ahí decidiremos el futuro que queremos para nuestras familias y el camino que deben seguir nuestras instituciones en los próximos años. Es importante ir a votar y hacerlo en libertad, pero con la conciencia de que pase lo que pase, el 02 de julio México saldrá adelante.

A lo largo de los últimos meses hemos escuchado de todo: propuestas, acusaciones, promesas, descalificaciones y ataques de todo tipo de unos y de otros. Tanto a nivel nacional como en el estado la postura de los contendientes es la misma: unos se asumen como la salvación del país, son la legión de exonerados que hace algún tiempo eran parte de la mafia del poder, pero fueron perdonados por el señor y ahora presumen ser la única alternativa para México.

En Morelos sucede algo similar: aquí también hay quienes se sienten los salvadores del estado y envueltos en un manto redentor proclaman el cambio y prometen acabar con los malvados; muchos de estos, por cierto, eran hasta hace poco promotores del tabasqueño, fueron parte de su equipo y algunos de ellos, incluso, formaban parte de su primer círculo. Muchos de los perredistas que en el 2012 impulsaron a Graco y hasta hace unos meses lo defendían, ahora son sus más severos críticos.

Electoralmente la historia electoral se ha dividido en buenos y malos, aunque el rol depende desde el ángulo que se observe. Para Morena todos los demás son malos (hasta que se suman a AMLO) y para el PAN, PRD y PRI los de enfrente son la maldad hecha partido.

El escenario que nos han dibujado algunos para después del primero de julio es aterrador: México se convertirá en Venezuela y Morelos será un campo de fútbol llanero; en ambos casos el futuro es el hundimiento del país y de todas sus instituciones con la consecuente debacle de la economía, las libertades, la democracia y la felicidad de los ciudadanos.

Visto del otro lado las cosas tampoco suenan bien: si el PRIAN ganara las elecciones México se iría derechito al infierno y los demonios se aparecerían para reclamar un conteo voto por voto y la mutilación inmediata de todos aquellos que no bailaran al ritmo de Belinda la canción del sapito en honor a López Obrador y todos los candidatos de Morena.

Pero la reflexión que como ciudadanos debemos hacer antes de votar debe pasar por alto las historia de terror que unos y otros nos cuentan. México y Morelos necesita del trabajo y la participación de todos para salir adelante, no importa quien gane las próximas elecciones. Ningún presidente, gobernador, alcalde o legislador tiene la solución inmediata a todos los problemas que nos aquejan y nadie representa ni el cielo ni el infierno para los demás. En la política como en la vida no hay sólo blancos y negros, existen en medio de ambos colores una amplia gama de tonalidades que nos permiten trabajar, convivir y crecer unos con otros.

Veámoslo de esta forma: gane quien gane la elección del próximo domingo, México y Morelos seguirán igual, con sus mismos problemas y su misma gente, con su mismo ritmo de vida y sus grandes cualidades. El primer reto que tenemos como ciudadanos es salir a votar y hacerlo de manera libre y consciente de lo que representa nuestro sufragio; el segundo es reconocer a quien gane y apostar porque le vaya bien.

No hay manera de que el próximo presidente de México y el siguiente gobernador de Morelos puedan hacer las cosas bien si después de la elección se enfrentan a un conflicto post electoral o intentan gobernar a contrapelo de la gente. Esa lucha interminable de poder que vivimos desde hace varias décadas es lo que nos ha estancado, lo que ha impedido que crezcamos más y nos desarrollemos mejor, que mejoremos nuestra calidad de vida y extingamos los vicios que nos atrapan como nación, pero sobre todo, esa incesante lucha de poder ha permitido que crezca la delincuencia, se multiplique la corrupción y que nos dividamos como sociedad. No compremos el discurso satanizador de los partidos.

Una elección es un ejercicio democrático, no una guerra personal. Ninguno de quienes compiten por un cargo de elección popular va a hacer el trabajo que nos corresponde a nosotros, no nos solucionarán nuestros problemas personales ni atenderán nuestras necesidades cotidianas de vida. A ellos les corresponde conducir las instituciones, generar condiciones generales para que estemos mejor, pero no van a ponerse a resolver nuestro día a día.

Los políticos no han podido superar las diferencias políticas y a lo largo del milenio han prolongado sus enconos, hacen de sus diferencias de opinión un conflicto personal y a partir de ahí se la pasan peleando con y desde las instituciones. Los ciudadanos nos damos cuenta de ello, observamos esta batalla encarnizada y en muchos casos nos metemos también al pleito. Esto no ha ayudado a nada ni a nadie.

La lección del próximo domingo es muy importante para el estado y para el país, representa el punto de quiebre del sistema político actual y el inicio de la construcción de un nuevo sistema político y de gobierno. Pase lo que pase el domingo y gane quien gane la elección, es evidente que nuestro sistema político está agotado y nuestra clase gobernante ha sido rebasada.

El domingo hay que salir a votar temprano, hay que hacerlo en libertad y con la convicción de la importancia de participar. A muchos les pueden tratar de sugerir por quien votar, los pueden presionar para que se definan por un candidato o incluso los pueden tratar de comprar para que sufraguen por alguien en particular. Hay muchas maneras de tratar de manipular al votante y todas ellas, no importa de quien se trate, son deleznables.

Ante esta situación evidente la recomendación es simple: tomen lo que les dan y voten en libertad. No hay manera de que el sufragio se pueda manipular en la urna, en esos segundos en los que estamos solos frente a la boleta no hay manera de que nos obliguen a votar por alguien.

En esos segundos en los que cruzaremos la boleta, estaremos definiendo el rumbo de nuestro estado y nuestro país, pero sobre todo el futuro de nuestros hijos.

  • posdata

Dos candidatos han apostado todo a la elección del domingo y convirtieron una contienda democrática en una lucha personal. Rodrigo Gayosso y Cuauhtémoc Blanco van por el todo o nada, sin cuartel y sin tregua.

Ambos han definido muy bien sus posiciones y elevado la apuesta, entre ellos no ha habido ni habrá acuerdo y quien gane emprenderá la cacería del otro.

La que se avecina es para ellos (políticamente hablando) una elección de vida o muerte, es una jornada en la que se juegan su futuro político y eventualmente hasta su libertad. Para el ex seleccionado nacional no hay mejor motivación para ganar que actuar en contra quienes le han perseguido durante dos años; para los otros se trata de una lucha que no sólo les permitiría conservar el poder, también les daría los elementos para aguantar la embestida que vendrá desde el gobierno federal.

Entre Cuauhtémoc Blanco y Rodrigo Gayosso hay una enemistad manifiesta y un mutuo deseo de venganza; ambos se atacan, se cuestionan y se amenazan. Los dos apuestan al triunfo dominical no sólo para tomar las riendas del estado y concretar una aspiración política personal, lo busca también para tomar venganza del rival y actuar en contra de sus enemigos.

Entre ambos candidatos la lucha es personal y es por todo o nada. Si gana Cuauhtémoc Blanco el gobernador y todos sus aliados, incluyendo a su hijo, vivirán momentos muy difíciles, enfrentarán a dos gobiernos (el estatal y el federal) y tendrán que replegarse e iniciar una defensa legal, política y personal.

Si gana Gayosso la carrera política del futbolista podría haber llegado a su fin y sus alternativas para actuar desde cualquier trinchera en Morelos se habrán esfumado. Rodrigo revisará a fondo las cuentas del municipio y todos sus allegados vivirían una persecución similar a la que algunos panistas sufrieron en el régimen actual.

La lucha entre estos dos personajes es por el todo o nada, sin reglas ni tregua. El domingo unos y otros definirán su futuro político y el de sus allegados.

  • nota

Las que transcurren son horas clave para la elección. La veda electoral esta pensada para que los ciudadanos analicen las propuestas de los candidatos y decidan su voto, pero para los políticos es el momento de preparar la estructura y afinar la estrategia que se implementará la jornada dominical.

Electoralmente hablando, la del domingo es una contienda sumamente interesante, se enfrentará la popularidad con la estructura y el enojo contra el dinero. De los ocho contendientes la mirada está puesta en dos, esos mismos que luchan en lo personal y se amenazan mutuamente. Cada uno ha implementado un plan distinto, basado en sus virtudes y los elementos que les acompañan.

Las estrategias son diametralmente opuestas y se confrontarán el 01 de julio: por un lado veremos al candidato popular que es cobijado por un partido más popular aún; ese equipo apuesta a la ola nacional, al enfado local y a la participación del ciudadano convencido de que se necesita un cambio.

Los otros caminan en paralelo, su meta era generar la percepción de que estaban en competencia (lo lograron) y armar una muy fuerte estructura para movilizar el domingo (también lo lograron). Aquí el plan fue integrar a figuras de todos los partidos para que sumaran su capital a una misma bolsa y ganar con movilización, con la suma de todos y la fuerza que les da el estado.

Las estadísticas han dejado muy claro quién va a la cabeza y quien debe ganar la elección; quienes analizan la contienda desde otro ángulo dudan de esos elementos metodológicos, porque saben que en una entidad pequeña con un número menor de votantes, la posibilidad de ganar la elección con dinero siempre es posible.

El domingo por la noche sabremos quién tuvo la mejor estrategia.

  • post it

Los grupos delictivos han puesto su sello a las elecciones. A lo largo y ancho del país hemos visto cómo la sangre mancha el proceso y Morelos no es la excepción.

La del domingo puede ser una jornada complicada, según lo han manifestado varios candidatos. Esperemos que la prudencia impere en todos.

  • redes sociales

Al final de la elección ¿Cuántas de las encuestas publicadas acertarán en sus predicciones?

  • es viernes

Como yo lo entiendo, un regalo es ante todo un mensaje, una metáfora, un símbolo que el donador pone en manos del homenajeado. Al hacerlo le está diciendo: esto es lo que pienso de ti y de mi y del vínculo que tenemos.

Creo que sólo en estos casos se debería regalar, pues sólo con esta actitud un regalo adquiere relevancia y sacralidad. Un regalo es modesta y calladamente sagrado, es una forma simbólica de darle al otro esa parte de uno mismos que el donador quiere otorgarle.

Un regalo es un símbolo y una íntima entrega. La palabra símbolo, por sus raíces griegas, significa “moneda rota”.

En la antigüedad, las guerras, los viajes y las migraciones solían separar por mucho tiempos a los amantes, ellos necesitaban de una prenda que les permitiese reconocerse y reencontrarse al cabo de los años. Lo que usualmente hacían era partir una moneda en dos y conservar cada uno una mitad. A la vuelta de los años, frente al posible encuentro, los amantes se mostraban su pedazo de moneda (su símbolo) y la reunión era posible.

En el culto y los rituales de cualquier religión verán que constantemente aparecen símbolos del posible y deseado encuentro entre el hombre y Dios.

Más sencillamente: sólo el que es portador de un símbolo estará entregando un regalo digno de tal nombre.

El mejor regalo: un abrazo desde el corazón.

Hoy toca

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