Bienvenido a las grandes ligas, Andrés
Como nunca antes en la historia, las elecciones presidenciales de México despertaron un inusitado interés en los medios internacionales, pero de manera muy particular en los estadounidenses. Las razonas son claras, aunque superficiales. Andrés Manuel López Obrador es un político de izquierda cuya victoria, publicó The Washington Post, “es parte de la historia global de la emergencia de líderes populistas”. Claro, con una diferencia estratégica: México es la segunda economía más fuerte de América Latina, está entre las principales 20 economías del mundo, comparte tres mil 200 kilómetros de frontera común con Estados Unidos, y presenta un fenómeno de migración que ubica el presidente Donald Trump dentro de la seguridad nacional de su país. Lo que sucedió este domingo aquí, forma parte del mapa geoestratégico norteamericano.
La prensa estadounidense, que suele reflejar las preocupaciones de las elites económicas, del gobierno y el Capitolio, publicó editoriales este martes, en los que hay coincidencias en las altas expectativas que ha causado López Obrador entre los mexicanos, y si será capaz de cumplir sus promesas de campaña, que provocó la votación masiva más alta en la historia de la era de la alternancia, que comenzó en 2000. La preocupación es qué hará si no puede lograrlo.
En un editorial, el Post resalta el temor: “Como muchos de los líderes populistas, incluido el presidente Trump, López Obrador promete transformar el establecimiento político actual, dice que él solo es capaz de cumplir todas sus promesas, y ataca a los medios, a los tribunales, a los grupos de la sociedad civil y a todos aquellos que puedan contrarrestar su poder personal. Como otros populistas, el próximo líder mexicano ha sido vago y ocasionalmente contradictorio sobre las políticas específicas que piensa llevar a cabo, aunque insiste que llevará a cabo una ‘transformación’ comparable a la Independencia de México. En eso, es seguro que fracase. La pregunta es qué tanto daño puede hacer al sistema democrático que lo ayudó a ganar”.
A su vez, The New York Times, expresó sus reservas sobre López Obrador en su editorial donde apunta que entraña un misterio en sí mismo al ser un político que desafía los estereotipos. “Puede ser un ideólogo izquierdista y un pragmático, un populista y un conservador fiscal”, añade. “Comparte la aversión izquierdista al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, pero ha ofrecido continuar con las actuales negociaciones”. El principal riesgo para Estados Unidos “no es si mueve a su país radicalmente a la izquierda, sino si fracasará en estar a la altura de las altas expectativas que ha creado con su promesa populista de una transformación profunda”.
Los dos periódicos más influyentes en la vida pública de Estados Unidos, y la forma como están analizando a López Obrador, revela la alta preocupación de las elites a partir de los precedentes con líderes de perfiles similares a él. La prensa estadounidense tiene en la mente, como el Post lo ha desarrollado de manera amplia, a Nicolás Maduro, quien aprovechó los instrumentos de la democracia para coartar las libertades en Venezuela e ir construyendo un régimen autoritario. Otro ejemplo en su imaginario –al cual han dado mucha difusión– es Hungría, donde, en febrero, Viktor Orbán, un populista de extrema derecha, logró su cuarta reelección presidencial con una mayoría parlamentaria absoluta, gracias a la cual está convirtiendo una democracia en una autocracia.
El Post subraya en su editorial que López Obrador ha hecho muchas promesas que hacen dudar qué harán él y sus seguidores si en algún momento se dan cuenta que no pueden cumplirlas. Ante ello, pide que otros gobiernos, sobre todo en América Latina, estén alertas para ver si López Obrador erosiona las instituciones democráticas y la libertad de prensa, para evitarlo. No está gustando en el mundo la falta de contrapesos que se anticipan en México, con los resultados preliminares que apuntan a que el futuro presidente tendrá, por primera vez desde que hay elecciones democráticas en este país hace dos décadas, la mayoría en el Congreso y el Senado.
La real politik no es algo que conozca López Obrador, avezado en una política tropical mexicana cuyo cinismo la hace poco refractaria a lo que sucede en su entorno. Sin embargo, es algo que tendrá que aprender rápidamente. Se lo anuncia The Wall Street Journal en su propio editorial este martes, donde señala que no tardó en darse cuenta que va a tener que lidiar con otro tipo de elección cuando sea presidente, y esto tiene que ver con las decisiones que mueven a los mercados.
Desde la noche del domingo hasta la tarde del lunes, recuerda el Journal, el peso perdió uno por ciento frente al dólar, al evaluar los inversionistas lo que podría significar la mayoría en el Congreso y el Senado. Sólo la conversación que sostuvo con el presidente Donald Trump ayudó a tranquilizar a los mercados, pero el mensaje quedó claro. “El nuevo presidente –indica el diario–, tendrá que preocuparse de lo que piensan los mercados si quiere mejorar las condiciones de vida de los mexicanos”. Es decir, tendrá que aprender a medir el peso de sus palabras y las consecuencias de sus actos. O sea, bienvenido a las grandes ligas.
Nota: Desde el viernes circula a través de WhatsApp un texto que me atribuyen a mí que supuestamente fue censurado por Reforma. El texto, que desconozco si es real, no es de mi autoría, y por lo mismo, no pudo haber sido censurado. En El Financiero, quiero subrayarlo, la libertad ha sido plena e irrestricta.