Justicia, no venganza
Lo primero (y casi lo único) que dijo Cuauhtémoc Blanco en su campaña fue que iba a meter a la cárcel a Graco. Lo dijo tanto y tantas veces que al final ese lema de campaña se comió todo lo demás y se convirtió en su única y principal propuesta de gobierno. Desde las tiendas de enfrente la crítica no se hizo esperar, en diferentes tonos cuestionaron al futbolista que no dijera nada más y algunos, incluso, se pitorrearon de su formación académica, de su forma de hablar y hasta de su figura.
El discurso del ex seleccionado nacional no cambió en nada, aunque al final amplió el espectro: la cárcel no sólo sería para Graco, también incluiría a algunos secretarios y otros personajes que desde el congreso y otras esferas de poder abusaron de los recursos públicos, saquearon las instituciones y agraviaron a la gente. La lista comienza por Graco, pero incluye a Rodrigo Gayosso, a los hermanos Julio y Roberto Yáñez, a Manuel Martínez Garrigós, a Francisco Moreno, a Beto Mojica, a Jaime Álvarez, a Julio Espín y otros tantos personajes de la vida política, la iniciativa privada y hasta los medios de comunicación.
Alguien parece haber dicho al candidato que para vertebrar el discurso era fundamental hablar de justicia, por ello desde hace varias semanas Cuauhtémoc Blanco refiere que no se trata de una venganza ni tampoco de una cacería de brujas, sino de un acto de justicia que reclaman muchos ciudadanos y aplaude la mayoría de la gente.
A cinco días del proceso electoral la operación gubernamental para combatir el discurso del futuro gobernador es intensa; muchos de quienes jugaron de aquel lado, empezando por el propio Graco Ramírez, llaman de manera insistente a la reconciliación, a la suma de voluntades, a dejar de lado los rencores y anteponer el bien colectivo. Muchos de ellos, por cierto, nunca hicieron lo que hoy piden a Cuauhtémoc Blanco que haga, por el contrario, fueron rencorosos, vengativos y profundamente excluyentes.
Los resultados de la pasada elección en Morelos se pueden analizar desde diferentes formas, pero en todas aparecerá un ingrediente: el enojo social. Muchos veíamos que el triunfo de Morena era irreversible, pero pocos pudieron anticipar que la ola se iba a convertir en un tsunami que arrastraría todo a su paso. Este fenómeno no puede sustraerse de una realidad social, ni olvidarse en la futura toma de decisiones gubernamentales. Explico:
Los ciudadanos simpatizan con Cuauhtémoc Blanco y comulgan con lo que representa Andrés Manuel López Obrador y Morena, pero también están muy enojados con el actuar de esta administración y odian (no hay otra manera de decirlo) a Graco Ramírez. Es posible que la mezcla Cuauhtémoc-Morena-AMLO fuese suficiente para ganar la elección, pero es inobjetable que el mal humor social provocó que el triunfo fuera arrollador.
Es ahí donde toma dimensión el discurso de Cuauhtémoc Blanco: justicia. La gente está contenta con el triunfo del futbolista, pero se nota entusiasmada con la posibilidad de que cumpla su promesa de campaña. Esa oferta es la que más agrada hoy a los ciudadanos del futuro gobernador, es la que mantiene atenta a la ciudadanía y la que puede, si se cumple, catapultar al nuevo gobierno hasta las nubes.
Pero también es un arma de doble filo: si la administración de Cuauhtémoc Blanco no actúa de inmediato contra Graco Ramírez el imaginario colectivo puede comenzar a pensar que entre ambos personajes ya hubo un acuerdo y eso sería muy perjudicial para el nuevo gobierno. La gente no está desilusionada de Graco Ramírez, lo odia y espera que la ley se aplique en su cabeza y la de muchos de sus hombres y mujeres cercanos.
Hace unos días hablábamos del andamiaje que construyó el gobernador perredista con los actuales diputados para prevenir cualquier acción en su contra, se trata de una serie de nombramientos y ajustes legales para que la Fiscalía General, la Fiscalía Anticorrupción, la Entidad Superior de Fiscalización y el Poder Judicial estuvieran en manos de gente de Graco Ramírez, para que respondieran a sus indicaciones y obedecieran todas sus órdenes; por eso ahora intentan darle autonomía financiera. Si Cuauhtémoc Blanco piensa actuar en contra de la corrupción primero tiene que cambiar esa estructura, para que las denuncias y las investigaciones no queden en mano de los socios del gobernador saliente.
No se trata, como varios lo comentan, de un acto de venganza contra los adversarios políticos, es más bien, como lo ha dicho Cuauhtémoc Blanco, un acto de justicia que reclaman miles de ciudadanos y cientos de empresas que durante seis años fuerin lastimados por el actuar de esta administración.
Graco Ramírez dice que su gobierno está listo para que se apliquen todas las auditorías que sean necesarias, asegura que su administración fue transparente y que no han nada que se haya hecho mal. Su minúsculo secretario de gobierno añade que entregarán al siguiente gobierno un estado en paz, seguro y totalmente cristalino. De todo esto los ciudadanos tienen la mejor opinión.
El punto es uno: si el gobernador actual dice que no hay nada que ocultar y el próximo gobernador desea auditar a la administración saliente no hay porque hablar de revanchas o de persecuciones. Uno y otro están de acuerdo en la revisión de las cuentas y todos esperamos que quien lleve a cabo el análisis sea un tercero, un despacho profesional que actúe sin encomiendas políticas y proceda de manera absolutamente técnica.
Justicia es lo que la mayoría de los morelenses exigen al final de esta administración. Hace seis años Graco Ramírez llamó a Marco Adame corrupto, dijo que había robado el dinero del erario y se había coludido con la delincuencia organizada. Me dejaron un estado quebrado y totalmente vinculado al narcotráfico, dijo en repetidas ocasiones el tabasqueño... Pero nunca probó nada ni llamó a cuentas al panista.
Toca el turno a Cuauhtémoc Blanco, el deportista tiene que probar lo que ha dicho, debe actuar de manera inmediata y proceder en aquellos casos en los que se comprueben actos fuera de la ley. Si lo hace recibirá el aplauso y la confianza de miles ciudadanos. Si se olvida de su única promesa se convertirá en todo lo que ha dicho que quiere combatir.
- posdata
Empecemos con una reflexión simple: Graco Ramírez recibió a Morelos con una deuda acumulada de mil 200 millones de pesos; las finanzas del estado estaban sanas, los pagos a proveedores iban al día y los informes financieros coincidían con el dinero que le dejaron en los bancos.
Aún así la nueva secretaria de hacienda Adriana Flores dijo que les habían heredado una deuda multimillonaria que les obligó a pedir de inmediato un crédito (que nunca paso por el congreso, por cierto), para hacer frente al pago de proveedores por una serie de obras y contratos “sin justificar”. Ahí saltó la primera pregunta ¿Por qué pagar facturas sin justificar?
Después se contrató un crédito de casi 3 mil millones de pesos que dijeron iba a utilizarse para desarrollar obra pública que detonara la economía estatal. En una mesa de trabajo con diputados Adriana Flores llamó “burros” a los diputados por exigirle que mostrara los proyectos de obra que justificaban el monto del crédito que se iba a solicitar. Los documentos nunca llegaron, pero el crédito sí se autorizó.
Tiempo después el gobierno estatal acudió a la cámara de diputados por otro crédito y fue entonces cuando a pregunta expresa de los reporteros la secretaria de hacienda Adriana Flores dijo que el dinero del primer crédito ya se había gastado. En una reunión en el congreso la funcionaria dijo de manera pública que los recursos del empréstito se habían utilizado para pagar adeudos heredados y para cubrir la nómina de policías y maestros, a pesar de que eso era ilegal.
Hace unos meses, luego del sismo del 19 de septiembre, la administración estatal fue por otro crédito, afirmando que sería para apoyar a las víctimas. El gobierno estatal anunció un fideicomiso, juntó el dinero de varios programas y concentró una suma cercana a los 7 mil millones de pesos para el rescate de las zonas afectadas. El dinero no se ve.
Cuatro datos: 1- En el crédito de los 2,800 millones de pesos se etiquetaron 500 para la nueva sede legislativa; dos años más tarde se apartaron otros 500 millones del presupuesto 2017 para esa misma obra. ¿Costó mil millones? 2- Para la construcción del nuevo estadio de futbol de Zacatepec se destinaron alrededor de mil millones de pesos; la obra no incluyó un estacionamiento y luego de unos meses fue entregada a un empresario, sin costo y con los gastos de operación a cuenta del estado; el empresario es el dueño de Las Chivas, Jorge Vergara.. 3- Distintas obras de remodelación, empezando por las del centro de Cuernavaca se hicieron con un enorme sobreprecio y muy mala calidad. Independientemente de revisar el catálogo de precios ¿Por qué no se han aplicado las fianzas a las empresas que hicieron mal el trabajo? 4- La secretaria de hacienda fue nombrada contralora, es decir, ella misma supervisará y avalará su gasto.
Cuauhtémoc Blanco recibirá un estado endeudado como nunca antes en la historia. La pregunta es simple ¿En dónde está el dinero?
- nota
Rafa Reyes recibió ayer la constancia de mayoría que lo acredita como ganador de la elección en Jiutepec y futuro alcalde de ese municipio. Es la segunda ocasión que Rafa participa y también la segunda que gana, aunque la primera vez Manolo Agüero le robó la elección.
Pero la política igual que la vida da vueltas y concede revanchas; a Rafa Reyes le aventaron el aparato de estado, le arrebataron el triunfo y luego lo persiguieron. Tres años más tarde el corrupto Manolo Agüero no pudo reelegirse a pesar de los millones y millones de pesos que invirtió; la gente recibió su dinero, pero le dio la espalda y lo echó.
Rafa ganó con contundencia y ahora tiene un enorme reto enfrente. Jiutepec carece de muchas cosas, es una comunidad muy lastimada por la inseguridad, descuidada en sus servicios y saqueada en sus finanzas.
Los paisanos de Jiutepec merecen un buen gobierno como el que seguramente les dará Rafa. También necesitan que la nueva administración les haga justicia, revisando todas las arbitrariedades cometidas por el gobierno actual.
- post it
La vice presidenta del congreso local, la perredista Hortencia Figueroa Peralta, reconoce que el voto de castigo los hizo perder la elección. Cierto
La reflexión que sigue a este reconocimiento es básica ¿Qué hacer ahora?
Tanto para Hortencia como para muchos perredistas la decisión que tomen es fundamental para su futuro ¿Seguirán en el PRD? ¿Fundarán un nuevo partido? ¿Seguirán bajo la misma tutela política? ¿Corregirán sus errores o seguirán en lo mismo?
Hay muchas preguntas y muy pocas respuestas. Lo cierto es que quienes quieran continuar en la vida pública deben comenzar desde ahora a construir su futuro, corrigiendo sus fallas, replanteando las estrategias, tejiendo nuevas y mejores alianzas y sobre todo acercándose a la sociedad.
Los próximos tres años Morena tendrá un control absoluto de las instituciones y no necesita de nada ni de nadie para sacar adelante lo que quieran. Si lo hacen bien en la primera mitad del sexenio podrán refrendar sus triunfos.
Buena política, buena sociedad y buena comunicación, serán clave para todos aquellos que quieran regresar a la vida pública.
- redes sociales
Dato duro: ninguno de los diputados actuales que compitió en la pasada elección ganó. Los 30 legisladores se irán a su casa a descansar y algunos, quizá, tendrán que enfrentar problemas legales- Otros quedarán en el olvido político.
Los excesos se pagan.
- es viernes
De los autores que conozco y que escriben en mi idioma, no conozco a ninguno tan enriquecedor, tan puntual, tan inesperado y tan emocionante como Jorge Luis Borges. Su curiosidad parecía no tener límite y su dotadísima inteligencia fue, con el tiempo, cada vez más lúcida, más generosa y más dispuesta a compartir con el lector las novedades, las fantasías, los sueños, los mitos, las cosmogonías, los interminables laberintos de horror y de belleza que las generaciones han edificado.
Leer a Borges es una experiencia de vida. Se le lee con admiración, con envidia, pero sobre todo con el inmenso orgullo de saber que pudo escrutar y formular el universo (el real y el soñado, que quizá sean el mismo) con una intrépida y apasionada inteligencia.
Por Borges: Hoy toca.
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