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SERPIENTES Y ESCALERAS

 
Los abusos serán la constante de principio a fin en el régimen que está por concluir. Antes de irse, el congreso del estado se despachará con la cuchara grande y utilizará su mayoría para blindar al gobierno saliente, tratar de amarrarle las manos a Cuauhtémoc Blanco y sacar el mayor provecho personal posible de los últimos días que les quedan de poder. Una buena noticia hay en medio de todo esto: con la mayoría absoluta que tendrá Morena en la próxima legislatura, pueden revertir todo lo que están haciendo los diputados actuales. Incluso pueden llamarlos a cuenta.

 

 El proceso electoral fue muy duro, el duelo entre aspirantes no fue político ni con propuestas, fue una lucha encarnizada por el poder en la que no hubo tregua ni límites. Igual que a nivel nacional, en Morelos unos y otros se dieron con todo, se lanzaron amenazas, se descalificaron y utilizaron todas las herramientas a su alcance para ganar. Al final del camino los aspirantes presidenciales reconocieron su derrota, desearon suerte al ganador y guardaron sus armas; el propio presidente celebró la civilidad de la jornada y de inmediato abrió las puertas para una transición civilizada, sin sobresaltos. En Morelos no ocurre nada de eso.

Lo que estamos viendo en la tierra de Zapata a una semana de la elección expone con claridad a nuestra clase política y explica porqué la gente votó en contra de ellos. Aquí la guerra electoral fue igual o más dura que a nivel federal, pero a diferencia de la contienda presidencial los ataques no han parado y el intento de golpear al gobernador electo sigue desde los mismos lugares de siempre.

El gobernador Graco Ramírez no ha podido asimilar la derrota y en lugar de buscar un proceso de transición civilizado ha soltado a sus canes políticos. El tabasqueño quiere blindar su salida con una red de protección que ha venido construyendo desde hace varios meses en el congreso, en el poder judicial, en la Entidad Superior de Fiscalización y en la Fiscalía General. En complicidad con los actuales diputados el jefe del ejecutivo nombró a los fiscales que protegerán su salida y ahora acelera la autonomía financiera del poder judicial como parte del esquema general de protección para su séptimo año.

Pero no sólo eso, el cierre de su administración no sólo contempla terminar de fortalecer la estructura que lo protegerá en el poder judicial, también contempla un golpe directo a uno de los personajes claves del equipo de Cuauhtémoc Blanco: Alejandro Villarreal.

Si la política en Morelos fuera menos rural y los actores de poder tuvieran un poco más de inteligencia y cordura, el estado y su clase gobernante tendría mayor participación en el escenario nacional. El problema es que a pesar de la cercanía geográfica de Morelos con la capital del país, a la gran mayoría de nuestros políticos les caracteriza la mediocridad, la ambición económica, la sed de poder y el entreguismo con quien gobierna. La actual legislatura es el pináculo de la descomposición de nuestro sistema político y de gobierno.

La transición de poderes en Morelos no ha sido ni será pacífica, porque entre la administración que se va y la que viene no hay coincidencias, no hay diálogo, ni tampoco civilidad. Cuauhtémoc Blanco ha mantenido el discurso en contra de Graco Ramírez y este último ahora planea dar varios golpes a través de los diputados: imponer fiscales, dar inamovilidad a magistrados y golpear a uno de los hombres cercanos del gobernador electo. Todo esto va a tener consecuencias.

Cuauhtémoc Blanco tomará protesta del cargo el 01 de octubre, un mes antes lo harán los diputados de la siguiente legislatura (en donde Morena tendrá mayoría absoluta) y ellos podrá revertir todas las arbitrariedades que ha cometido el congreso actual.

Sin acuerdos políticos, sin diálogo, ni civilidad en la transición, los que vienen serán meses muy difíciles para quienes dejarán el poder. Algunos piensan que esta historia ya la conocen, dicen que ya la vieron y que a la vuelta el tiempo verán irse a quienes en unos meses apenas llegarán. Cierto, así es la vida y así es la política, con la única y muy marcada diferencia que no es lo mismo observar un gobierno duro estando de su lado, siendo parte de su juego y gozando de las mieles del poder, que sentirlo en contra.

Se avecina un cambio de historia, ahora serán otros los que tendrán el sartén por el mango y veremos una forma distinta de ejercer el poder. El andamiaje que colocó este gobierno no es tan sólido como lo creen y los funcionarios designados no serán tan leales como suponen; el Fiscal General, por ejemplo, podría renunciar muy rápido a pesar de su nombramiento transexenal porque le será imposible trabajar con un gobernador que no lo quiere ni confía en él y además su patrimonio personal, su notaría, depende de una licencia que le otorga el gobierno estatal.

Algo similar ocurrirá con el fiscal anti corrupción y con los propios magistrados. Suena sencillo hablar de amparos y de procesos jurídicos para defenderse, pero hay que tomar en cuenta un elemento intangible, pero muy fuerte: el poder. Contra algunos habrá persecución jurídica, contra otros veto político.

En tres meses Cuauhtémoc Blanco será gobernador de Morelos y manejará las instituciones del estado; Morena tendrá el control absoluto de la cámara de diputados y podrá hacer y deshacer lo que quiera, sin necesidad de consensar con otros partidos ni tomar en cuenta a la oposición. Hoy el ánimo de la gente es favorable al gobierno entrante y al partido que lo representa, cada golpe que lancen, cada político que persigan y cada acción de castigo que implementen recibirá el aplauso popular, independientemente de su desenlace jurídico. Por múltiples razones al gobierno entrante le conviene actuar en contra de los políticos de siempre.

La percepción popular que jugó en contra de Graco Ramírez ahora es favorable a Cuauhtémoc Blanco. Fueron tantos los excesos cometidos por la actual administración y tan burdo el manejo de muchos actores de poder político, que los ciudadanos no están pensando en la necesidad de que Morelos resuelva sus problemas de fondo, como el desarrollo económico, la infraestructura o el medio ambiente; la gente quiere venganza, demanda aplicación de justicia y castigo para todos aquellos que estuvieron cerca de Graco Ramírez, empezando por los diputados.

Sólo hay algo tan odiado en Morelos como el gobernador del estado: el congreso y sus integrantes.

  • posdata

No ha caído bien a muchos que Antonio Villalobos Adán recibiera la constancia de mayoría como ganador de la contienda electoral en Cuernavaca. En principio porque al Lobito, como le llaman algunos, no le conceden ningún tipo de merecimiento profesional o político para encabezar una administración para la cual no tiene preparación ni experiencia; por otro lado, afirman, el joven Villalobos no posee mérito alguno en la victoria del 01 de julio, pues esta se debe a la inercia de Morena y al esfuerzo que hizo José Luis Borbolla, por quien la gente votó en las boletas.

Aunado a ello el próximo alcalde capitalino carga a cuestas la imagen del Diario de Morelos y su fuertísima relación con el gobernador Graco Ramírez; lo que se ha visto deja mucho que pensar: el primero en levantarle la mano como ganador de la elección fue el candidato del PRD (aliado de Graco) y luego fue en las instalaciones de la estación de radio rosa donde la directiva de la empresa presentó al novel alcalde dando la mano al candidato panista (compadre del vice presidente del Diario de Morelos).

Mucho tendrá que trabajar Villalobos Adán para romper la percepción de que su gobierno será la continuación del régimen de Graco Ramírez y de Rodrigo Gayosso, así como el refugio del graquismo y el periódico rosa; esa idea ya está en la mente de muchos, principalmente en la del futuro gobernador, quien hizo todo para quitar del camino a José Luis Borbolla, pero le salió mal la jugada porque su lugar fue ocupado por Antonio Villalobos.

Gobernar una ciudad tan complicada como Cuernavaca sin el apoyo del gobernador ni del congreso será muy difícil; administrar la capital sin un equipo adecuado y con una percepción adversa puede ser tremendo para un joven que luce entusiasmado, pero que no ha dejado ver ninguna señal que genere confianza o confirme la inteligencia y la madurez necesaria para sacar a la ciudad del bache en el que se encuentra.

Antonio Villalobos tiene seis meses para cambiar la imagen que se está generando de él, particularmente la que lo relaciona de manera absoluta con el gobierno actual y su periódico de cabecera. Ninguno de los dos tiene hoy respaldo social, ni tampoco la calidad moral para apadrinar un gobierno que, en teoría, representa un cambio a lo que existe actualmente.

Los primeros pasos de Villalobos no han sido buenos y pueden marcar toda su administración. Esperemos que los siguientes sean mejores.

  • nota

Más tardó Manuel Agüero en perder la elección que en empezar su desquite contra el pueblo que le dio la espalda en las urnas.

Apenas unas horas después de que retomó el cargo el regordete alcalde inició el despido masivo de trabajadores y ordenó que de manera inmediata se comenzara a cobrar el servicio de recolección de basura.

El enojo del perredista es evidente y confirma que los ciudadanos hicieron lo correcto en no refrenarle la confianza; Manolo no sólo fue un mal alcalde, también es un mal perdedor que al sentirse despreciado ha lanzado un ataque contra la gente a la que hace una semana prometía ayudar.

Los excesos de Agüero ya eran públicos y ahora estarán bajo la lupa; dicen que el próximo gobierno municipal, el estatal y la cámara de diputados revisarán con lupa lo hecho en ese ayuntamiento y podrían actuar de manera inmediata en contra del payaso que bailaba y prometía basura gratis.

Agüero Tovar perdió la elección del 01 de julio, pero con las acciones que está tomando ahora es altamente probable que en algunos meses también pierda su libertad. Por lo pronto lo único seguro es que en muchos años no lo volveremos a ver en ningún cargo público o puesto de elección popular.

  • post it

Graco Ramírez dio un mensaje luego de que se confirmaron los resultados de las pasadas elecciones. Con voz entrecortada y el rostro descompuesto, el jefe del ejecutivo inició presumiendo que lo habían buscado de parte de López Obrador y continúo diciendo que la venganza no conduce a nada bueno.

El gobernador más rencoroso y vengativo que ha tenido Morelos cierra su ciclo con miedo, con resentimientos y con más rechazo y odio social que cualquier otro de sus antecesores. El perredista felicitó a la gente que votó, pero no a quien ganó las elecciones; tampoco deseo suerte a la nueva administración ni buenos augurios al estado.

Así se expresó Graco Ramírez:

Anoche mismo, recibí una llamada de quien será la próxima secretaria de gobernación Olga Sánchez Cordero, quien a nombre del presidente electo Andrés Manuel López Obrador me comunicó su interés de reunirnos a la brevedad, porque es la voluntad de quien será el próximo Presidente de la República establecer los puentes necesarios para el dialogo y la reconciliación en este país.

Quien gobierna tiene la obligación de sumar y gobernar para todos, estoy cierto por mi propia experiencia política que la revancha es estéril, cuando es necesario gobernar para resolver desde la más alta responsabilidad los problemas de seguridad, educación, salud, economía y la generación de empleos. Pero cada quien fija sus prioridades y la sociedad, no tengo duda, juzgará en su momento.

Instruí al secretario de gobierno Ángel Colín para que se comunicara con el representante del gobernador electo aquí en Morelos a fin de iniciar el proceso de entrega recepción del gobierno del estado, con la finalidad de asegurar que existan las condiciones, para una transición ordenada en beneficio de las y los morelenses.

Como demócrata he participado y contribuido a los cambios más importantes en este país y he aprendido, lo he aprendido muy bien, que en la vida no hay victorias y derrotas para siempre.

Esta es la opinión, la postura de su servidor como gobernador del estado y felicito a las y los morelenses, nos felicitamos porque participamos de una jornada electoral en paz, donde la gente decidió con toda libertad y no tuvimos mayor incidentes que lamentar, respetando el ejercicio del sufragio y las libertades en nuestro estado.”

  • redes sociales

La lista de personajes a los cuales les seguirán los pasos la próxima administración se está escribiendo con tinta indeleble. Después del gobernador, el que le sigue es Andrik Ruíz de Chávez, quien por varios años estuvo a cargo del área financiera de la secretaría de salud y hasta la semana pasada se hizo cargo de lo mismo en la campaña estatal del PRD.

El hilo se rompe por lo más delgado.

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